Luis Ugalde 01 de abril de 2024
En
estos días de descaradas y arbitrarias maniobras del gobierno autocrático hay
también pasos para que Venezuela vuelva a la vida. María Corina Machado (vetada
anticonstitucionalmente) nos dio la grata sorpresa de escoger y apoyar como
candidata sustituta a Corina Yoris, la Plataforma Unitaria de los partidos
apoyó esa decisión y la escogida -con inteligencia, honestidad y valentía-
aceptó ésta muy incómoda y trascendental responsabilidad. Los jefes del régimen
convencidos de su derrota, impidieron “por las malas”, la noche del 25, antes
del cierre de la afiliación de candidatos, la inscripción de Corina con
descaradas maniobras en el CNE.
El régimen, asustado ante la posible candidatura opositora, se quitó la careta y renunciando a su maniobra de “blanqueo democrático” y violando la Constitución y principios morales básicos, decidió competir “yo con yo”. El mundo (incluso la izquierda en Chile, Uruguay y los gobiernos amigos de Colombia y Brasil) se ha escandalizado, pero la dictadura desesperada ve en Cuba el modelo de permanencia en el poder, en una cárcel de pobreza creciente.
El
partido UNT (con Manuel Rosales) y la MUD (con Edmundo González Urrutia)
impidieron que los venezolanos quedáramos sin alternativa presidencial ante el
candidato de la dictadura. El régimen deseaba que, ante tantas trampas
gubernamentales, MCM y la Plataforma Unitaria renunciaran a las elecciones,
como en el pasado. Pero los liderazgos democráticos esta vez parecen dispuestos
a ganar las elecciones con la bandera del cambio aclamada por los millones de
sufrientes que necesitan que Venezuela resucite. MCM, no es candidata, pero es
líder principal del cambio y de la reconstrucción del país, que es mucho más
importante.
En el
triunfo electoral dela candidatura democrática nos jugamos el renacer de la
nación, acogiendo el grito adolorido del sufrimiento nacional y avivando la
movilización nacional espiritual (más importante que la movilización de calle)
para la exigente recreación de la nación. Lo importante es que el pueblo con
sus diferentes preferencias partidistas empiece a sentirse a sí mismo como un
solo pueblo, unido en la necesidad y deseo de cambio. Para ello, necesita ver
unidos en la acción electoral a María Corina, la Plataforma Unitaria de los
principales partidos demócratas y a Manuel Rosales… evitando la dispersión del
voto por el cambio.
El
régimen seguirá trabajando para que los 12 candidatos inscritos se dividan, y
enfrentados entre sí, colaboren con la continuación de la dictadura de hambre y
sin libertad. Pero, 85 % de los venezolanos quiere cambio y exige unión
inteligente para rescatar a Venezuela de la actual miseria.
La
transición política ya ha comenzado, pero necesariamente será ambigua, pues
durante un tiempo tienen que coexistir la oscura noche que muere y la luz del
día que nace. Los liderazgos democráticos tienen que entenderse entre sí,
aunque no se quieran. Empieza un largo camino lleno de obstáculos, en el que
los venezolanos no podemos quedar enredados en las candidaturas ni entrampados
en el odio al régimen, que nos lleve a malgastar las fuerzas en el castigo y la
venganza de tanto delito y agresión sufridos por parte de la dictadura. La
democracia ganará solo si no se deja configurar por el régimen agonizante.
Por el
contrario, ahora la nación necesita resucitar a las libertades y convivencia
democrática y no quedar atrapada en devolver mal por mal. Concentrarnos en
restablecer los derechos humanos sin presos políticos, atraer las inversiones
multimillonarias (por lo menos 200.000 millones de dólares en 10 años),
reactivar miles de empresas, con trabajo e ingresos dignos, rescatar la
educación en ruinas, recrear el sistema público de salud al alcance de los
venezolanos carentes de recursos…No tendremos vida, sin agua ni luz estable, y
con las instituciones públicas prostituidas y envilecidas al servicio
arbitrario del poder. Más de 7 millones de venezolanos fueron obligados a
buscarse la vida en otros países y, si continúa el régimen actual, más millones
se irán al exilio.
Queremos
renacer a la esperanza, y no nos engañamos pensando que democracia es regresar
a la política de hace tres décadas que, por enferma y carente de respuestas,
llevó a la mayoría a confiar en el mesías salvador que prometía venganza para
los descontentos y paraíso para los pobres. Ofrecimientos que se convirtieron
en realidades de ruina nacional y pobreza multiplicada.
La
tarea de salir vencedores en las elecciones de julio, luce inmensa y exige
sumar los votos seguidores de Rosales y de Machado (y de otros) para rescatar
el país. Todo esto es imposible sin un profundo renacer de las fuerzas
espirituales que, sacando lo mejor de nosotros, rompiendo las barreras que nos
dividen y decididos a recrear la nación.
LA
RECONCILIACIÓN NACIONAL es el milagro que necesitamos hacer para encontrarnos
hombro con hombro en la reconstrucción del país. Para ello desde ahora hay que
hablar, y hay que trabajar en una transición negociada con el régimen y entre
los demócratas. Estos días de Semana Santa y Domingo de Resurrección
rememoramos y revivimos la catástrofe que fue el asesinato de Jesús. Vemos a
sus seguidores, asustados, escondidos y huidos con la convicción de que la
muerte de ellos era el paso siguiente... El sorpresivo paso de la muerte a la
vida vino de Cristo resucitado por el Padre porque el amor es más fuerte que la
muerte.
Hoy,
la resurrección de nación (una vez reconocida la grave destrucción “revolucionaria”
del último cuarto de siglo), pasa por el perdón, la reconciliación nacional y
la negociación de la transición inteligente y sanadora hacia el rescate del
país en todas sus dimensiones. Pero, mientras sigan las persecuciones y
descaradas maniobras de la autocracia dominante, el cadáver de la democracia
venezolana seguirá en el sepulcro custodiado por los soldados.
Luis
Ugalde
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Para comentar usted debe colocar una dirección de correo electrónico