Maxim Ross 30 de enero de 2023
La
de la economía y la sociedad
Necesario
es referirse a lo que acontece hoy en Venezuela con esa muy triste y dolorosa
gran paradoja que estamos viviendo, entre la inauguración de la Gran Tienda, el
sinnúmero de ricos y elevados nuevos restaurantes, abastecidos, seguro de
afuera o de cualquier Bodegón y, las familias que siguen “pelando”, en el
“barrio” y en su casa, esperando que le llegue la bolsa Clap, la pensión, el
aumento del salario mínimo o poder comprar su bombona de gas, gracias al favor
del Carnet de la Patria o del Consejo Comunal.
No hace falta invocar aquí, para resaltar el enfoque académico, los últimos resultados de la encuesta Encovi, o a la espera de la del INE, sobre el gran número de pobres que siguen viviendo en este país.
Paradójico
también lo de las principales ciudades sede del espectáculo masivo en que se ha
convertido Venezuela. Cuanto artista, cantante o teatro este por ahí viene y
muy bien pagado. Abierto el Poliedro está para el gran evento. Pan y Circo es
la consigna.
En
la política
No
menos interesante es el registro de lo acordado en Méjico, pues teníamos
entendido que era para renovar la negociación de cómo regresamos al sistema
democrático, en el que debieron realizarse y se deben efectuar unas elecciones
presidenciales y legislativas limpias, transparentes y aceptadas por todos. Las
mismas que dieron origen a las sanciones aplicadas desde el 2015 hasta hoy [1].
Pero
resulta que no. Que la negociación fue para llegar a un “acuerdo social” que
permite liberar los fondos congelados a un gobierno no reconocido por la
comunidad internacional y cuyo fin es aliviar la crisis humanitaria que ahora
parece ser cierta y que se originó en el buen manejo de la economía de
los últimos dos gobiernos. Una crisis que provino, para que no se olvide, de
esa excelente combinación de políticas que produce hiperinflación, devaluación,
contracción económica [2], desabastecimiento y escasez. También, aparentemente,
el “acuerdo” incluye algún monto para financiar la recuperación del
sistema eléctrico el que, como recordamos, tampoco fue muy bien manejado
por Corpoelec.
Habría
que añadir que estamos en vísperas de unas elecciones primarias de la oposición
para escoger un único candidato contra el del gobierno, unas que, de acuerdo
con este, solo se permitirán si se eliminan las sanciones que se le
fueron aplicando sucesivamente y que, según recordamos se fundaron en la
defensa del ordenamiento político y los derechos humanos.
La
petrolera
A
esto se agrega, y no se puede omitir, la graciosa concesión a la empresa
Chevron, ganada, según parece, solo porque se sentaron a dialogar los opuestos,
quiere decir que, extraña y milagrosamente, lo que se supone que era una
negociación política terminó en petrolera, tema que, por supuesto, tiene un
solo beneficiario y no dos. Mientras tanto, un buen número de voceros, ven con
muy buenos ojos esa conversión de las negociaciones, de elecciones libres por
sanciones a sanciones por petróleo.
Un
poema viene a cuento
Frente
a este muy triste panorama se nos ocurre, por cuestiones de memoria y, quizás,
de antigua participación y desilusión política, recordar el bello poema de
Jacques Prevert, [3] en el cual alude a una paradoja similar en otra época, en
la que varios personajes enmascarados se reúnen para celebrar y del que
tomé algunas partes que dicen así:
“Los
que piadosamente…
Los que copiosamente…
Los que patrioterizan…
Los que inauguran
Los que creen
Los que creen creer
Como
duele profundamente lo que puede venir y no se ve una alternativa de cambio
valida, apelamos a esas palabras, viendo a nuestra Venezuela en manos
vitalicias, cuyas características van desde ese “socialismo confuso” que apela
a las reglas de mercado, luego las revierte y son las mismas que se asociaron a
la “moneda imperial y, mientras tanto promueve a la callada el Estado
Comunal siguiendo la versión china o la cubana. Por esas razones el mismo poema
nos ayude, quizás, a entender. Sigue así:
Los
que croan croan
Los que tienen plumas
Los que meten mano
Los que andromaquean
Los que dreadnoughtean
Los que mayusculan
Los que cantan a compás
Los que cepillan para que brille
Los que tienen panza
Los que bajan los ojos
Los que saben trinchar el pollo
Los que son calvos por dentro
Los que bendicen las jaurías
Los que se hacen besar los pies
Los que corren, vuelan y nos vengan, [4]
Todos
esos y otros entraban orgullosamente al palacio del Elíseo haciendo
crujir la grava; todos se atropellaban, se apuraban, pues hay un banquete de
cabezas y cada cual se había fabricado la que más le gustaba.”
Describe
el poeta minuciosamente a todos aquellos que, disfrazados, asisten a la cena y
reproducen aquella Francia paradójica en la que convivieron ricos y
pobres, reyes y revolucionarios, asambleístas y Presidentes que terminaron,
como todos sabemos.
Como
se dice en el argot cinematográfico esta película, este poema, estas notas, no
representan hechos reales, ni a persona alguna. Son ficciones inventadas por el
guionista y el productor.
Notas:
[1]
No olvidemos los pronunciamientos en cada caso. Por ejemplo: la “Ley de Defensa
de los Derechos Humanos y la Sociedad Civil de Venezuela”, aprobada por el
Congreso de ese país y refrendada por el Presidente Obama impuso “sanciones a
las fuerzas de seguridad venezolanas que reprimieron las protestas
estudiantiles de ese año”. Posteriormente se produjeron otras, quizás la más
importante, la “Ley Verdad”, pues en el año 2019 el Congreso de ese país
la aprobó con el respaldo de ambos partidos y cuyo fin es el mismo.
[2]
Venezuela perdió del 2013 al 2018 cerca de un 70% de su capacidad productiva
(PIB) con su consecuente impacto en el empleo y la multiplicación del
empobrecimiento.
[3]
“Intento de descripción de una cena con máscaras en Paris” Publicado en El
Porteño, Valparaiso.2/12/2021
Maxim
Ross
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