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viernes, 25 de marzo de 2016

La retórica del antipartidismo anarquiza el espectro político, @ffacchinb



Por Fernando Facchin B., 24/03/2016

"La tiranía totalitaria no se edifica sobre las virtudes de los totalitarios sino sobre las faltas de los demócratas" Albert Camus

La retórica de la antipolítica ha generado una corriente de opinión cada vez más adversa a los partidos. Es la anárquica retórica del antipartidismo. Desde luego, los partidos adolecen de graves fallas estructurales, pero es necesario fortalecerlos como órganos primordiales de la democracia. Es necesario desplazar la vaguedad intelectual y doctrinaria de esa retórica. Los partidos políticos tienen la responsabilidad de analizar su situación y revisar la vigencia de su doctrina y su relación con la ciudadanía.

Se hace propia la ocasión para refundar los partidos con una nueva y moderna plataforma ideológica adaptada a la realidad del país, con una comunicación emergente, creativa y abierta a las inquietudes sociales y, en especial, a la juventud, lo que enriquecerá y fortalecerá el pensamiento político y el diálogo ciudadano, superando la organización sectorial cerrada, que impiden el pensamiento libre y el debate de las ideas, quedando la retórica antipolítica supeditada a la manipulación psicológica que el “líder” realice sobre su público.

Los partidos tradicionales llevan décadas sin plantear un debate de ideas, se han acostumbrado a una vaguedad discursiva de estériles discusiones, sin respaldo filosófico ni psicológico en lo político, por tal razón, se necesita una nueva cultura sociopolítica, una nueva idea de nación, lo que sólo se puede lograr con una nueva visión programática de los partidos políticos para recuperar credibilidad, respeto y militancia.

Basta de la retórica política insustancial en la cual están inmersos los políticos profesionales y aquellos aún no “graduados”, en su mayoría rehúyen el debate de ideas de fondo y descuidan su léxico discursivo convirtiéndolo en retórica de baja estofa.

Los partidos políticos tienen la responsabilidad de demostrar que las ideologías  no han muerto y que pertenecen, desde el SXVIII a la llamada “Ciencia de las Ideas”, un producto del intelecto humanod estinado a organizar el pensamiento a través del análisis y el debate.

La sociedad necesita creer en una acción política seria de análisis y debate, donde se le permita construir una nueva realidad de país, pues la actual no llena las expectativas, es necesario dejar atrás los viejos atavíos conductuales de la política, hacer una catarsis ideológica que libere al ciudadano para pensar, debatir libremente y construir un nuevo proyecto político de país, con espacios políticos de expresión libre, sin dogmas, fundamentalismos, nimitos políticos, donde la inmediatez, falsedad, engaño y manipulación retórica del accionar antipolítico, corrompido y adormecedor de las masas, no tenga cabida. Hay que evitar anarquizar el espectro político.

Es tiempo propicio para armar un conjunto de ideas que sirvan válidamente para interpretar la nueva realidad que exige el país, se requiere un debate político de altura que nos facilite la interpretación de esa realidad y se establezca una línea de acción unitaria con los grupos comprometidos con el cambio y el destino del país, con sentido y capacidad de acción ante la incertidumbre.


Publicado en la web de El Carabobeño

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