Freddy Paz octubre de 2014
En los últimos quince años, las
promesas del gobierno en materia de producción, abastecimiento, seguridad,
calidad de vida, empleo, salud, alimentación, entre otras solo quedaron en una
ilusión fallida, para el recuerdo de millones de venezolanos que se enfrentan a
una realidad completamente alejada de aquellos sueños de igualdad y prosperidad
ofrecidas por quienes han gobernado nuestro país en los años de la
“revolución”.
La verdad, es que los venezolanos
hemos sido acosados por una inseguridad que impacta negativamente en la opinión
pública en un 72%; un desabastecimiento ó escasez que afecta al 74% de la
población; un alto costo para la vida de los hombres y mujeres de ésta patria,
estimada por opinión popular en un 36%; una tasa de desempleo que representa
para el pueblo el 23% de los problemas que impactan la vida de los ciudadanos.
Las promesas del gobierno van en
dirección equivocada. La situación general del País es mala, lo que nos permite
señalar que la gestión de los rojos durante éstos quince años de bonanza
petrolera, ha logrado llevar al País, a una crisis económica y política que hoy
vivimos los venezolanos.
Las humillantes colas son para todo.
Para comprar alimentos, medicinas, gas para cocinar, para surtir gasolina en
Táchira y Zulia, etc. A esto le sumamos las constantes decisiones del alto
gobierno, de someternos a diversos controles cada vez más rígidos, que atacan
los problemas de forma, pero no llegan a la solución de fondo.
Donde quedaron las promesas de pleno
empleo con un gobierno que desde el año 2002 ha efectuado cerca de 2000
intervenciones a la propiedad privada. (Empresas, estacionamientos, galpones,
fincas, locales e inmuebles residenciales que fueron engordando la lista de
expropiaciones del gobierno y creando desempleo y desolación, violando
flagrantemente el Artículo 115 de la Constitución Nacional).
El costo de las intervenciones de los
últimos años llega a 25,5 millardos de dólares, de los cuales el estado aún no
ha honrado 12,5 millardos de dólares, 48% de la deuda. Solo basta con visitar
algunas de las fincas expropiadas en 2010 en el Sur del lago de Maracaibo o
cualquiera de las empresas que fueron expropiadas para constatar la triste
realidad.
Como se puede hablar de soberanía
alimentaria cuando en lo que va de año se han aprobado 2,9 millardos de dólares
para la compra de un millón 281 mil 250 toneladas de alimentos por medio de
importaciones provenientes de Argentina, Uruguay, Bolivia, Brasil, Ecuador,
México, Nicaragua, Colombia, Nueva Zelanda, España, Italia, Canadá y Sudáfrica.
No puede haber prosperidad, ni
progreso, ni empleo, acabando con la producción nacional e incentivando la
economía portuaria que beneficia a unos poquitos enchufados.
Como hacemos los venezolanos que
mensualmente debemos realizar el mercado familiar. Comprar medicamentos, pagar
servicios, costear transporte, alimentación, educación, etc., con el precio de
la Canasta Básica Familiar para el mes de agosto de 24.541,63 bolívares, es
decir 5,8 salarios mínimos. Pero lo más triste es que los productos ni siquiera
se consiguen por la escasez. Y cuando se logran conseguir, los altos costos
impactan en la vida de los venezolanos. Según el CENDA, para el mes de mayo
padecemos una escasez cercana al 30% en el rubro de alimentos. Otro tema, es el
drama de la escasez de medicinas y material médico quirúrgico que ronda el 50%,
según cifras oficiales.
Sin soluciones y resultados concretos
hasta ahora, van 21 planes de seguridad en estos últimos 15 años. 13 Ministros
han pasado por la cartera de Interior y Justicia, pero al menos 4.680
homicidios se registraron en Venezuela entre enero y abril de 2014, una cifra
que proyectada a todo el año equivaldría a unas 14.040 muertes violentas, según
un trabajo publicado por el diario El Universal en el mes de mayo del presente
año.
Todo este sombrío panorama ha
provocado una diáspora sin precedentes en Venezuela. Despedirse de familiares,
amigos y seres queridos para buscar un mejor futuro, se ha convertido en una
historia común en Venezuela. Se estima que un millón 600 mil venezolanos están
ya fuera del país, de ellos, un 90 % son graduados universitarios, 40 % tiene
maestrías y 12 % tiene doctorados, lamentablemente con el pasar de los meses,
esos datos siguen aumentando. Miles de venezolanos en plena capacidad
productiva, que ven frustrados sus sueños de progreso y estabilidad por falta
de oportunidades, buscan en la emigración como el último de los recursos para
obtener un nivel de vida que premie sus años de estudio y de esfuerzos.
Tenemos un país que vive bajo la
sombra de los controles por parte del estado: Chips para racionar la gasolina,
controles biométricos para comprar alimentos, multas por consumo eléctrico,
control de divisas, etc. Donde quiera que se vislumbre una falla social
producto de la ineficiencia gubernamental; se implementan más controles que
lejos de promover soluciones, afectan más a los ciudadanos que desean
oportunidades para el trabajo emprendedor.
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