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domingo, 19 de octubre de 2014

¿Revolución en el Vaticano?, por @felixpalazzi

FÉLIX PALAZZI sábado 18 de octubre de 2014


Lo primero que tenemos que clarificar es ¿qué es un sínodo? En palabras sencillas: "el Sínodo de los Obispos es una asamblea de obispos escogidos de las distintas regiones del mundo, que se reúnen en ocasiones determinadas para fomentar la unión estrecha entre el Romano Pontífice y los obispos, y ayudar al Papa con sus consejos para la integridad y mejora de la fe y costumbres y la conservación de la disciplina eclesiástica, y así estudiar las cuestiones que se refieren a la acción de la iglesia Católica" (C. 342). Esta figura consultiva fue instituida por Pablo VI el 15 de septiembre de 1965. El espíritu que lo motivó fue el de mantener vivo el espíritu de comunión y aggiornamento que se inició con el Concilio Vaticano II. Es común que el Sínodo culmine con una "exhortación pos-sinodal" firmada por el Papa, en la que se recogen indicaciones que se consideren convenientes para la acción pastoral de la institución eclesiástica.

Se ha especulado en torno a la forma cómo se está llevando a cabo este Sínodo Extraordinario sobre la Familia. Existen algunas ideas preconcebidas que impiden entender su trabajo y sentido. Muchos asocian a Francisco con la imagen de un revolucionario, como si fuese una suerte de emulación del Che Guevara en el Vaticano. Hay quienes se deleitan con esta imagen y crean sus propios mitos. En ella encuentran la justificación del peor significado de una revolución. Es decir, destruir e ignorar el pasado para construir sobre sus ruinas, como si lo propuesto será la imagen lo correcto y justo para solventar la conflictividad y conseguir el bien común. Otros creen que las justas y debidas tensiones y opiniones que nacen en las mesas de discusiones son ya declaraciones definitivas y posiciones que la Iglesia va a asumir como permanentes.

Existen tensiones como las hay en todo diálogo. En la primera semana de trabajo, los 191 padres sinodales vieron la necesidad de dialogar y reflexionar sobre temas controversiales. El documento de esta jornada, relatio post disceptationem, hace ver, según informó Lombardi, que se necesita "una plataforma de trabajo que resuma las intervenciones y el debate de la primera semana, que pasarán a la discusión. Su naturaleza no ha estado bien comprendida y se ha propuesto discutirla dentro de los círculos (de trabajo) como dispone el reglamento". Mucho se ha especulado y el Sínodo apenas ha comenzado. Hay que tener paciencia y seguir de cerca los acontecimientos.

Existen perspectivas evangélicas asumidas por Francisco, empujando y promoviendo la discusión en el aula sinodal. Una de ellas es la misericordia. Para muchos pareció una novedad que Francisco recordara lo que el propio Catecismo de la iglesia Católica afirma de los homosexuales: "deben ser acogidos con respeto, compasión y delicadeza. Se evitará, respecto a ellos, todo signo de discriminación injusta. Estas personas están llamadas a realizar la voluntad de Dios en su vida y son cristianas" (2358). Las palabras del Papa causaron convulsión al plantear la necesidad de una Iglesia capaz de transmitirmisericordia y ser lugar de acogida, y no de exclusión.

Doctor en Teología
felixpalazzi@hotmail.com
@felixpalazzi

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