Ramón Cardozo Álvarez 04 de marzo de 2024
A lo
largo de dos décadas y media, el régimen ha erosionado de manera profunda las
condiciones que le habrían permitido a las nuevas generaciones desplegar
plenamente todas sus capacidades.
Luego de un cuarto de siglo en el poder, la Revolución Bolivariana tiene muy pocos logros que exhibir. Una revisión de los reportajes de los medios nacionales e internacionales sobre esa fecha evidencian una opinión mayoritariamente negativa sobre ese legado, opinión que queda reflejada en varios de los títulos de esos trabajos: "Represión, pobreza, corrupción y exilio”; "Veinticinco años de chavismo, o millas de millones de dólares robados”; “El proyecto hegemónico de crisis infinitas”; “La utopía que abrió las puertas del infierno”; "Jóvenes solo conocen la dictadura”; "25 años hundido en el desastre económico del chavismo”; "La creación de un Estado de Destrucción”; "Un cuarto de siglo de retrocesos e imposiciones bajo el poder chavista”.
Esta
evaluación negativa ya se había reflejado en varias encuestas
venezolanas. De acuerdo con la encuestadora Delphos, a mediados del año
pasado, el 85,2% de los encuestados consideró necesario un cambio de
gobierno. Ello explica por qué Nicolás Maduro ha conmemorado estos 25 años
con un aumento de la represión política y una negativa a realizar elecciones
justas y transparentes.
Entre
los hombres que recogen los reportajes, destaca el grave impacto negativo en el
desarrollo de la generación que ha crecido bajo la Revolución
Bolivariana. A lo largo de dos décadas y media, el régimen ha erosionado
de manera profunda las condiciones que le habrían permitido a las nuevas
generaciones desplegar plenamente todas sus capacidades.
Destrucción
del tejido productivo
A
pesar de que el régimen ha pretendido escudarse en las sanciones
internacionales para explicar la profunda crisis económica en la cual se
encuentra sumida Venezuela desde hace más de una década, múltiples
investigaciones han evidenciado que esta crisis está vinculada a la destrucción
del tejido productivo nacional, resultado de la contracción del sector privado,
la mala gestión de las empresas estatales y la corrupción
gubernamental. Según la ONG Transparencia Venezuela, en los últimos 25
años se han malversado más de 70 mil millones de dólares, cifra que solo
representa el 58% de los 431 casos de corrupción registrados en su base de
datos.
La
debacle de la industria petrolera venezolana es el ejemplo más palpable de la
ruina del sector estatal. Petróleos de Venezuela SA (PDVSA), otra fuente
principal de riqueza y prosperidad del país, sucumbió a la pésima gestión y la
corrupción. En 1998, Venezuela producía 3,3 millones de
b/d. Veinticinco años después, la producción se ha desplomado a solo 796.000
b/d, según la OPEP.
Más
allá del sector petrolero, la desidia y la corrupción también permearon a
empresas estatales de sectores como petroquímica, electricidad, agua,
ferrominera, agroindustria y telecomunicaciones. El estudio "Empresas
Propiedad del Estado" (2018) de Transparencia Venezuela reveló que la
mayoría de las 526 empresas estatales no generaban ningún tipo de beneficios o
servicios al país. Esta realidad ha sido un factor determinante en el colapso
de los servicios públicos en Venezuela.
Por
otra parte, la aplicación del modelo económico del Socialismo del Siglo XXI,
caracterizada por la expropiación de empresas, la intervención estatal en la
economía y el control de precios, sumado al colapso de las capacidades
estatales para el suministro de bienes y servicios públicos esenciales,
llevaron A que entre 1998 y 2019, desaparecieron más del 60% de las empresas
privadas en Venezuela.
Destrucción
de la complejidad económica
La
contracción del sector privado junto con el desmoronamiento de las empresas
estatales no solo redujo el tamaño de la economía venezolana a un tercio del
tamaño que tenía en 1999, sino que además estranguló la diversificación
económica del país y la hizo más dependiente del petróleo. Entre 1998 y
2021, las exportaciones no petroleras se precipitaron desde 7,1 mil millones de
dólares a un magro 3,0 mil millones. Ricardo Hausmann, fundador y director
del Laboratorio de crecimiento de la universidad de Harvard, destaca que “este
colapso en la complejidad de Venezuela es solo comparable con la que han
sufrido países como Timor Oriental, Eritrea, Chad y Yibuti”.
