Por Yedzenia Gainza, 24/03/2016
Explosiones, gritos, llanto… Eso es lo que hemos escuchado en los
últimos días.
Amenazas, historias, condolencias… También muchas estupideces.
Cuando la barbarie se empeña en bombardear de dolor nuestras vidas, en
sembrar el miedo y la paranoia, queda mucho más por hacer que por decir.
Que se acaben los groseros que se niegan a colaborar para mantener la
seguridad de todos, los que piensan que la barbarie del terrorismo les
perdonará la vida si hay oportunidad. Que se acaben los políticos oportunistas
e hipócritas que por un lado enaltecen asesinos mientras por el otro –y para
buscar más votos– prefieren observar cómo los demás intentan hacer algo contra
esta plaga.
Que se acabe tanta muerte, tanto dolor, tanto culpar a una raza o una
religión como si todos fueran responsables de la despiadada acción de unos
pocos.
Que la esperanza consiga colmar el agujero que se ha abierto en el alma
de los dolientes.
Que se acaben los minutos de silencio.
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