Por José
Domingo Blanco, 9/10/2014
El sol no se puede tapar
con un dedo. Tal vez, por eso al gobierno le tocó reconocer -y exigir vía Gaceta
Oficial- la notificación de los casos de chikungunya. Desde el 6 de octubre es
obligatorio reportarlos. Ahora sí: pero como una imposición más como esas
tantas otras que nos han querido imponer. Como todo lo que hace este gobierno.
Pero, resulta que ahora sí: los médicos que reciban y comprueben que su
paciente tiene chikungunya, deben notificarlo al distrito o municipio
sanitario, porque ¡ahora sí! se dan cuenta de que los casos se les están yendo
de las manos y crecen tan vertiginosamente como las cantidades del zancudo
transmisor del virus. Sin embargo, todos tenemos fresco en la memoria lo que le
ocurrió al presidente del Colegio Médico de Aragua, Ángel Sarmiento, cuando
reportó la muerte de ocho personas en el Hospital Central de Maracay. El gobierno
se encolerizó con su denuncia e incluso amenazó con meterlo preso. De nuevo una
reacción autoritaria de un régimen que piensa que ocultando cifras, esconde la
realidad. Y la verdad es que hay centenares de casos de afectados por el virus
y ahora, cuatro meses después, es cuando el gobierno impone la notificación de
los casos. Evidentemente, no puede seguir tapando el sol con un dedo.
Para un gobierno, así
como para los responsables de la salud, la prevención debería ser una
prioridad. Eso lo han advertido cada uno de los médicos con quienes he tenido
la oportunidad de conversar. Por eso es por lo que los países desarrollados nos
llevan una morena: porque apenas surge una amenaza bacteriológica o viral para
la población inmediatamente se preparan y se blindan. ¿Y cuál es el resultado?
No hay epidemias, todo se controla y no se llega a daños mayores. En los países
desarrollados a la población se le alerta, se le dan recomendaciones y se les
enseña de inmediato a tomar medidas preventivas. En pocas palabras: toda
amenaza de epidemia se combate con información. Pero, el gobierno no ha
entendido esto. Para este régimen es más fácil esconder que afrontar. ¿Serán
estas las recomendaciones de los médicos cubanos? Así es como debe funcionar la
medicina en Cuba, y el desgobierno de Nicolás, que tanto pondera y exalta a la
medicina de la isla, no titubea a la hora de copiarse el modelito dictatorial
antillano.
Maduro, en su cadena del
8 de octubre, graduó a 40 “médicos y médicas integrales comunitarios” (sic);
una noticia que en otro contexto sería realmente meritoria. Pero, para nadie es
un secreto que la preparación que reciben estos jóvenes doctores de la patria
revolucionaria de Chávez, se ha puesto en entredicho porque son muchachos
graduados en tiempo record –con todas las deficiencias que la formación express
acarrea- para poner en sus manos, nada más y nada menos que la vida de los
venezolanos. Pero, el colmo de la pasión de este desgobierno hacia Cuba fue
cuando Nicolás arrancó con sus loas y glorias al Ché Guevara quien, como
sabemos, era médico y murió el 9 de octubre. No me extrañaría para nada que les
diera por cambiar el Día del Médico en Venezuela, que todavía hoy celebramos el
día del natalicio del insigne doctor José María Vargas. ¡Por Dios! Elogiar al
Ché Guevara cuando aquí lo que sobran son galenos ilustres, brillantes,
venezolanos de pura cepa, verdaderos héroes anónimos, que acumulan muchos más
méritos que el Ché.
Asimismo, la cadena de
Maduro me dejó otra preocupación que quisiera compartir: visto los antecedentes
de cómo el gobierno se empeña en ocultar las cosas, y dado este repentino
interés de Nicolás por convocar a los países del ALBA para prevenir el ébola:
¿no será que ya tienen reportes de casos en el país y nos quieren hacer creer
que, por iniciativa propia, por fin actuarán como lo establecen los protocolos
de prevención? Porque no es sólo eso lo que me preocupa: vistos los
antecedentes de corrupción y despilfarro que ha caracterizado a este gobierno,
no quiero ni pensar a dónde irán a parar esos recursos con los que,
supuestamente, comprarán equipos y sistemas de seguridad para protegernos
contra el ébola. ¿Cómo creerles si, con el chikunguya no actuaron como debían y
quienes lo padecen sufren buscando el desaparecido acetaminofén? ¿Cómo creerles
si, los que aún no hemos sido picados por el mosquito, inventamos repelentes
caseros porque no encontramos ni los antiquísimos espirales Plagatox? Yo no les
creo ¿y ustedes?
¿Quiénes tienen los días
contados? ¿No seremos nosotros los venezolanos los de “los días contados”?
Porque a lo mejor el ébola ya está aquí en el país y nos lo están escondiendo
como hicieron con el chikungunya. ¡Qué Dios nos coja confesados!
@mingo_1
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