La Patilla 01 de octubre de 2022
@la_patilla
Carlos
Faria se hace la vista gorda ante la grave crisis
operacional en las embajadas y consulados que afecta a los venezolanos en el
exterior y concentra su función a la campaña por la liberación de Alex Saab.
El
Ministerio del Poder Popular para Relaciones Exteriores no ha destinado el
presupuesto para las misiones diplomáticas y oficinas permanentes ante los
organismos internacionales y acumulan deudas desde 2019. La mayoría de Las
embajadas y consulados están en la quiebra. Personal local ha presentado
decenas de demandas laborales contra el Estado por incumplimiento de pagos, y
funcionarios diplomáticos venezolanos no reciben salario desde hace 22 meses.
La mayoría de las sedes diplomáticas no están en capacidad técnica para atender a los ciudadanos en el exterior ni en condición de emergencia dado que las oficinas han sido objeto de desalojos por mora inmobiliaria o corte de servicios como electricidad, internet y teléfono, muchas han cerrado y solo funcionan por cita para evitar el reclamo de proveedores quienes soportan meses sin recibir el correspondiente pago de sus servicios. A la par de estos eventos, los jefes de misión y embajadores nombrados por el régimen de Nicolás Maduro orbitan en un estado saudita sin complicaciones con todos los servicios y lujos viviendo en palacios y mansiones arrendadas y hacen uso de la renta consular, dinero proveniente del arancel de pasaportes, prorrogas y servicios de notaria, para mantener únicamente la residencia oficial, gastos personales y familiares, incluso boletos aéreos en primera clase, mientras los funcionarios diplomáticos, administrativo y local no reciben sueldos desde hace casi 2 años.
Al
igual que los socialistas predecesores, el canciller Carlos Faria ha
abandonado al servicio interno y servicio exterior dejando que sobreviva
orgánicamente sin fondos, sin organización ni planificación administrativa.
Ingeniero Mecánico de profesión, ex ministro de Industria y Comercios, y ex
embajador en Rusia, Faria rompe récords en la deuda que por años el Estado
acumula al servicio exterior. Para solventarlo, fuentes relacionadas estiman
que sería necesario unos USD $30 millones de dólares, monto que sigue subiendo
como la espuma cada día que se suman demandas de empleados extranjeros,
empresas de alquiler y servicios, además de los compromisos laborales.
La
cancillería es el tercer ente del Estado más importante, que
por ley debe salvaguardar los intereses nación y de sus connacionales ante los
demás países, pero el actual canciller promueve con vigor el resguardo de los
familiares de Alex Saab, su defensa y negociación por la fantasiosa liberación.
Prioriza la defensa de los derechos humanos de un cuestionado empresario
colombiano y viola el derecho de todos los venezolanos de contar con un
consulado al cual acudir, y cercena el derecho laboral de sus cientos de
trabajadores deshonrando la representación del país ante la comunidad
internacional.
Embajadas y consulados del régimen en
quiebra: Hasta 22 meses sin sueldo a diplomáticos venezolanos
Cada
día se suman más las Embajadas y Consulados en el exterior al sigiloso cierre
técnico por falta de recursos del Estado, lo que hace imposible asistir y
representar a los ciudadanos en el exterior.
A la
fecha, Embajadas, consulados y representaciones venezolanas ante los organismos
internacionales y sus funcionarios diplomáticos y locales soportan hasta 22
meses sin recibir sueldos ni presupuesto de la cancillería. El equipo de
defensa y los recursos necesarios para asistir a Alex Saab y proteger a su familia
no tiene retraso.
La
mayoría de los consulados están técnicamente incapacitados para atender citas
de pasaportes porque tienen el servicio de internet suspendido por falta de
pago o sus oficinas han sido clausuradas por mora de arrendamiento. Algunos
trámites consulares de extrema urgencia se resuelven en una cafetería que
ofrezca Wifi gratis.
Hechos
El
ministro del Poder Popular para Relaciones Exteriores, Carlos Faria, designado
en mayo de este año, heredó una cancillería arruinada por sus antecesores desde
que la actual vicepresidenta Delcy Rodríguez estuvo al frente de ese despacho,
pasando por la administración de Jorge Arreaza y, posteriormente, la breve
gestión del diplomático de carrera Félix Plasencia, actual embajador de
Venezuela ante el nuevo gobierno de Petro en Colombia.
