Nicmer Evans 27 de marzo de 2016
Obama,
Cuba y Maduro
Dos
presidentes han hecho un papelazo en los últimos días. Obama cuestionando la
legitimidad del gobierno de Nicolás Maduro en un programa de CNN, no porque
pueda o no tener razón, sino por poner en evidencia en su declaración una clara
intencionalidad injerencista, e incluso desestabilizadora, y por otro lado
Maduro llegando a Cuba pocas horas antes que Obama como quién pretende demarcar
un territorio que no es suyo, ni lo ha sido.
Lo de
Obama es clásico de la política internacional estadounidense, destrabar a un
pequeño enemigo simbólico, pero mitificar a otro un poco más grande pero que ya
no representa ningún peligro real, léase Cuba y Venezuela, dándole la potestad
al primero de utilizar a Venezuela como factor de negociación para el
desbloqueo, y otorgándole al segundo un reforzado suspiro con la extensión de
un decreto que asume que Venezuela representa algún riesgo para Estados Unidos,
que hoy con el gobierno de Maduro y un barril de petróleo a 30 dólares el
barril, es evidente que no lo puede significar.
Lo
cierto es que hoy Cuba muestra nuevamente su lado más pragmático en la política
internacional, y Venezuela queda como una pieza utilitaria desechable del
gobierno de Raúl Castro, claramente dispuesto a entregar todas sus banderas
(antiimperilistas, anticapitalistas, etc.) a cambio del reestablecimiento de
las relaciones comerciales con el que enarboló como su enemigo histórico
durante 60 años, y Venezuela, después de ser su fiel aliada estratégica, en el
marco de una gran crisis del precio del petróleo, pasa a ser sólo una ficha
estratégica en el ajedrez del desbloqueo.
Decía
Maduro en una reunión de dirección del PSUV ante las críticas abiertas por
alguno de sus miembros que se detuvieran a pensar un momento ya que,
parafraseando: China ya no da más, Rusia no quiere, Correa anda por su camino,
perdimos a Cristina, Cuba nos traicionó y el único que nos queda es Evo y ¿Qué
podemos pedirle?
El
“asesinato” de Chávez
Que
Eva Golinger de sus razones por el señalamiento a Leamsy Salazar como posible
asesino de Chávez, de lo que no sé no opino. Pero de lo que sí estoy seguro y
debemos agradecer es que Eva recoloque en la palestra el tema del posible
asesinato del Presidente Chávez. Sobre el mismo hay muchas especulaciones, y
aunque no pretendo sumar una más, lo que si debemos estar claros es que no
existe hoy ningún elemento que nos permita no sospecharlo, desde una autopsia
hasta todo lo que fueron los partes informativos de su salud, lamentablemente
la duda se cierne sobre un episodio clave en la historia contemporánea venezolana,
que un porcentaje importante de la población de nuestro país y del mundo merece
saber con claridad.
Que la
denuncia de Eva Golinger sirva para agitar las aguas en el marco de la
necesidad de que exista una investigación sobre el caso de la muerte del
presidente Chávez, ya que si fue un asesinato, dudo que exista un solo
responsable y creo que la red de cómplices y responsables podría ser mucho más
amplia de lo que se denuncia ya que si no es así, entonces la irresponsabilidad
del entorno del Presidente, que hoy gobierna, cuando menos fue en extremo
negligente en su seguridad.
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