San Josemaría 23 de marzo de 2024
@sJosemaria
Estos días –me comentabas– han
transcurrido más felices que nunca. –Y te contesté sin vacilar: porque
"has vivido" un poco más entregado que de ordinario. (Surco, 7)
Recordad la parábola de los
talentos. Aquel Siervo que recibió uno, podía -como sus compañeros- emplearlo
bien, ocuparse de que rindiera, aplicando la cualidades que poseía. ¿Y qué
delibera? Le preocupa el miedo a perderlo. Bien. Pero, ¿después? ¡Lo entierra!
Y aquello no da fruto.
No olvidemos este caso de temor enfermizo a aprovechar honradamente la capacidad de trabajo, la inteligencia, la voluntad, todo el hombre. ¡Lo entierro -parece afirmar ese desgraciado-, pero mi libertad queda a salvo! No. La libertad se ha inclinado hacia algo muy concreto, hacia la sequedad más pobre y árida. Ha tomado partido, porque no tenía más remedio que elegir: pero ha elegido mal.
Nada más falso que oponer la libertad
a la entrega, porque la entrega viene como consecuencia de la libertad. Mirad,
cuando una madre se sacrifica por amor a sus hijos, ha elegido; y, según la
medida de ese amor, así se manifestará su libertad. Si ese amor es grande, la
libertad aparecerá fecunda, y el bien de los hijos proviene de esa bendita
libertad, que supone entrega, y proviene de esa bendita entrega, que es
precisamente libertad.
Pero, me preguntaréis, cuando
alcanzamos lo que amamos con toda el alma ya no seguiremos buscando: ¿ha
desaparecido la libertad? Os aseguro que entonces es más operativa que nunca,
porque el amor no se contenta con un cumplimiento rutinario, ni se compagina
con el hastío o con la apatía. Amar significa recomenzar cada día a servir, con
obras de cariño.
Insisto, querría grabarlo a
fuego en cada uno: la libertad y la entrega no se contradicen; se sostienen
mutuamente. La libertad sólo puede entregarse por amor; otra clase de
desprendimiento no la concibo. No es un juego de palabras, más o menos
acertado. En la entrega voluntaria, en cada instante de esa dedicación, la
libertad renueva el amor, y renovarse es ser continuamente joven, generoso,
capaz de grandes ideales y de grandes sacrificios. (Amigos de Dios,
30-31)
Tomado de: https://opusdei.org/es/dailytext/
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