Los
tres cancilleres han desatendido el requerimiento presupuestario de las
misiones diplomáticas y abandonaron al personal diplomático del servicio
exterior quienes a la fecha soportan hasta 21 meses de deuda salarial, en
algunos casos, a excepción del “diplomático” Alex Saab, quien recibe la
oportuna atención de Caracas por su bienestar sin la excusa de las medidas
coercitivas unilaterales contra el pueblo venezolano.
Probablemente
al venezolano de a pie poco le interesa qué o cuánto debe el Estado a un
funcionario público o a una embajada o consulado pero el asunto significa una
grave falla en la seguridad nacional y un vacío en el resguardo de activos de
la nación y protección al venezolano en el exterior, por lo que compete a todo
venezolano y más adelante se explica.
Como
bien se ha señalado en los últimos años en la prensa nacional e internacional,
los diplomáticos venezolanos en el exterior constantemente han sido objeto de
desalojados de sus viviendas, les han suspendido servicios básicos como
electricidad, internet y hasta se han visto obligados a retirar a sus hijos de
los colegios y/o universidades por falta de pago. Cientos de casos donde estos
trabajadores y sus familias se ven forzados a vivir con otros colegas en las
oficinas de la misión o residencia oficial del embajador y reducir su consumo
de alimentos al mínimo. Incluso, ya es casi una práctica de períodos donde
estos funcionarios no cuentan con un seguro médico internacional.
Increíblemente este panorama fue común mientras corría la pandemia global,
“solventándolo” por último con un seguro de viaje de una aseguradora rusa que
no era reconocido en muchos países.
El
grueso de embajadas y consulados alrededor del mundo se han visto forzados a un
cierre técnico y trabajar desde sus casas o cafeterías, por no contar con
electricidad, internet, incluso computadoras aptas y papelería. Sobre la
mayoría de embajadas y consulados pesan costosas demandas laborales por el
incumplimiento en el pago de sueldo de los trabajadores locales, tales como
asistentes de oficina, traductores, secretarias, conductores, seguridad y
mantenimiento. Estos escenarios son bien conocidos por los diplomáticos de otros
países y de los mismos gobiernos donde han sucedido y continúan sucediendo
estos casos.
Atenciones
solo para el enchufado dentro del enchufe
Antes
de su nombramiento como canciller, Faria fue embajador de Venezuela en Moscú
(2017-2022), por lo que conoció de primera fila el calvario que sufren los
diplomáticos venezolanos del servicio exterior y la difícil tarea de sus
colegas en administrar una misión diplomática sin recursos, con tremendas
deudas y demandas por falta de pago a empleados, proveedores y servicios. A
esto se le suma la constante incertidumbre de cómo, cuánto y cuándo el despacho
de Carmelitas va a enviar la próxima remesa, además, la carrera por quiénes van
a recibir los necesitados fondos porque no todas tienen el privilegio y la atención
de cancillería. Cabe aclarar que las remesas son prácticamente una vez al año y
solo cubre uno o dos meses de lo adeudado, traduciéndose esto en un
insignificante porcentaje de lo que un funcionario puede pagar de lo que
adeuda.
Existe
una gran disparidad en aprobar los fondos a asignar. Estos han funcionado de
acuerdo con el nivel de enchufe que tenga el jefe de Misión con Miraflores y el
Despacho de la Vicepresidenta. Por ejemplo: nuestras embajadas en China, Rusia
(donde estaba Faria como embajador), Chile, Mali, España, India, México o
Turquía, donde la ex – primera dama Marisabel Rodríguez de Chávez es la Cónsul
General, o el caso en La Haya y ahora la FAO donde ha estado designada Haifa
Aissami Madah, hermana de Tarek El Aissami, no sufren de grandes retrasos, así
como también aquellos países que generan alta renta consular (dinero
proveniente del pago de pasaportes y otros servicios), tales como Australia,
Italia, Francia, Argentina, Perú, Ecuador, Portugal, etc. Lo mismo sucede con
los consulados y las misiones permanente ante los Organismos Internacionales.
Tal es
el caso de la Representación venezolana ante la ONU-Nueva York donde Manuel
Moncada es el titular y goza del beneficio de recibir los sueldos y gastos de
funcionamiento con gran ventaja, a diferencia de la Representación Permanente
de Venezuela ante la ONU en Ginebra, la cual está técnicamente en la quiebra, y
es representada por un diplomático de carrera sin peso político.
Recientemente
se presentó un suceso muy particular antes de la gira de Nicolás Maduro a los
países del Medio Oriente el pasado mes de junio, las embajadas venezolanas en
Argelia, Irán, Kuwait, Qatar y Azerbaiyán oportunamente recibieron directamente
del BANDES todos los fondos correspondientes al año 2021 para el sueldo de
personal diplomático y gastos de funcionamiento de la misión, con la condición
de que no le fuese mencionado al presidente el retraso de los recursos. Por
ahora solo les deben los meses correspondientes al año 2022.
