Por Eddie Ramírez, 14 Febrero,
2012
De aquí al 7 de octubre tenemos
que definir cómo enfrentaremos al teniente coronel, si con guantes de seda,
como predican algunos o con guantes de hierro, como sostienen otros. Sobre
nuestro candidato unitario recaerá la principal responsabilidad de la campaña
para lograr la victoria.
Muchos piensan que para
conquistar a los llamados ni-ni y a los chavistas light hay que utilizar
guantes de seda para no dar golpes contundentes y que nuestro candidato no se
perciba como extremista. La argumentación se basa en que los ciudadanos están
cansados de enfrentamientos, que existe cierta veneración por la figura del
teniente coronel, así haya incumplido promesas, y que necesitamos esos votos.
La otra posición argumenta que
somos mayoría y que es necesario poner en evidencia la naturaleza totalitaria
del régimen, su intención de conducirnos a un castro-comunismo y sus
violaciones a la Constitución.
Los resultados de las últimas
elecciones y las encuestas indican que quienes adversamos al de Sabaneta somos
mayoría. Sin embargo, es una mayoría muy precaria que podemos perder por un
manejo inadecuado de la campaña o por las dádivas de quien dispone
arbitrariamente de los recursos del Estado.
Si se trata con guantes de seda,
parte de la población puede seguir percibiendo que el lenguatón es un santo con
la mejor intención, pero que sus colaboradores son unos ineptos.
Bajo esta percepción,
probablemente sigan dándole el beneficio de la duda por aquello de que “siempre
nos tiene presentes a los pobres, los oligarcas tienen la culpa”, lo cual
inclinará muchos votos hacia quien no cumple pero siembra esperanzas.
Tratarlo con guantes de hierro
obliga a diferenciar entre el pueblo chavista y Chávez. A sus seguidores hay
que expresarles respeto y asegurarles que el nuevo gobierno atenderá los graves
problemas de pobreza y de inseguridad. Que los más desvalidos serán apoyados
eficaz y eficientemente para que logren superar las limitaciones que les
impiden progresar y que no serán despedidos arbitrariamente los partidarios del
régimen que laboran en organismos del Estado.
Con respecto al dictador, ¿cómo
no desnudar su talante totalitario, sus persecuciones políticas, sus robos a
propietarios, su apoyo a grupos armados y la imposibilidad de que con sus ideas
decimonónicas podamos salir del subdesarrollo?
Deseamos la unión entre los
venezolanos, pero sin darle luz verde al autócrata. Quizá lo apropiado sea
descartar los guantes de seda y los de hierro y usar unos de cuero con los
cuales se puede noquear al lenguatón, poniendo en evidencia sus abusos e
ineptitud.
Como en botica: Por el desfalco
en el Fondo Pensiones de Pdvsa, el liquidador de las empresas de Illarramendi
demandó a Juan Montes, exgerente de la Pdvsa roja quien, según estatutos, actuó
con autorización de la Directiva de Pdvsa. El “ejército de Chávez” es tan
minoritario que debe acudir a las milicias y a la reincorporación de los
golpistas del 4F y 27N. ¡No más prisioneros políticos, ni exiliados!
¡No más prisioneros políticos, ni
exiliados!
eddiearamirez@hotmail.com
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