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jueves, 24 de marzo de 2016

¿La Hora de los Hornos?, por @AmericoMartin



Américo Martín 23 de marzo de 2016


Como dice Richard H Kohn, el control civil es la razón de ser
de la institución militar en realidades democráticas
Domingo Irving

Es extremadamente difícil adivinar el desenlace del entramado paisaje político, Maduro le ha entregado su vida a los medios en un descomunal esfuerzo por hacerse visible y asegurar que empuña el timón. Su gobierno es virtual. Encubre la angustia que lo embarga con un fingido optimismo. Reconozco la lógica que hay en el asunto, el malestar colectivo lo abruma, su popularidad se ha extinguido, la mayoría quiere despedirlo.


Pero no se atreve a rectificar y empujado por una aburrida inercia, ha puesto su destino en las peores y más incompetentes manos. Confió en que los fantoches del poder judicial destruyeran la Asamblea Nacional y en un puñado de rabiosos fanáticos ensañados contra la oposición. La fatalidad lo condena, los agredidos toman fuerza y ganan simpatías, en tanto que los agresores se exhiben en toda su ruindad. El presidente baila en el filo de la navaja, ¿acallar por la fuerza el sentimiento de cambio o avanzar hacia el diálogo con la engrandecida pero no envanecida MUD? La violencia no podrá devolver la paz ni superar la trágica situación del país. Tampoco bastaría un round de conversaciones para superarla, pero el acercamiento sería una buena señal para disipar odios y enfrentar los calamidades más ácidas. El caso es que los días pasan y las corrientes demenciales se adueñan del mando, han redoblado sus violentas obsesiones, lo que ha llevado a la mayoritaria disidencia a postular el cambio de gobierno en forma pacífica y con los medios contenidos en la Constitución. Fue un paso adelante sin clausurar el diálogo, que siempre será oportuno hasta en Los momento más extremos de la lucha política. El gobierno ha trancado el juego al desconocer las leyes que promulgue la AN y abolir las facultades contraloras que le ha otorgado la Carta Magna. Es el camino al infierno. Le espera una derrota clamorosa, porque contra la irritada mayoría del país no tiene el menor chance. El punto es que también es el camino más cruento y peligroso para los venezolanos.

Es la Hora de los Hornos, farfullan algunos corazones agitados por el miedo y dados a imaginar desenlaces catastróficos. Pero en las tormentas que caen sobre Venezuela el refugio estable común es en este momento la MUD, con su sabiduría para conservar la unidad sin mengua de la diversidad y para conciliar opiniones distintas que enriquecen los pasos a dar. Por eso decidió utilizar todas las fórmulas constitucionales sin estorbarse unas a otras. Es tocar el piano con los diez dedos, cada nota suena distinto, pero una diestra dirección les arranca una sola melodía.

¿La Hora de los Hornos? Aunque hay que estar preparados hasta para los riesgos no deseados, debemos insistir en que es la hora de la unidad nacional para sacar al país del pantano, elevar y enaltecer la condición de vida de todos, erradicar la corrupción que envenena el cuerpo de la nación y superar para siempre los equívocos entre dos componentes vitales, los civiles y los militares, en el entendido de que aquellos controlan, no son controlados. Porque no es o no debe ser la Hora de los Hornos, es la hora del hombre y del ciudadano

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