Manuel Felipe Sierra Octubre 10, 2014
Entrevista a ernán Lugo Galicia –
Periodista y analista político.
Pese a las peleas
internas el chavismo se mantiene unido, porque dividido es presa fácil de
cualquier proyecto contrario. Para Maduro tomar una decisión tiene que
consultar a siete personas, en el caso de Chávez él se consultaba a sí mismo.
El Congreso del PSUV fue “teledirigido” por la cúpula, señala el redactor de la
fuente política de El Nacional.
Además de haberse
desempeñado como Secretario General del Colegio Nacional de Periodistas, tiene
varios años inmerso en el proceso político venezolano. Se le considera uno de
los analistas mejor informado sobre lo que ocurre en el mundo chavista, de allí
que sus notas y crónicas se hayan convertido en valiosas referencias para
entender muchas de las claves de la situación que vive el país. Estas son sus
reflexiones para los lectores de ABC de la Semana.
— A raíz de la muerte de Hugo Chávez
se dijo que el Partido Socialista Unido de Venezuela y más allá de él, el mundo
chavista entraría en un proceso de deslinde y que era factible, además de los
enfrentamientos que ya existían que eran postergados por el liderazgo de
Chávez, que se abriera nueva etapa en el PSUV. ¿Ello ha ocurrido?
— Yo creo que el chavismo, a
diferencia de la oposición, ha entendido que la única forma de mantenerse a
pesar de que existen tendencias y de que existen corrientes, es a través de un
pacto que data desde 2010. Ya desde 2006, William Lara concebía la necesidad de
que en el chavismo, a pesar de las diferencias y divergencias existiera una
especie de pacto dentro de las cúpulas, sobre todo de las cabezas de la
Revolución. A partir de allí, se genera un proceso bien interesante que comenzó
con un pacto para las elecciones legislativas y luego para la escogencia de los
gobernadores, y como conductor de ese pacto aparece en 2010 Elías Jaua. Por esa
razón, aún cuando hay peleas internas y la gente percibe que hay cuatro figuras
claves, vemos cómo se mantiene el chavismo unido, porque ellos están
conscientes de que divididos son presas fáciles de cualquier proyecto
contrario.
— Cuando hubo ese paréntesis por la
muerte de Chávez se habló mucho (incluso ello se manejó desde sectores de la
oposición) sobre quién podía ejercer el nuevo liderazgo: Nicolás Maduro o
Diosdado Cabello. Y parece ser que, si no lo hubo expresamente, se llegó a una
especie de acuerdos entre ambos. ¿Esas diferencias entre Maduro y Diosdado son
de tal magnitud o simplemente tienen que ver con impases que son normales en el
juego político?
— Creo que existen discrepancias de
forma en cómo hacer las cosas. No olvidemos que Diosdado Cabello viene del
sector militar y por supuesto, sus decisiones siempre van a ser como
verticales. En el caso de Maduro, tiene alguna formación civilista, por
llamarla de alguna forma, y ello le permite tener que, por ejemplo, consultar
ciertas cosas. En el caso de Chávez él se consultaba a sí mismo, pero para
Maduro tomar una decisión tiene que consultar a siete personas. Allí es donde
vemos que de alguna manera hay un pacto o una necesidad de mantenerse unidos.
— ¿Quiénes son esas siete personas?
— Me refiero a quienes integran el
buró político dentro del PSUV, pero lo más visibles y quienes tienen más
influencia son por ejemplo: Tareck El Aissami; Héctor Rodríguez; Rafael
Ramírez; Francisco Ameliach; Luis Reyes Reyes, que tiene una presencia muy
importante por haber sido uno de los que acompañó a Chávez durante la asonada
militar; Cilia Flores, por supuesto, porque fue el enlace entre Chávez y
Maduro, porque ella conoció primero a Chávez cuando se convirtió en su abogada
defensora; y Ramón Rodríguez Chacín. Esas siete personas conforman lo que
pudiéramos llamar el “cogollo” dentro del partido porque durante los últimos
meses hemos comprobado que la Dirección Nacional ha sido desplazada,
precisamente por esta especie de cúpula que decide y luego le informa a los
miembros de la dirección, quienes simplemente tienen que acatar esas
decisiones.
