Diego Bautista Urbaneja Octubre 10, 2014
Estamos atravesando uno de los
momentos de transición hacia una nueva meseta
La dinámica colectiva que hemos vivido
estos últimos años es la de una sucesión de descensos, seguidos cada uno de su
correspondiente fase de estabilización. En cada fase de crisis, los índices
económicos, sociales, de salud, de servicios, de inseguridad experimentan una
caída que alarma, llama la atención, llena las páginas de los periódicos,
provoca una oleada de descontento general y ruidoso. Luego viene una etapa en
la que parece que ese proceso de declive llega a una meseta, se estabiliza y se
convierte en el nuevo parámetro de normalidad. De esta meseta provisional y
transitoria, arrancará el próximo proceso de declive crítico, y así
sucesivamente.
La distancia recorrida desde que se
inició el declive hasta la meseta en que se encuentra hoy es inmensa. Veamos,
por ejemplo, desde donde se arrancó en víctimas de la inseguridad y en donde
estamos hoy, o en un ámbito de materias completamente distinto, comparemos el
nivel de deuda del Estado hace quince años con el que enfrenta por estos días.
Si uno hiciera el experimento mental de tomar los titulares de los informativos
venezolanos con un mínimo grado de independencia y trasladarlos de un solo
golpe a, digamos, Chile, de modo que los ciudadanos de Santiago se encontraran
de buenas a primeras con los titulares que para nosotros son cosa de todos los
días, con seguridad que tendrían la sensación que están llegando los días del
fin del mundo. Pero como nosotros hemos llegado aquí a lo largo de quince años
y en el trayecto hemos contado con unos cuantos momentos que parecen planos,
momentos donde se asimila como “normal” el nuevo punto alcanzado, son muchos
los que no tienen esa sensación de catástrofe.
Subidas y bajadas
Esta descripción que acabo de hacer es
engañosa, en cuanto a la realidad objetiva. No hay. Por un lado, las líneas de
descenso no son líneas continuas hacia abajo. Describen subidas y bajadas. Por
otro lado, y más importante, al transcurso de la línea no tiene momentos de
receso. En la realidad no hay, pues, tales “mesetas”. Lo que sí me parece que
ocurre es que la colectividad quisiera darse periódicamente un descanso,
registrar como estable un nuevo nivel de normalidad, por peor que éste pueda
ser en relación al previo, y por desastroso que sea en términos absolutos. Es
en esos momentos que la caída del nivel de respaldo al gobierno se detiene por
un tiempo. Pero por ahí viene ya la próxima etapa aguda, donde la población
despierta del sueñito que se permitió para hacer por unos minutos las paces con
la realidad que la agobia.
Nueva meseta
Estamos atravesando uno de los
momentos de transición hacia una nueva meseta. Las noticias negativas y
alarmantes se acumulan y el ciudadano no está en paz con una realidad que
empeora día tras día. El peor gobierno de nuestra historia está sufriendo en
plena cara los embates de su ilimitada incompetencia. Según todas las encuestas
que he podido ver, cualquier candidato oficialista perdería las elecciones con
cualquier candidato opositor por un margen que promedia los quince puntos. No
es nada seguro que esta vez vaya aparecer ese, por el gobierno ansiado, punto
de receso en la sensibilidad colectiva. La sucesión de etapas que he descrito
en párrafos anteriores, en caso de ser una descripción acertada, no es una
“ley” ni mucho menos. De repente deja de perder vigencia y llega un momento en
que la realidad golpea tan duro y tan incesantemente, que no hay manera de
darse descanso ni de hacer las paces con ella. No se ve en la cuesta abajo
ningún lugar donde el gobierno de Maduro pudiera encontrar ese respiro. Sería
así, no sólo el peor gobierno de nuestra historia, sino para colmo el de peor
suerte en estos últimos años.
El momento del salto
Es, pues, momento para la oposición.
Para dar un salto en los niveles de confianza que la colectividad coloca en
ella. Es el proceso inverso. Bajo los impagables servicios de Ramón Guillermo
Aveledo como Secretario Ejecutivo de la MUD, la oposición ha venido describiendo
en los últimos años una línea ascendente, con sus respectivas “mesetas”, puntos
de arranque del siguiente ascenso.
Los meses pasados han sido meses de
desarreglo y desconcierto, que parecen haber llegado a su fin. Llegó la hora de
retomar el orden, enjaezar las fuerzas y reaparecer a escena con la mira puesta
en significar de una buena vez una alternativa válida y convincente para esa
parte de la amplia mayoría de la población que espera por ella. La mayoría de
la población ya tiene clara la mitad de la ecuación, la que le dice que con
este gobierno no hay solución posible. Gran parte de esa mayoría ya está con la
oposición y de ahí la fuerza de ésta. Pero una parte de ella está esperando por
la otra mitad de la ecuación, la que le dice que la oposición es una opción que
vale la pena.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Para comentar usted debe colocar una dirección de correo electrónico