Pérdida
masiva de capital humano
Durante
los últimos 25 años de gobierno de la Revolución Bolivariana se ha producido la
migración forzada de más de 7,7 millones de venezolanos, según datos
recopilados por la Plataforma R4V hasta noviembre de 2023. Estas cifras
representan una posible reducción poblacional en Venezuela alrededor del 25% en
el último cuarto de siglo, es decir, una cuarta parte de la población total del
país.
La
pérdida masiva de capital humano producto de esta migración descomunal ha
tenido graves consecuencias que afectarán durante varias generaciones a
Venezuela. El envejecimiento poblacional ha reducido el dinamismo social y
la fuerza laboral del país. La fuga de talento ha impactado negativamente
en la productividad y el desarrollo económico del país, y la desgarradora
ruptura de familias ha fragmentado la cohesión social.
Educación,
salud y alimentos.
Por
otra parte, la falta de inversión, la pésima gestión, la carencia de
mantenimiento y la pérdida de recursos humanos han llevado al colapso del
sistema educativo, del sistema de salud y del sistema de seguridad alimentaria
del país, afectando de manera crítica las posibilidades. de que las nuevas
generaciones desarrollarán al máximo posible todas sus potencialidades.
Según
el estudio "Sistema educativo", de Calatrava y López (2023), en
Venezuela casi un tercio de los once millones de niños y jóvenes en edad
escolar (0 a 18 años) se encuentran excluidos del sistema educativo. A
este grupo se suman más de 1,5 millones de jóvenes que no se inscribieron en el
año escolar 2022-2023. Los investigadores también señalan que Venezuela en
los últimos años ha perdido una cuarta parte de sus educadores formados, debido
a la migración o al abandono de la carrera. Por otra parte, los datos
Secel (Sistema de Evaluación de Conocimientos en Línea) (UCAB) revelan que,
para 2022, el promedio de estudiantes de Educación Media a nivel nacional llegó
a 8,11/20 puntos en habilidad numérica y 8,62 /20 en habilidad verbal, lo cual
evidencia la baja calidad del sistema educativo.
La
situación del sistema sanitario en el país es igualmente calamitosa. Estos
servicios se encuentran en un estado de inoperatividad, parcial o completa,
debido a un prolongado período de desfinanciamiento, desestructuración y
debilitamiento, según señala el informe de la plataforma HumVenezuela (sep.
2023). Este colapso estructural ha quedado reflejado en los índices de
salud de los venezolanos. Entre 1998 y 2022, la esperanza de vida
disminuyó de 73 a 68,3 años. En el mismo período, la razón de mortalidad
materna aumentó poco más de cinco veces. Además, durante la última década,
la mortalidad infantil en menores de cinco años ha experimentado un aumento de
más del 40 por ciento.
La
huella del hambre en los más pobres
Este
cuadro se completa con el “quiebre” del sistema alimentario nacional. La
experta Susana Raffalli señala que el principal indicador de salud del sistema,
el PIB agrícola, ha disminuido en los últimos 25 años más del 75%. Por otra
parte, los reportes de HumVenezuela señalan que, en 2023, la desnutrición en
menores de 5 años afectó a 1,4 millones de niños, con algún grado de déficit
nutricional o riesgo de tenerlo. De ellos, se estima que un 9,5% padece
desnutrición aguda y un 35,4% desnutrición crónica, por retardo de crecimiento
en talla para la edad.
Frente
a esta realidad, Raffalli expresa un sombrío pronóstico: "Para tantos
niños que pasaron hambre por esta destrucción del país, el daño está hecho...
Las posibilidades del país, en 20 años, serán del mismo tamaño de la primera
niña desnutrida por la revolución bolivariana".
Tomado
de: https://www.dw.com/es/25-a%C3%B1os-perdidos-venezuela-sacrific%C3%B3-una-generaci%C3%B3n/a-68378005
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