Corrientes y tendencias
— También está el peso que
recientemente ha adquirido Francisco Arias Cárdenas.
— Arias Cárdenas entró en esta nueva
etapa, recordemos que estuvo retirado y además enfrentado abiertamente a Chávez
y eso hizo que gente le tenga cierta reserva. Sin embargo, en el caso de Arias
Cárdenas, está construyendo una especie de “referencia nacional”, es como una especie
de Henry Falcón en el caso de la oposición. Es decir, quiere construir una
vitrina para que la gente pueda decir “si esto lo hizo en Zulia eso lo puede
hacer en toda Venezuela”.
— Esos siete, en la práctica, son la
cúpula de la dirigencia burocrática del partido, pero también hay diferencias
ideológicas que tuvieron su primera expresión en la carta de Jorge Giordani y
en las declaraciones posteriores de diversos voceros.
—Pudiéramos decir que desde 2011 para
atrás podríamos echarle toda la culpa de lo bueno y de lo malo a Chávez, ahora
tenemos que echarle la culpa a Maduro. Entonces, a partir de allí se han
generado ciertas visiones sobre cómo debe construirse el socialismo o cómo continuar
el proyecto chavista. Vemos a un Maduro entrampado porque él tiene que tomar
decisiones, por ejemplo, para poner a producir el país tendría que entenderse
con los empresarios, sin embargo eso es mal visto por lo los sectores
radicales.
— Sin embargo, por lo menos Maduro ha
hecho intentos y se han establecido algunas comisiones con el sector privado…
— Hay acuerdos y de 59 que habían se
aprobaron 56. Es decir, dentro de las filas del chavismo están viendo que hay
acercamientos de Maduro con el sector privado, lo cual tiene lógica porque el
Presidente necesita que las empresas produzcan para poder resolver el problema
del desabastecimiento y la inflación, porque cuando la gente le pida comida
simplemente tiene que responderle y eso evidentemente no tiene ningún tinte
ideológico sino más bien un tinte pragmático. El hecho de que haya estado en
las Naciones Unidas evidencia lo pragmático que puede ser Maduro. También vemos
cómo hace unos días el Gobierno se reunió con un encargado de negocios de la Casa
Blanca y a raíz de ello hemos visto como se han facilitado algunas cosas: el
hecho de que designara a un representante nuestro en Estados Unidos; que la
hija de Chávez quiera ser representante ante la ONU y vivir en un status de
diplomático en Nueva York; y la decisión de no vender CITGO y simplemente
tratar asociarla con capital norteamericano. Es decir, estas son acciones de
alguien que está pensando en cosas que evidentemente van a chocar con los
sectores radicales como la Marea Socialista y el Partido Comunista que están
exigiendo mayor centralismo, con un control del Estado más fuerte y las
condiciones actuales no permiten ello porque por ejemplo, si el Gobierno
decidiera tomar toda la producción de alimentos del país no duraría ni dos o
tres mes.
Elecciones Parlamentarias
— Ahora, cuéntanos de esta tendencia
ideológica que se ha expresado en la Marea Socialista y esos grupos estimulados
por los planteamientos de Nicmer Evans y Héctor Navarro, quien por cierto viene
del núcleo inicial del chavismo universitario, que hizo aquellos primeros
planteamientos teóricos que sirvieron de base a los programas de Chávez cuando
ni siquiera era candidato presidencial.
— Sí, en ese momento existía la Agenda
Venezuela y ellos estaban proponiendo una agenda alternativa, la Bolivariana, y
comenzaron a trabajar en eso. Ahora, en el PSUV esas personas que son
disidentes y radicales han buscado canales de expresión. Marea Socialista
(coordinada por Gonzalo Gómez, quien también es director y fundador de Aporrea)
pasó de ser un movimiento sindical en el estado Bolívar con unas ramificaciones
políticas en Caracas, a dar directrices de cómo debe ser su llamado proceso
revolucionario. Además, está la corriente Bolívar-Zamora, que está integrada
por campesinos y pescadores, y que tiene un peso importante porque si uno
revisa la última Constitución del Consejo Presidencial de Gobierno, de 459
delegados dentro del país ellos tienen 150. Es decir, que no sólo participan
sino que tienen claro los objetivos que quieren lograr, que en este caso no es
sólo recuperar las tierras y empezar a producir, ellos están pensando en que el
Estado debería entregar más tierras a los campesinos. Hay también otros
movimientos que son como el Bloque Popular Revolucionario y el Comando
Revolucionario, que tienen incidencia sobre las actividades dentro del PSUV.
