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sábado, 26 de marzo de 2016

Cambio climático: un problema de acuerdos, tiempo y dinero



2015 culminó como el año más caluroso del que se tenga registro, y 2016 podría ser peor debido al fenómeno “El Niño”, según alertó recientemente el secretario general de la Organización Meteorológica Mundial (OMM), Michel Jarraud. 

La principal causa del calentamiento global no es natural. El dióxido de carbono emanado por la mayoría de los procesos industriales tiene un efecto invernadero, que atrapa el calor en la superficie del planeta, según World Nature Organization (Organización Mundial de la Naturaleza) de la ONU. 


Pero esto no sólo se “siente” en el clima. Sequías, inundaciones, el aumento de la actividad sísmica, el desplazamiento de las capas de la Antártida. Todo está relacionado.

El pasado diciembre, representantes de 195 países, activistas, organizaciones no gubernamentales, empresas, y científicos se reunieron en París, Francia, en la Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP21). 

Este encuentro, el último de una serie que comenzó en 1994, tuvo como objetivo lograr acuerdos para la “estabilización de los gases de efecto invernadero en la atmósfera, a un nivel que evite la interferencia humana dañina en el sistema climático”.

Tras dos semanas de negociaciones, los asistentes lograron calificarlo como histórico, debido a que tanto naciones desarrolladas como países en desarrollo se comprometieron a gestionar la transición hacia una economía baja en carbono. 

El documento establece que los esfuerzos deben dirigirse a mantener el aumento de las temperaturas bastante por debajo de los dos grados centígrados en comparación con la era pre-industrial.

Para ello, los países acordaron fijar cada cinco años sus objetivos nacionales para reducir la emisión de gases de efecto invernadero. 186 de los 195 Estados participantes en la cumbre ya lo han hecho.

El documento es jurídicamente vinculante para los firmantes y maneja, además, fondos cercanos a los 100 mil millones de dólares para ayudar a los países en desarrollo a cumplir la meta a partir de 2020.

Los obstáculos 

“80% de la energía que consume la humanidad proviene de la quema de combustibles fósiles. El aumento de temperatura es equivalente a la que generarían 400 mil bombas atómicas como la de Hiroshima cada día”. 

Esta frase del estadounidense Al Gore, Premio Nobel de la Paz por su activismo en el tema del calentamiento global, resume la causa y consecuencia de este fenómeno que afecta al planeta. 

Pero esto no ha significado un consenso. Un artículo de www.bbc.com/mundo explica que los países en desarrollo defienden su derecho a seguir quemando combustibles fósiles para ayudar a combatir la pobreza como lo hicieron -antes de que se pusiera un límite internacional a los gases- las naciones ricas.
Ahora que la mayoría de estos Gobiernos firmó el acuerdo, queda determinar de dónde saldrán los miles de millones de dólares necesarios para la transición a fuentes energéticas renovables. 

Y este tema es fundamental. A principios de este mes se llevó a cabo en Paraguay la cuarta cumbre de “Finanzas del Clima de América Latina y el Caribe”, un evento que reunió a representantes de 20 naciones a fin de buscar soluciones para abordar la situación del cambio climático. 

La Secretaría del Ambiente (Seam) indicó que la estimación de los flujos de inversión y financiación es que para 2030, los países en vías de desarrollo requerirán entre 28 y 67 billones de dólares para hacer posible el cambio, lo que corresponde de 0,06 a 0,21% del producto interno bruto (PIB) global. 

De esta forma, a América Latina podría costarle alrededor del 1% de su PIB, un monto bastante significativo.

¿Servirá de algo? 

El problema, según los activistas, de los cuales más de 600 mil se movilizaron en todo el mundo con protestas y manifestaciones durante la Conferencia de París, es que el acuerdo no es “contundente”. 

Un artículo de www.20minutos.es destaca que, desde la primera edición de este evento, hace 21 años, hubo logros importantes como el Protocolo de Kioto, que estableció los compromisos mundiales para combatir las emisiones de gases; una disminución de 93% en el uso de sustancias que destruyen la capa de ozono y un incremento de la ética ambiental, según Greenpeace. 

También ha habido fracasos. No se ha detenido la destrucción de los bosques, la biodiversidad global ha disminuido 12% y las emisiones de gases de efecto invernadero han crecido en casi 40% a nivel mundial a pesar del Protoloco de Kioto.

La clave, de acuerdo con especialistas, es que el documento firmado en diciembre en París sea tomado como “base” para fijar compromisos más fuertes en los próximos años.

Definición

La Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático define este fenómeno como “un cambio de clima atribuido directa o indirectamente a la actividad humana, que altera la composición de la atmósfera mundial y que se suma a la variabilidad natural del clima observada durante períodos comparables”.

Lo que debería ser vs la realidad 

Investigadores del Instituto Internacional de Análisis de Sistemas Aplicados de Austria publicaron recientemente un estudio en el que proponen un nuevo límite para futuras emisiones de gases causantes del efecto invernadero (conocido como “presupuesto de carbono”) de 5.900-12.400 millones de toneladas de dióxido de carbono (CO2) al año, que debería haberse empezado a aplicar en 2015. Esto mantendría el calentamiento global por debajo de los 2 grados centígrados. ¿Cuántas toneladas de dióxido de carbono se produjeron en 2014? 32.000 mil millones, la misma cifra del año anterior.

24-03-16




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