Daniel Lozano 10 de mayo de 2024
"¡Yo
vine porque quise, a mí no me pagaron!". Y así varias veces, a pleno
pulmón, coreado con rabia pero también con orgullo. Un pueblo
entero, al ritmo de sus mujeres y sus jóvenes, para dejar claro que el huracán
político encabezado por María Corina Machado lo empujan los más humildes de
una Venezuela profunda devastada por la revolución
bolivariana que todo les prometió y que casi todo les ha quitado.
El pueblito de Sabana de Mendoza, en los Andes venezolanos, ha tomado sus calles para apoyar a la líder opositora, decidida a cambiar la historia del país tras 25 años de chavismo. Y lo que dejaron claro desde el primer minuto es que estaban allí porque querían, que nada tienen que ver con las mini concentraciones oficialistas, con empleados públicos acarreados, milicianos y devotos evangélicos llevados por su pastor.
No fue
el único, hasta 11 paradas improvisadas forzaron estas gentes en el recorrido
triunfal de Machado por el estado de Trujillo. De nada
sirvieron las amenazas del gobernador chavista, la contraprogramación
revolucionaria para desplazar el acto opositor, que es como tapar el
sol con un dedo. A la misma hora, Nicolás
Maduro recibía en Caracas a una delegación
del Partido Comunista de China.
"Esperamos
y aspiramos a que cuando estés en el trono se acuerde de nosotros los pobres,
no vaya a ser como los otros presidentes que nos olvidaron. Usted es una mujer
guerrera, somos venezolanas", expuso Carmen Ocampo a Machado, cara a cara,
en el cruce de caminos donde vende comida.
"¡Eres
el futuro de nosotros, los jóvenes!", le ha retado una
jovencita en la llegada a Valera, a la carrera, ganando a otros
cientos que se querían acercar. "¡Por mi hija, por mi hija, por
favor!", ha suplicado otro hombre a la vez que elevaba a su bebé por
encima de su cabeza para acercarlo a la líder opositora.
"Este
proceso es de cada uno de ustedes, cada quien ha convertido esto en su propia
causa", ha concluido Machado ante sus miles de seguidores.
Venezuela
ha cambiado y de qué forma: ha transformado su desdicha en esperanza con fecha,
el 28 de julio. Pese a las trampas urdidas por el
régimen, que ha inhabilitado, de forma ilegal e inconstitucional, a la
propia Machado y ha bloqueado, sin dar una sola explicación, la candidatura
suplente de la filósofa de 80 años Corina Yoris, la unidad
opositora avanza hacia la fecha electoral con el aliento del pueblo y con su
nuevo candidato, el diplomático Edmundo González Urrutia, sellando alianzas y apostando por
ser el eje moderado para una transición tantas veces soñada.
"Tenemos
un país entero que anhela el regreso de nuestros hijos, vamos a construir un
gran país", ha clamado Machado, con el cartel de Edmundo en la mano, en
otra de sus paradas ante la emoción de cientos de personas que gritaban
libertad con todas sus energías, desde muy dentro.
La
dimensión de este hito político, que ha forzado el paso atrás de los tradicionales aliados del
chavismo en Colombia y Brasil, sólo se explica
desde su origen el año pasado, en la Venezuela más profunda y más
herida. Fue en los Andes, en los Llanos, en
la frontera, en el oriente donde creció la ola que alcanzó
los barrios más populares de Caracas y sorprendió a la clase media
capitalina que también desea el cambio, pero que lo ve desde una posición más
acomodada.
"Los
últimos 25 años en Venezuela indicaban que el chavismo era inamovible. Eso
se ha puesto en duda en las últimas semanas gracias al liderazgo de
Machado y a sus recorridos por el país, que no sólo ha devuelto la
esperanza a millones de venezolanos, sino también les ha contagiado una
energía y una determinación nunca antes vista. Por eso estamos ante lo que la
Historia plantea como encuentro entre un objeto que parecía inamovible y una
fuerza que parece indetenible, la fuerza política de Machado y la esperanza de
cambio de los venezolanos", ha explicado el analista Miguel Velarde a El
Mundo.
Es tal
la euforia que se vive que el gigantesco sistema de propaganda del
chavismo intenta responder a duras penas, aunque parezca imposible
retomar la iniciativa.
"Frente
a la contundencia de las imágenes de la gira de Machado han apelado a todo tipo
de argumentos que resultan, por decir lo menos, ingenuos. Es así como advierten
a su militancia sobre efectos visuales, gran angular en las cámaras, ediciones
en los vídeos, contratación de boots y hasta algoritmos en
redes sociales que sobredimensionan la presencia opositora en la calle. Uno de
los comentaristas del canal del régimen ha advertido, sin poder evadir una
especie de resentimiento en su reflexión, que las elecciones no se ganan
con likes en redes sociales", ha desvelado a este
periódico el sociólogo Gianni Finco.
La represión y
la intimidación del poder bolivariano no es
capaz de acallar tantas voces. Una de ellas fue la del emigrante Óscar
Castañeda, recién llegado de Colombia, que con sus palabras durante uno de los
mítines de Machado de la semana pasada conmovió a quienes allí se encontraban.
El Servicio Bolivariano de Inteligencia (Sebin) se lo llevó de
su casa horas después.
Hasta
los hoteles donde hace parada la líder opositora son cerrados y multados con
cientos de dólares. Pero el huracán no deja de soplar. "Por supuesto el
final es incierto y mucho puede pasar en el camino, y como dice la propia
Machado, hay que ir avanzando un día a la vez. Pero lo que ya es un gran logro
es que millones de venezolanos dentro y fuera han despertado una vez más de esa
resignación en la que habían caído y encuentran un liderazgo en el que pueden
confiar y en lo que ellos mismos pueden aportar para ese cambio que necesita
Venezuela", ha sentenciado Velarde.
Tomado
de: https://www.elmundo.es/internacional/2024/05/09/663d1433e9cf4ac8018b4579.html


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