— Y con respecto a esas tendencias y
esos movimientos se especuló (con mucha razón) que podrían plantearse
diferencias en el Congreso del PSUV, pero parece que esos pronósticos se
cayeron y Nicolás Maduro logró, al menos con las conclusiones del evento,
ratificar su liderazgo, no sólo como Presidente de la República, sino como jefe
del partido.
— Desde un principio ese congreso fue
controlado, fue digamos “teledirigido”. Si uno revisa el método de elección de
ese congreso uno se da cuenta dónde estaba la trampa. Primero, se dijo que
todos los militantes del partido podrían postularse y no fue así, fue a través
de unas “unidades de batallas electorales” donde diez personas se anotaban y a
partir de allí se aceptaban o no que fueran candidatos. Es muy diferente que tú
digas que es una elección abierta donde pueden inscribirse los siete millones
de personas que militan en el PSUV, a que digas que sólo pueden inscribirse
quienes participan en las patrullas, y estamos hablando de 13.656 patrullas que
hay en todo el país. Posteriormente, durante el proceso de elecciones les
informaron que tenían un total de 532 puestos que habían que elegir pero se
estaban postulando 1.500.000 personas. Además, luego de que se dieron las
elecciones, se les indicó que había que hacer una depuración, que no hicieron
los militantes sino que hizo la Dirección Nacional junto con las direcciones
regionales. Entonces, cuando vemos la composición final del congreso, básicamente
los miembros electos como delegados responden a las tendencias de los alcaldes
y gobernadores del partido, por lo tanto, evidentemente allí no se iba a
presentar ninguna disidencia y la mejor muestra es que ni siquiera la carta
entregada a Diosdado Cabello por Héctor Navarro se discutió. Ese congreso
sirvió para eso, para tener un control sobre todas las decisiones, y en primer
lugar, ratificar a Maduro como Presidente, y además que él de alguna manera se
adjudicara atribuciones como eliminar el proceso de selección a las regiones y
los municipios, y decidir que sea la cúpula y él quienes escojan a los
candidatos para las parlamentarias de 2015.
— Pasada ya esa etapa, viene el tema
de las elecciones parlamentarias del próximo año. Al parecer, el PSUV ha trazado
una estrategia que consiste que sus planchas estén integradas en un 50% por
personas menores de 30 años, y como dices en tus artículos de El Nacional, a
diferencia de la oposición el chavismo tiene una estrategia muy clara para
lograr la mayoría en la Asamblea Nacional.
— Para el oficialismo la Asamblea es
considerada como estratégica. En este momento el PSUV tiene 99 diputados a
través de la alianza con el Partido Comunista y la Unión Popular Venezolana
(UPV). Ello le ha permitido aprobar leyes por mayoría simple, pero el año 2015
se va a tornar desde el punto de vista económico bastante difícil y ellos han
señalado que el Parlamento podría convertirse en una especie de organismo
contralor que ejercerá sus funciones reales y que evidentemente, pudiera
incluso acortar el periodo presidencial. Por esa razón vemos cómo Diosdado ha
comenzado a hablar del tema de una forma enérgica, haciendo un llamado a toda
la militancia para que la oposición no logre lo que parece inevitable desde el
punto de vista de las encuestas. Sin embargo, no olvidemos nunca que el
chavismo siempre encuentra fórmulas para controlar la situación.
— Tal como ocurrió en las elecciones de 2010…
— Exacto, cuando inventaron los
circuitos y eso les permitió obtener mayor número de escaños a pesar de tener
menor número de votos. Pero definitivamente es vital, aunque el Gobierno no lo
entienda así, tener una Asamblea que supervise, que legisle y que haga
contraloría social, eso es importante en el tema democrático. Pero
lamentablemente dentro del chavismo no lo ven así, lo ven más bien como una
perversión, como una forma de detener el “proceso revolucionario” y por eso van
a hacer todo lo posible para mantener esa mayoría que ahora tienen.
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