Sobre
este caso imperan dos interrogantes: ¿por qué Caracas envía diplomáticos al
exterior y no les paga? ¿Cómo alguien puede vivir sin recibir hasta casi 2 años
sin sueldo?
Antecedentes
Período
de Delcy Rodríguez
Este
asunto comenzó durante la gestión de Delcy Rodríguez cuando era canciller y el
gobierno de Barak Obama implementó la declaratoria de “emergencia nacional”
sobre Venezuela, adoptada en 2015 a través de la orden ejecutiva 13692, lo cual
dio paso a una política de sanciones que más tarde restringió la circulación de
fondos del Estado por importantes intermediarios financieros internacionales.
Sin embargo, países como Cuba, Siria e Irán que históricamente han soportado un
bloqueo económico fuerte, han evitado una crisis en sus embajadas como es el
caso de Venezuela.
Los
retrasos de las remesas durante Delcy alcanzaron 4 meses bajo la excusa de las
sanciones de Obama. Una excusa perfecta que utilizaba mucho el entonces
director del despacho de la ministra Erick Malpica, sobrino de Cilia Flores,
quien a su vez también era director de administración, y director de recursos
humanos. Acumuló todo el poder interno, lo que le permitió luz verde para
solicitar sin contraloría fondos a la Tesorería Nacional para supuestamente
cancelar deudas, pero dichos fondos nunca llegaron a su destino, como los bonos
de fin de año del servicio interno, vacaciones de funcionarios del servicio
exterior, entre otras deudas adquiridas por ley. Según Malpica esos fondos los
secuestró Obama gracias a sus sanciones. Ese dinero jamás llegó a sus
destinatarios.
Hoy
día Delcy Rodríguez es quien está delante de aprobar fondos para cualquier ente
del Estado. Conoce muy bien la situación de las misiones diplomáticas por la
lluvia de informes que llegan a su Despacho y a la Cancillería.
Período
Jorge Arreaza
Cuando
Jorge Arreaza fue nombrado canciller en el 2017, el gobierno de Estados Unidos
arremetía fuertemente contra Venezuela, fue la época más oscura que debió
enfrentar Maduro y el país entero en cuanto a estabilidad política y económica.
Los retrasos de las remesas comenzaban a extenderse 6, 9 y hasta 12 meses.
El
bloqueo financiero internacional fue burlado por Arreaza usando valijas
humanas, es decir enviando maletines diplomáticos con dinero en efectivo
controlado a puntos en el exterior para repartirlo a las misiones por región y
así logró aliviar un poco el fallo financiero de las misiones. No obstante, la
deuda total al servicio exterior alcanzó los 10 millones de dólares, monto
insignificante para un país exportador de petróleo y minerales, y si bien
vemos, por ejemplo, un avión de combate ruso Sukhoi-su30 de los que Venezuela
ha adquirido en los últimos años, está valorado en $40 millones
aproximadamente.
Ante
aquella situación Jorge Arreaza se vio forzado a adaptar al Ministerio de
Relaciones Exteriores MRE con el mínimo de los recursos tomando medidas de
emergencia. Una de esas medidas fue recortar en un 50% la nómina del servicio
exterior, así como reducir considerablemente los viáticos por traslado, es
decir un funcionario recibía una asignación de divisas de acuerdo con la
economía del país para su instalación en el nuevo destino porque en principio
necesita rentar un lugar para vivir y debe pagar por contrato, al menos dos o
tres meses adelantados, un mes de comisión inmobiliaria y un depósito de
seguridad también de 2 o tres meses.
Período
Félix Plasencia
El
nombramiento de Félix Plasencia como canciller trajo la idea de que esta
situación se iba a normalizar definitivamente por el hecho de que Plasencia se
formó como diplomático de carrera, además de ser muy cercano al clan de los
hermanos Rodríguez. Se creía que se corregirán muchos vacíos internos porque
entendía la importancia de una cancillería sana. Se creía que su experiencia en
el servicio exterior en importantes destinos como Londres, Bruselas y de venir
como embajador en Beijing, la cancillería iba a mejorar en su organización y
funcionamiento. Sin embargo, desilusionó vertiginosamente cuando todo se detuvo
desde que él y su equipo pusieron un pie en la esquina de Carmelitas. Algo
similar ocurre con la presente gestión, y esto se explicará más adelante.
