ROSA JIMÉNEZ CANO 26 de marzo de 2016
Donald
Trump no gusta en el mundo tecnológico. Por sus formas, su fondo, pero también,
por su visión de la emigración. Aunque no se habían pronunciado de manera
oficial, durante una reunión privada del Foro anual del American Enterprise
Institute, varias de las grandes figuras de Sillicon Valley dejaron claro que
prefieren al magnate lejos de la Casa Blanca. En esa cita, de la que se hizo
The Huffington Post, varios asistentes, entre los que se encuentran Tim Cook,
consejero delegado de Apple, Larry Page, cofundador de Google, el polémico Sean
Parker, primer presidente de Facebook y fundador de Napster, así como el
empresario de moda en la zona, Elon Musk de Tesla y SpaceX, mostraron la
necesidad de frenar al candidato a la nominación por el partido republicano
Donald Trump.
Una
buena fórmula para medir el apoyo de los candidatos de manera relativamente
objetiva es fijarse en la cantidad de dólares que reciben para la campaña.
Trump no sale bien parado en esta comparación. Los habitantes de la Bahía de
San Francisco, una zona que comprende los condados de San Francisco, Alameda,
Marin, Contra Costa, Santa Clara y San Mateo, han desembolsado 23 millones de
dólares repartidos según sus preferencias. Según los datos de CrowdPac sobre
2015, la demócrata Hillary Clinton es la preferida con más de ocho millones. Le
sigue su compañero Bernie Sanders con 2,2. Del lado republicano, Marco Rubio
—que ya ha abandonado la carrera— era el que más apoyos había cosechado, con
más de 750.000 dólares. Mientras que Ted Cruz superaba el cuarto de millón.
Trump, reconocido millonario, solo pasaba de 30.000 dólares.
Uno de
los grandes problemas de Trump es que no está encontrando apoyo entre
reconocidos republicanos. En una tierra en la que los ingenieros son
importantes no caen bien sus declaraciones.Tampoco lo hace su misoginia en un
lugar cuya obsesión, en los dos últimos años, es incorporar a la mujer en el
mundo laboral más allá de los puestos en departamentos de márketing, ventas,
legal o comunicación. Ted Ullyot, exconsejero de Facebook y ahora unos de los
miembros destacados del fondo Andreessen Horowitz, afín al partido más
conservador, se mostró tajante durante un foro con inversores en Palo Alto:
“Todavía no he escuchado a nadie decir algo bueno sobre Trump. No es algo muy
normal”.
Meg
Whitman, consejera delegada de la división de empresas de Hewlett Packard,
intentó ser gobernadora de California en 2010. Al comienzo de la carrera mostró
su afinidad con Chris Christie, al que hizo una generosa donación. Mientras que
Christie, gobernador de New Jersey, ha dicho que pide el voto para Trump, ella
se ha alejado de esta línea. “No encaja como presidente. Es un demagogo,
alguien deshonesto, que juega con el miedo. Trump llevaría a América a un viaje
peligroso”, subrayó la directiva en el encuentro del American Enterprise
Institute.
La
visión de la política internacional es uno de los puntos que más preocupan en
el mundo de los chips. No hay que perder de vista la cuidada diplomacia de
Facebook o Google a la hora de abrir puertas en nuevos mercados. Esta semana el
buscador anunciaba sus planes en Cuba aprovechando el viaje del presidente
Obama a La Habana. Airbnb fue una de las pioneras en abrir mercado en la isla.
La indumentaria de Mark Zuckerberg en China, con traje en lugar de su uniforme
informal, ha sido objeto de bromas, pero también evidencia la importancia que
le da a llegar al gigante asiático. La llegada de Trump a la Casa Blanca
truncaría los planes de expansión. Uber tampoco lo ve con buenos ojos. Desde su
desembarco en China han gastado más de mil millones de dólares en promoción
para competir con otras propuestas locales. Demasiado como para dejar que caiga
en saco roto.
Más
allá de sus polémicas declaraciones sobre la emigración latina, Trump ha
atacado a otro colectivo apreciado. Los emigrantes cualificados con una visa
H-1B forman algo parecido al proletariado tecnológico. Según la página web del
aspirante son algo muy distinto: “Mano de obra barata. Ni tienen habilidades
destacadas, ni son inmigrantes. Se trata de trabajadores temporales, importados
con una sola finalidad, sustituir a los americanos con un sueldo más bajo”.
Solo en 2015, se tramitaron 65.000 visados de esta modalidad.
La
colección de declaraciones de Trump es amplia, pero hay dos que han terminado
por dañar la relación con el sector de la tecnología. Por un lado, su llamada
al boicot a Apple por no querer colaborar con el FBI en el caso del iPhone del
tirador de San Bernardino. Por otro, su opinión sobre el matrimonio gay. No hay
que perder de vista la fuerza histórica que tiene este colectivo en San
Francisco, una de sus ciudades bandera.
Fuera
del valle, el colectivo Anonymous ha emprendido una campaña de desprestigio. En
un vídeo publicado en YouTube amenazan con desvelar detalles de su vida
privada.
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