BORIS MUÑOZ 28 de agosto de 2024
Como
enseñó Von Clausewitz, vencer en la guerra exige un juicio capaz de descifrar
la verdad entre el engaño y el ruido. Y la verdad es que si no se lucha ahora,
es probable que se reedite el escenario de 2013. La oposición debe
contrarrestar la normalización
A un mes del fraude perpetrado por el Gobierno de Nicolás Maduro contra los venezolanos ha llegado el momento de hacer una pausa reflexiva. ¿Qué ha ganado la oposición en su lucha por recuperar la democracia? ¿Tiene aún alguna probabilidad de éxito la mediación iniciada por Brasil, Colombia y México? ¿Puede la oposición romper el blindaje militar chavista? ¿Dónde queda hoy “hasta el final”, el famoso grito de campaña de María Corina Machado, adoptado como lema personal por legiones de ciudadanos? Y, sobre todo, ¿hay una estrategia para llegar allí?
La
oposición ha ganado lo que nunca antes: logró derrotar a Maduro de manera
aplastante y tiene las pruebas. Pero eso no ha sido suficiente para garantizar
el reconocimiento de Edmundo González Urrutia como presidente electo y echar andar
la transición hasta su toma de posesión como Jefe del Estado en enero de 2025.
Las gestiones de los presidentes Luiz Inácio Lula da Silva, Gustavo Petro y
Andrés Manuel López Obrador, en particular las propuestas de realizar nuevos
comicios y crear un cogobierno entre el chavismo y la oposición no tuvieron
tracción en ninguno de los dos bandos y se encuentran en un punto muerto.
Conversé
sobre este tema con una persona del entorno de Machado. Su visión sobre cómo
puede la oposición seguir avanzando está en reconocer que se trata de una
situación de guerra. Hay un frente amplio, en el sentido militar, donde se han
ido conquistando posiciones. Las ganancias más claras han sido la creación de
un liderazgo nacional alrededor de María Corina, la victoria de González
Urrutia, el operativo para obtener las actas y demostrar el fraude, la
convergencia política con otras agrupaciones opositoras y, algo no menor, la
alineación internacional a favor de la democracia que, por primera vez incluye
a gobiernos de izquierda y derecha a nivel regional.
“El
cobro está en marcha para convertir a Edmundo González Urrutia en presidente
constitucional luego de haber sido electo”, me dijo. Y para lograrlo propone
seguir una estrategia de confluencia con cuatro puntas: una dirección política
con objetivos claros, apoyo internacional ampliado, fragmentación del chavismo
y lo que llamó formas imaginativas de organización popular. Esta última punta
es quizás la más crítica y habría que traducirla como “mantener a la oposición
movilizada en un ambiente altamente represivo”.
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