Por Víctor Salmerón | 8 de octubre, 2014
Las estadísticas del Banco Central de
Venezuela desnudan que las reservas internacionales, es decir, el tanque de
dólares que tiene el país para pagar deuda externa, importaciones y otras
necesidades como divisas para viajes o estudios en el exterior, registra un desplome de 33% entre el cierre
de 2012 y el 7 de octubre ubicándose en 19 mil 925 millones, el nivel más bajo
desde el 19 de diciembre de 2003.
La caída se aceleró una vez que, según
lo explicado por funcionarios a Reuters, el Gobierno retiró la semana pasada
1.700 millones de dólares para cancelar mañana el pago de capital e intereses
correspondientes al vencimiento de bonos que la administración de Hugo Chávez
emitió en octubre de 2004.
Del monto de las reservas solo una
mínima parte está en efectivo o en bonos que pueden convertirse rápidamente en
billetes verdes, el resto corresponde fundamentalmente a barras de oro que,
salvo que sean vendidas o colocadas como garantía para solicitar préstamos, no
le sirven al directorio del Banco Central al momento de aprobar el monto de las
divisas que el Centro Nacional de Comercio Exterior (Cencoex) asigna cada mes.
Los balances auditados del Banco
Central revelan que las barras doradas representan 70% de las reservas
internacionales, la magnitud más elevada entre los países de América Latina, y
las reservas líquidas se encuentran en montos bastante bajos.
Efraín Velásquez, presidente del
Consejo de Economía Nacional, explica que “al cierre de septiembre las reservas
internacionales líquidas se ubicaban en 2 mil 800 millones de dólares, por lo
tanto, tras el retiro de la semana pasada para pagar deuda han descendido a una
cifra cercana a tan solo mil millones de dólares, evidentemente esto hará que
se desfase la asignación de divisas al sector privado hasta que se recuperen”.
Barclays destaca en una nota enviada a
sus clientes que en el pasado las autoridades solían acumular recursos fuera de
las reservas para realizar los pagos de deuda y considera que lo ocurrido es
una señal de falta de previsión y de iliquidez de divisas.
La previsible lentitud en la
asignación de divisas al sector privado, hasta que se recuperen las reservas
líquidas, ocurrirá en un contexto en el
que las empresas ya padecen una fuerte sequía de dólares. En un entorno en el
que Pdvsa solo entrega al Banco Central la mitad de las divisas provenientes
del petróleo y el resto fluye hacia fondos que maneja el Gobierno, crecen los
pagos de deuda, las exportaciones no petroleras prácticamente han desaparecido
y la demanda de divisas se dispara por la mayor dependencia en las
importaciones y un dólar artificialmente barato, el país se enfrenta a un cuadro
de iliquidez de moneda dura.
El ajuste Maduro. Un estudio elaborado
por Francisco Rodríguez, analista de Bank of America, explica que la caída que
sufrieron las importaciones en el primer semestre, tras el descenso en las
asignaciones de divisas, apunta a un declive similar al experimentado en
períodos en que el país ha sufrido severos ajustes.
El Instituto Nacional de Estadísticas
registra que en el primer semestre las importaciones se ubican en 17,3
millardos de dólares, cifra que representa una caída de 22% respecto al mismo
lapso de 2013 y Francisco Rodríguez asevera que si el descenso continúa a este
ritmo las importaciones de 2014 declinarán 35,5% respecto a 2012, lo cual se
traduciría en el cuarto ajuste más fuerte en cuanto a contracción de las compras
en el exterior desde 1946.
Entre 1982-1984 las importaciones
sufrieron un declive de 46,7% en medio de la crisis desatada el Viernes Negro;
entre 2001-2003 cayeron 45,4% por el paro petrolero; entre 1988-1990 descienden
43,7% por el paquete de ajuste de Carlos Andrés Pérez y entre 1992-1994 se
contraen 33,3% por las medidas que adopta el gobierno de Rafael Caldera.
Así, la caída de las importaciones
entre 2012-2014 superaría a la experimentada durante la crisis que sufrió el
país durante el segundo mandato del expresidente Rafael Caldera.
Del total de las importaciones 77%
corresponde a materias primas, insumos y bienes de capital que las empresas
requieren para producir, de tal forma, que la contracción en las compras al
exterior impacta el crecimiento de la economía y la creación de puestos de
trabajo en el sector formal.
Mala administración. Venezuela se ha
convertido en un petroestado con escasez de dólares en medio de decisiones poco
acertadas. Reformas legales obligaron al Banco Central a transferirle al
Fonden, un fondo con el que el Gobierno cubre planes de gasto, 53 mil millones
de dólares en los últimos nueve años, con lo que las reservas líquidas se
desplomaron a mínimos históricos.
Luego, el expresidente Hugo Chávez
repatrió las barras de oro que el país tenía colocadas en el Banco de
Inglaterra, con lo que ya no pueden ser utilizadas como garantía para obtener
financiamiento.
Efraín Velásquez señala que
“usualmente Venezuela colocaba como garantía el oro que tenía en el exterior y
obtenía préstamos a muy bajas tasas de interés para reforzar las reservas
líquidas cuando era necesario. Ahora, con el oro en Caracas, esto no es
posible”.
La presión sobre las reservas va en
ascenso. Entre 2001 y 2012 el precio del oro ganó brillo de manera constante
acumulando un salto sin precedentes de 516% y el Banco Central revalorizó los
lingotes con lo que suavizó el impacto
de las transferencias al Fonden.
Pero el precio del oro ha dado un giro
en un ambiente en que los inversionistas esperan que la Reserva Federal
incremente las tasas de interés y reduzca la inyección de liquidez que impulsa
la demanda por el metal precioso, hundiendo el valor de la Onza Troy a niveles
no vistos desde 2003.
Para valorar las barras de oro que
forman parte de las reservas el Banco Central utiliza el promedio móvil de los
seis últimos meses del mercado matutino en Londres y si el brillo del metal
continúa apagándose las reservas seguirán debilitándose.
Entre diciembre de 2012 y junio de
este año el Banco Central de Venezuela tuvo que ajustar a la baja el valor de
las barras doradas que forman parte de las reservas desde 1.686 dólares por
onza troy hasta 1.290 dólares por onza.
A la cadena de malas noticias se añade
que el precio del petróleo, el producto que aporta 96 de cada 100 dólares que
ingresan al país, también está a la baja y los barriles que vende Venezuela se
cotizaron la semana pasada en 85,5 dólares reflejando un declive de 12%
respecto al promedio del segundo trimestre.
En este contexto los inversionistas
observan un alto riesgo en Venezuela que en lo que resta de año aún debe
cancelar 6 mil 400 millones de dólares por vencimientos de deuda externa y
entre 2015-2017 deberá desembolsar cada año 10 mil millones de dólares en
promedio.
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