Por Olga K, 22/10/2014
En estos días donde la política ha creado toda una
gama de dependencias que van de lo económico a lo afectivo, de lo meramente
utilitario a lo que se quiere vender como sublime y casi califica mejor para el
ridículo-en ambos bandos-, hay una dependencia a la que me quiero referir en
particular. Es una que se balancea, precariamente, entre lo malsano, lo
lastimoso y lo ridículo. No sé si exista una palabra para tal combinación.
Me refiero a la MUD-dependencia de algunos
anti-MUD.
Y es que –estemos claros- no es lo mismo ser
Anti-MUD, que MUD-Dependientes aunque si se pueda ser las dos cosas a un mismo
tiempo.
Me explico: los que se limitan a manifestar con
precisión dirigida su desacuerdo y desagrado con ella, son simplemente
anti-MUD. Y ¿qué decirles?, están en su derecho…
Políticamente vivimos en un régimen autoritario,
pero en lo personal, los gustos y preferencias de cada quien, siguen siendo
libres. Mal puede nadie trabajar por la ¨democracia¨ intentando imponer un
pensamiento único… un gusto único.
Así que nadie ¨tiene¨ que querer a la MUD por
obligación y a juro.
Si no te gusta, simplemente la ignoras.
Si crees en ella, bien.
Y si eres además, un ciudadano en ejercicio, la
acompañas, la apoyas y aportas en la medida que puedes, incluyendo una crítica
constructiva de la que no está exenta la rudeza. Rudeza que no te hace ¨anti¨
porque el buen ciudadano-por definición- no puede ser incondicionalmente ¨pro¨.
¡Vamos! eso que llaman sanidad… equilibrio… coherencia .
Pero en nuestro folklórico panorama político
tenemos a los (léase todo pegadito y sin respirar) ¨MUD-Dependientes-Anti-MUD¨
que son otra casta. Son esos sujetos que cual Giardia lamblia solo
tienen vida porque ella-la MUD- existe. Dependen de ella para poder ¨ser¨… en
su reducido círculo intestinal, se entiende. Que más se dedican a combatirla a
ella que al gobierno que ¨dicen¨ rechazar. Son esos que la adjetivan
profusamente y a ratos parecen competir a ver quien la insulta más grueso. Que
se aplauden mutuamente entre sí como quien se da autobesitos en el espejo y se
cree profuuuuundamente amado(¡ops!)
En el twitter espacio es particularmente notorio.
Tanto así, que investigando sobre eso que llaman ¨dependencia¨ encontré esto
que los retrata tan bien a ellos como personajes así como a su patológica
relación con la MUD: Estas relaciones (de dependencia) se
caracterizan por ser inestables, destructivas y marcadas por un fuerte
desequilibrio, donde el dependiente se somete, idealiza y magnifica al otro…
Pese al malestar y al sufrimiento que la relación les cause se sienten
incapaces de dejarla, siendo los intentos nulos o fútiles. Son frecuentes las
distorsiones cognitivas como el autoengaño y la negación de información que le
proporciona su entorno.
¡Vaya pues!
Claro, que hay profesionales en la materia y yo no
soy ni pretendo ser uno de ellos. Pero leer todo y a todos, observar e hilar lo
que pasa en mi país, es tarea en la que me aplico y como escribidora, comparto.
Estos personajes anti-MUD y MUD-dependientes a un tiempo, tienen una
desesperada necesidad de ser tomados en cuenta a costa de lo que sea. Pero la
Realidad, esa impertinente inoportuna, les obliga a ver que, primero, la MUD existe
pese a su odio, y segundo, que hagan lo que hagan y digan lo que digan, la MUD
es sólo una ¨instancia¨, un ente que no pueden asir, cambiar de sitio o hacer
desaparecer. Cuando eso ocurre, les entra como un ahogo irritado y como
solución alternativa, ante la imposibilidad de convertir a ese ente que es la
MUD en polvo cósmico, vierten su patología, aumentada e intensificada por la
frustración, en las personas que, en sano ejercicio de su libertad, le expresan
(¡mos!) apoyo a la MUD como espacio unitario. Nos convertimos así en la
personificación y el blanco de su obsesión, de su insuficiencia… y de ahí en
adelante, no conocen freno.
¿Son muchos? No. Más que muchos, son muy ruidosos.
Les ha venido al pelo emparentarse con los ¨hater”, esa nueva ¨especie¨ de
internet que algunos llaman odiadores y otros aborrecedores. Uno de ellos lo
expresa así: “No estamos de acuerdo con nadie¨, tanto que, ahora que los hater
han aumentado en número, se odian entre sí¨.
Pues sí. Ese suele ser el destino al que lleva el
camino del odio. Odiarse entre sí.
Ese es justamente el camino que no queremos
transitar los que apoyamos la Unidad… esa que aun con sus errores, sigue siendo
la opción deseada por la mayoría.
Para desengaño y frustración de los
¨Hater-MUD-Dependientes-Anti-MUD¨, resulta que su existencia ¨per se¨ es
imposible. Dependen de que existamos la MUD y los que creemos en ella porque su
vida somos nosotros. ¡Menuda ironía! ¿Entienden por qué decía que esta dependencia
, aun sin nombre, se ubica en un balanceo precario entre lo malsano, lo
lastimoso y lo ridículo?
Cada dardo de odio no hace otra cosa que confirmar
que ¡oh desdicha suya! nos necesitan. Desesperadamente.
Que dependen de nosotros. Irremediablemente.
Pero más claro aun, que el calibre de sus insultos,
refleja cuánto nos magnifican…
¡Vaya voltereta!
Cabría para ellos otra alternativa, pero es
demasiado sana, un reto sólo para espíritus libres y valientes. No apta
para guardias en condición de dependencia: que creen su propia
instancia, perfecta según sus propios parámetros… y que se fajen a sumar
seguidores… que ahí, justo ahí es donde está el detalle.
De resto, los de este ente inasible, suerte de
Fuenteovejuna que es la MUD y los que la apoyamos, con darle ¨block¨ al odio
tenemos.
Para fatalidad de los
Hater-MUD-Dependientes-Anti-MUD ¨su destino se parece más al del Comendador
porque, como en el pueblito cordobés de Lope de Vega, el espíritu unitario, no
es sujeto de ¨block¨… ¿Quién detiene a Fuenteovejuna?
Olga K
@olgak26
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