ALFREDO MEZA Caracas 29 OCT 2014
Nicolás Maduro acusa a
Estados Unidos de provocar la caída del precio del petróleo
El presidente de Venezuela, Nicolás
Maduro, ha acusado a Washington de provocar la caída de los precios del
petróleo. Es una acusación que trasciende el rechazo de rigor del chavismo ante
la conducta imperial de Estados
Unidos para anclarse en argumentos geopolíticos. Las compañías
petroleras estadounidenses, explicó el gobernante, están utilizando "un
método salvaje" para extraer petróleo de esquistos "con un costo
impagable para el planeta por la desesperación de tener el control energético".
La sobreoferta de crudo perjudica al
Gobierno venezolano porque Maduro, igual que su antecesor Hugo
Chávez, apostó todas sus fichas a la estrategia de mantener elevado el
precio internacional de su principal producto de exportación para financiar su
proyecto político estatalista.
En 15 años poco se ha hecho para
incrementar la producción petrolera —que no supera los tres millones de
barriles diarios que ya se producían en 1998, antes de la "revolución
bolivariana"— y asignaron a Petróleos
de Venezuela (PDVSA) responsabilidades distintas a su negocio. La
principal empresa de Venezuela, que aporta el 96% de los ingresos del fisco, es
también la caja chica de la Gran Misión Vivienda Venezuela, el programa masivo
de construcción de viviendas para damnificados de las crueles inundaciones de
2009 y 2010, y de todo el gasto social del Gobierno.
Con el aparente fin de la época dorada
de los precios altos —la cesta venezolana (el precio medio del barril) cerró la
semana pasada en 75,9 dólares (62,3 euros)— también llegarán cambios en la
estrategia geopolítica venezolana. Según los analistas, en una aparente muestra
de raciocinio, Caracas ya ha comenzado a recortar los envíos a Petrocaribe, la
alianza energética fundada por Chávez en 2005 para vender petróleo a plazos y
con interés bajo o intercambiarlo por bienes que no se producen en el país. Los
datos más recientes indican que las exportaciones a países signatarios de ese y
otros acuerdos se redujeron en 106.000 barriles durante el segundo trimestre de
2014.
Si este recorte afecta o no la tutela
que Caracas ejerce sobre las islas del Caribe Oriental y algunos países de
Centroamérica en los foros hemisféricos es un asunto que está por verse. La
analista internacional Elsa Cardozo cree que sí: "Este golpe será mucho
mayor que los anteriores porque hoy la diplomacia depende en mucho mayor medida
de la chequera petrolera".
Maduro no se enfrenta a un escenario tan
catastrófico como en el pasado, pero sí preocupante.
Tiene lo que Cardozo llama la fuerza del
acreedor para seguir ejerciendo su influencia. En un artículo publicado en el
El Nacional, el economista Leopoldo Martínez calculó que en el marco del
acuerdo de Petrocaribe entre República Dominicana, Jamaica y Bahamas adeudan
más de 21.000 millones de dólares. Son los principales deudores de un área que
contrajo compromisos con Venezuela por otros 25.000.
La firma Barclays calcula que, por cada
dólar que disminuye la cotización del barril, Caracas deja de ingresar en sus
arcas 728 millones de dólares. En un año, según estimaciones de Bank Of
America, podría dejar de contar con unos 10.000. La otra opción para cumplir
con sus compromisos internos sería recurrir a los mercados internacionales,
pero el Gobierno ha descartado esa posibilidad debido a los costes crecientes
del endeudamiento por el deterioro en la percepción del riesgo crediticio.
"No vamos a pedir crédito en esas condiciones que quiere imponer la banca
mundial capitalista", dijo ayer Maduro. "No lo vamos a hacer. Tenemos
otras fuentes, afortunadamente".
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