Por Dr. Mauricio Perez – Badell, 05/10/2014
Boletín 202, AIPOP
Nuestro Estado Permisero, nos ha convertido en un Estado Colero. Pura
pérdida de tiempo. Trámites inútiles, ilógicos, que enredan y engalletan. Valor
sustraído. Nada de valor agregado.
Los Registros Principales, se han convertido en una calamidad. Hay que
estar en las colas desde la madrugada. En el del Distrito Capital, solo
permiten la presentación de un documento, por persona y por semana. Esa mala
práctica debe ser eliminada, por lo menos, para los titulares, ascendientes y descendientes
directos y cónyuges. Si se tratan de documentos de la misma persona o núcleo familiar,
los apoderados no debieran tener limitaciones para sus presentaciones.
Hay Registros, donde no existe la posibilidad de pagar la Planilla, en
efectivo, cheque, tarjeta de crédito o débito. En todos esos Registros,
Principales o Subalternos, hay que colocar un punto de venta. Se evitaría
situaciones como la que me ocurrió hace poco. El Banco del Tesoro en la
Estación del Metro de Los Teques, no tenía línea. En el Banco Industrial, los
empleados se habían ido a almorzar. Llegarían después de las 14:00. En el
centro de Los Teques, la del Banco de Venezuela estaba con largas colas. En la
del Bicentenario, luego de una cola de 15 personas, ya que no tienen cola para
la tercera edad, ¡Pude realizar el pago de la planilla!
Hay que optimizar los tiempos de “Revisión” de los documento. Luego de
haber hecho una cola desde las 7am, al llegar a la taquilla de presentación, me
recibieron los 2 documentos. Se me informo que esperara afuera. Tenían que
revisarlos cuidadosamente, ambos iguales, copias certificadas de una partida de
matrimonio. Solo 45 minutos después, fui llamado para llevar las 2 Planillas
Únicas Bancarias a la taquilla donde son numeradas.
Una solución sería el que se crearan otros Registros Principales en las
principales ciudades de cada Estado , a objeto de descentralizar los procesos
de legalización de documentos y de títulos, o delegarse en todos los Registros
Subalternos, la facultad de legalizar firmas y títulos, hoy solo desempeñada
por los Registros Principales. Por depender del mismo órgano, el MPPRIJP. En la
misma taquilla Única, se legalizara de una vez por el MPPRIJP, la firma del
Registrador., y se apostillara o legalizara por Cancillería.
Los Registros Mercantiles son un caos. Es una hazaña registrar una
Asamblea de Accionistas, Junta Directiva, venta de Acciones, o cualquier otro
acto que requiera ser registrado. Principiantes con menos edad de vida que la
de graduados de los presentantes, se han convertido en las asistentes con poder
de veto. “O hace lo que le digo y pido, o no lo registro”. El Servicio Autónomo
de la Propiedad Intelectual, SAPI, es un desastre. Atrasado, todo es un
misterio y está en “Revisión”. Se tardan años en emitir un título de propiedad
intelectual, si es que finalmente lo producen.
No podemos seguir así. Los hipercontroles ya no se soportan. Hay que
eliminarlos, por lo menos en un 75%. Simplificarlos, no hacerlos más
complicados. La Cancillería, recibía hasta 15 documentos, en la madrugada del
día que tocara por número de cedula. Se presentaban. Al otro día, luego de horas
de cola, se recogían apostillados o legalizados. Ahora, con cita por Internet,
la dan para dentro de un mes. Siguen las colas para presentar y retirar. El
costo económico de las colas, trámites y permiseria es incalculable. Destruye
trabajo y riqueza. Son obstinantes. ¡Hasta cuando! No más colas.
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