Oswaldo Pulgar Pérez en ND
Mi barbero es muy conversador. La
última vez, hablamos de dos temas muy interesantes. El primero fue la actitud
de la juventud venezolana ante la crisis que atraviesa el país. Él opina que
nuestra juventud habla mucho, pero hace poco.
Le dije que no estaba de acuerdo,
pues los he visto organizar manifestaciones como muestra de que quieren otro
modelo de país. Él continuó en su postura: -No. Los jóvenes, dicen, pero no
hacen. -Yo también puedo afirmar que quiero cambiar a mi país, pero no hago
nada por lograrlo.
Continuó diciendo que si cada
ciudadano trabajara a conciencia –los estudiantes estudiaran-, tendríamos otro
país. Y en esto le dí la razón. Veo a muchos estudiantes manifestando, pero a
pocos estudiando. “Lo cortés no quita lo valiente”. Se puede, y quizá se debe
manifestar, pero la principal tarea del estudiante es estudiar, mejor dicho
formarse.
Formarse es mucho más que estudiar.
Formarse es tener “ideas madres” que dirijan nuestra conducta, en un esfuerzo
por ser coherentes. Ideas que no sean negociables. Ideas que no son opinables,
porque la gravedad de los temas que encierran, así lo exige.
Hay que estar atentos para no caer
en un activismo estéril. Rafael Tomás Caldera en un ensayo titulado “La
Formación Intelectual” lo explica muy bien: “En definitiva ¿no se está
proclamando un activismo, que equivocadamente contrapone pensamiento y acción?,
para descartar el primero y quedarse con la segunda?”
Sacrificar el pensamiento, es
también sacrificar la acción, pues ésta es producto de aquélla. Además de esto,
hay que vivir como se piensa. Yo no puedo defender algo y practicar lo
contrario. No puede haber “grietas” en mi vida. Dicen que “el que no vive como
piensa, termina pensando como vive”. Es una consecuencia lógica de la
incoherencia.
El otro tema tratado fue el cultivo
de la inteligencia, pero eso es harina de otro costal, que sin duda me servirá
para otro artículo.
@oswaldopulgar
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