Fernando Luis Egaña 16 de mayo de 2024
Esa
paz verdadera requiere que la hegemonía imperante sea superada por los caminos
de la Constitución, y que sus responsables encaren la acción de la justicia
independiente
El
conjunto de la nación anhela un futuro de paz. Y hay quienes buscan impedirlo,
porque la violencia, la represión, la intimidación y la impunidad, son el
ambiente necesario para ejercer su poder despótico.
Se aprecia, entonces, cómo un poder cupular alcanza a controlar a un país, a imponer su afán de dominio, y a sustituir la soberanía popular, por la obsesión del continuismo.
En una
realidad así, ¿es posible un futuro de paz? Es difícil pero es posible. No me
refiero a la paz «estática» de la resignación colectiva. No. Me refiero a la
paz «dinámica» de la justicia, la convivencia democrática, el desarrollo
económico.
Esa
paz verdadera requiere que la hegemonía imperante sea superada por los caminos
de la Constitución, y que sus responsables encaren la acción de la justicia
independiente.
La
venganza no conduce a la paz sino que siembra o produce más violencia. La
justicia si lleva a la paz, entre otros motivos, porque demuestra que el mal no
prevalece ante el bien, el derecho, y la voluntad de cambio.
Un
futuro de paz es fundamento para la reconstrucción nacional.
Fernando
Luis Egaña
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Para comentar usted debe colocar una dirección de correo electrónico