Por José
Domingo Blanco, 17/10/2014
¿Resignación? Una
palabra con la que suelen consolarnos cuando “ya no queda más remedio”. Cuando
la pérdida será inminente. Nos resignamos cuando perdemos a nuestros seres
amados. Nos resignamos cuando nos separamos de nuestros hijos, quienes deciden
marcharse porque el futuro que les depara Venezuela es aterrador. Una palabra,
si se quiere, injusta para quienes la reciben como consuelo en momentos
aciagos. ¿No será acaso nuestro exceso de resignación lo que le ha dado fuerzas
a este régimen que suma un importante prontuario de abusos y atropellos?...es
probable. ¿Y a alguien le importa? ¿A quién le importa?
El diario Tal Cual, en
su dolorosa cuenta regresiva, nos anuncia que le quedan menos de 7 sietes días
de papel para imprimir. ¿Qué va a pasar cuando deje de circular? ¿Nos
lamentaremos y después, tan sólo nos resignaremos a que, una vez más, el
régimen sigue forzando el cierre de medios de comunicación que valientemente se
le oponen? Porque así ocurrió con RCTV. Chávez, con el cuento del vencimiento
de la concesión, la cerró porque el canal le era incómodo a sus intereses. Y a
todos nos dolió; pero, ¿qué ha ocurrido a la fecha? Estamos resignados a que
ahora, donde otrora sintonizábamos a la emblemática Radio Caracas Televisión,
está ese bodrio –que ni ellos ven- llamado Tves. Forzar el cierre o
desaparición de los medios que son incómodos -o doblegarlos, a punta de
realazos, a cambiar su línea editorial- es parte de la estrategia con la que
han logrado su hegemonía comunicacional. En Venezuela se lee, se ve o se
escuchan las noticias que el gobierno quiere dar. ¡Cómo nos cuesta a los
comunicadores sociales, que no somos gobierneros, luchar contra este teatro de
la falsedad! El gobierno pretende imponer sus mentiras que, de tanto
repetirlas, esperan que todos nos traguemos. Ocultar la realidad de un país que
muere de mengua, atacado por la desidia, la corrupción, la indolencia y el
hambre de poder. ¿Y qué hacemos al respecto? ¿Acaso nos importa?
Hace poco rescaté un
documento que circuló en el marco del Foro de Promoción Democrática
Continental, celebrado enero de este año. El ponente hacía referencia al libro
“1984” escrito por Orwell en el año 1947. El libro, como muchos de ustedes
sabrán, se ha considerado un tanto profético por cuanto describe a las
sociedades que actúan de manera totalitaria y represora como las representadas
en la novela. En Venezuela vivimos este modelo orwelliano, sin duda, que se
basa en tres premisas básicas: la escasez como medio de control, el gobierno
ejercido por una oligarquía que no quiere ser desplazada del poder y la
manipulación del lenguaje con la intención de ir hacia los sentimientos; pero,
con mensajes basados en la mentira… Sin duda: Orwell fue visionario. ¿O es que
acaso esto no es lo que vivimos actualmente en el país?
Estamos padeciendo las
mutaciones del antiguo socialismo, y se evidencia en las tres manipulaciones
del lenguaje expresados en el modelo orwelliano. El primero de ellos es el que
asegura que “la guerra es la paz”, donde se hace uso de la mentira de
manera desvergonzada. Es evidente que, sin el uso sistemático de la violencia,
las dictaduras no pueden subsistir. La segunda manipulación de estos gobiernos
es asegurar que la miseria es la justicia de los pobres; pero, insistiendo en culpar de todos los males económicos al
capitalismo. Con eso disfrazan el fracaso de la gestión. Las riquezas que
ostentan los nuevos ricos no vienen de la libre competencia, sino de la
cercanía que se tenga al sistema político. Y por último, las tinieblas son la luz porque, donde no hay
acceso a la verdad, hay un caldo de cultivo favorable para que florezca el
socialismo totalitario.
El régimen se empeña en
imponer “su verdad”, que no es más que una mentira inmensa con la que pretenden mantenerse en
el poder. Todo lo que atente contra “su verdad” es una amenaza que debe dejar
de existir. Y lo están logrando: han comprado periódicos, han cerrado canales
de televisión, se han apoderado de señales radiales. Apenas toman control de
los medios de comunicación, comienza a publicarse una realidad que sólo existe
en el laboratorio informativo del gobierno. Por eso, Tal Cual tiene los días
contados. El régimen ya emitió su sentencia y espera que se cumpla a como dé
lugar. Se cansaron de imponerles multas cuantiosas que, con muchísimo esfuerzo,
la gente de Tal Cual ha logrado reunir y honrar. Ahora se afincan con lo que
verdaderamente los hará dejar de circular: a Tal Cual se le acaba el papel e
imagino al régimen presionando con cerrar a quienes se les ocurra solidarizarse
con el periódico que ellos ya condenaron a muerte. Los medios de comunicación
en el país no tienen dolientes porque los venezolanos hemos perdido la
capacidad de defendernos a nosotros mismos, ante un Estado todopoderoso que
hace lo que le da la gana. El cierre – o la compra- de los medios es como
cuando se nos muere un conocido: vamos al velorio, acompañamos a los familiares
al entierro y quizá, de vez en cuando le llevemos flores al cementerio porque
lo recordamos con cierta nostalgia. Pero, hasta allí. Hoy es Tal Cual el que
tiene los días contados. ¿Nos vamos a resignar, una vez más, a que el gobierno
logre callar una voz disidente? El ensañamiento es contra la libertad de
expresión, ¡qué es de todos! No permitamos que un día el régimen nos prohíba,
incluso, pensar. Allí ya será tarde…entonces ¿A quién le importará?
@mingo_1
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Para comentar usted debe colocar una dirección de correo electrónico