Por Marino J. González R.
En el transcurso de la
última semana, seis países de América Latina han comenzado a reportar casos de coronavirus (Argentina,
Chile, Colombia, Costa Rica, Perú, Paraguay). Esto significa que ya son diez
países de la región con casos reportados. La tendencia que se manifiesta en
países europeos, especialmente Italia, España, Alemania, Francia, indica que el
número de casos se incrementará significativamente en las próximas semanas. En
aquellos países en los cuales no se han reportado casos es muy probable que se
comiencen a diagnosticar pronto.
Las probabilidades de que la
transmisión se extienda a toda la región son bastante altas. En consecuencia,
la pregunta es más bien si las autoridades responsables de la salud pública,
están en las mejores condiciones para enfrentar la transmisión del coronavirus.
Desde la aparición de los
primeros casos en China, a finales del año pasado, y especialmente desde que la
Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró la emergencia internacional, se
ha insistido en la importancia de que las autoridades de salud preparen los
planes de contingencia contra el coronavirus. Según documentos elaborados por
OMS, estos planes deben elaborarse antes de se presenten los primeros casos de
infección por coronavirus.
Planes de contingencia de
esta naturaleza, para enfrentar una infección inédita deben tener dos
características básicas.
La primera es que deben
adaptarse a las condiciones concretas de la prestación de los servicios de
salud, es decir, contener el inventario detallado de los recursos con los que
se cuenta, y estimar el probable impacto de la transmisión del coronavirus,
asumiendo varios escenarios dependiendo de la evolución ya conocida en otros
países.
La segunda característica es
detallar los requerimientos, en términos de recursos humanos, insumos, camas
para distintos tipos de hospitalización, entre otros aspectos. Sin esas
características, los planes pueden terminar siendo una lista detallada de
procesos sin mayor contenido para enfrentar de manera flexible y adecuada la
epidemia por coronavirus.
También estos planes deben
ser del dominio público, para facilitar la información de todas las instancias
gubernamentales y no gubernamentales que interactúan en el control de la
epidemia. Y, finalmente, la elaboración de estos planes es el requisito para
solicitar a los órganos legislativos los recursos adicionales, o realizar los
cambios requeridos en el presupuesto público.
Idealmente, para la fecha,
todos los países de la región deberían tener elaborados estos planes de
contingencia. Y también deberían estar colocados en los respectivos sitios web
de los ministerios de salud de la región.
El tiempo transcurrido desde
la aparición de la epidemia en China ha sido lo suficientemente largo para
realizar estos planes. Es la “ventana de oportunidad” que ha mencionado
reiteradamente el Dr. Tedros Ghebreyesus, Director de la OMS.
A tal afecto, se examinaron
los sitios web de 16 ministerios de salud de la región (en cuatro países los
sitios web no estaban disponibles). Solo en cinco países se constató la
existencia de un documento con el título de plan para enfrentar al coronavirus
o similar (Argentina, Chile, Guatemala, Panamá y Paraguay). Sin embargo, en
ninguno de esos documentos se menciona la situación actual y el impacto
previsible que podría generar la epidemia de coronavirus en la demanda de
servicios de salud. Tampoco existe la estimación de los recursos
presupuestarios adicionales. Solamente en Guatemala se menciona el inventario
de recursos humanos y de servicios, pero sin estimar las variaciones
previsibles.
La conclusión es bastante
directa. Los países enfrentarán la epidemia de manera reactiva, sin los
mecanismos de flexibilidad y seguimiento requeridos en la ejecución de un buen
plan, y sin los recursos adicionales bien estimados. Ojalá sea que esos
documentos verdaderamente existen, pero que no están colocados en los sitios
web de los ministerios.
A pesar de lo inédito de la
epidemia, los conocimientos para enfrentarla están disponibles en todo el
mundo, la experiencia de otros países demuestra que es posible. Pero para que
se tenga éxito, y se puedan evitar la mayor cantidad de casos y muertes, hace
falta un buen plan.
Como en tantos problemas
públicos, termina siendo el gran ausente. En este caso, puede ser una ausencia
de consecuencias muy lamentables para los ciudadanos de América Latina.
11-03-20
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