Decenas
de fuentes consultadas indican que el breve canciller es recordado sólo por lo
desastroso de su gestión y de ser el período más oscuro en la historia de la
política exterior nacional, tal como lo reflejan videos y audios que circularon
por los entes del Estado y artículos de prensa. Personalmente se dedicó a
viajar en giras internacionales y entregó la administración del MRE a su
directora de Recursos Humanos, la señora María Scioli, donde imperó la
corrupción, el despotismo y el desconocimiento general de la gestión pública.
Gozó de plenos poderes y desmanteló lo construido por Arreaza, eliminó las
valijas humanas para otorgar fondos sin soporte ni comprobante para algunas
embajadas seleccionadas a dedo por ella. Absorbió tantas funciones y control
reflejando la peor gestión recordada por la Casa Amarilla, convirtiendo a
Malpica en un bebe de pecho.
La
mayoría de las embajadas venezolanas dejaron de recibir fondos y alcanzaron
hasta 18 meses de retraso bajo la administración de Plasencia, lo que se
tradujo para ese entonces en una deuda total de unos 30 millones de dólares. La
crisis tuvo un impacto general y la intención del canciller estuvo muy lejos de
solucionar el grave descuido.
Como
consecuencia de la crítica situación, se realizaban reuniones virtuales de
emergencia entre los viceministros regionales del Ministerio de Relaciones
Exteriores y los embajadores y encargados de negocios en el exterior para
informar las graves situaciones que enfrentaban y la imposibilidad operacional
de las misiones. Plasencia se enteró de estas reuniones e iracundo se coló de
sorpresa en una de ellas e intervino sin la voluntad de presentar una solución
real ni a corto plazo regañando diplomáticamente a sus representantes en
el exterior recomendando la renuncia a quienes no puedan más, exigió más
recortes presupuestarios y sugirió que el personal diplomático no gaste en
educación costosa, transporte y “lujos”. Los nueve meses de Plasencia como
canciller pesaron como décadas de desidia y la deuda con el servicio exterior
seguía acumulándose. Hoy día Venezuela cuenta con el cierre técnico en la
mayoría de sus sedes en el exterior. Parece que la administración de Faria va
en la misma dirección, quizás peor.
Anteriormente
los embajadores, sin importar el nivel de amistad o preferencia, tenían línea
directa con el jefe de estado, como sucedía en la época de Chávez y como sucede
en el resto del mundo, hoy la historia es otra, la mayoría de los embajadores
no tiene ningún tipo de acceso al presidente de la república ni al canciller y
lo paradójico aquí es que ellos son quienes lo representan directamente ante
otros Estados.
Crisis
actual
Distintas
fuentes consultadas explican que pocas misiones diplomáticas y consulares
tienen la capacidad operacional y han tenido que cerrar las puertas para evitar
más gastos y reclamos. Los efectos de esta crisis se han reflejado en embargos
de bienes, demandas laborales que han incrementado los compromisos económicos
hasta el triple.
Debido
a la alta migración y los casos de ciudadanos fallecidos, heridos, extraviados
y ultrajados en esos trayectos, los consulados en Centroamérica no han atendido
ni un solo caso por no contar con recursos, no pueden soportar viáticos ni
gastos para repatriación, ni siquiera de casos excepcionales.
Muchas
Embajadas en Europa han cerrado sus puertas, no cuentan con vigilancia,
electricidad y en el peor de los casos no pueden tener acceso por mora de
arrendamiento. Obras originales de artistas venezolanos que por
décadas adornan las sedes diplomáticas están en riesgo de sufrir daños por
abandono y exposición inadecuada de temperaturas. Consulados en esa misma
región reciben la valija de documentos de la mano de algún empresario o
funcionario amigo que casualmente viaje a esos países y pueda hacer “el favor”
de llevarlo. Esas valijas contienen en su mayoría pasaportes o prórrogas
tramitadas y las mismas han sido entregadas en cafeterías porque no hay
condiciones para abrir la oficina. Muchos jefes de misión se esconden de
los agentes inmobiliarios o landlords que persiguen el pago de la deuda por
arrendamiento.
Los
funcionarios en el exterior sobreviven de distintas formas, dependiendo de la
economía de cada país donde están designados. Los que pudieron adquirir
vehículos a crédito los otorgan o trabajan directamente como Uber en algunas
horas del día o días de la semana. Familiares de los diplomáticos venden comida
o repostería entre su comunidad. Servicios de traducción online en algunos
casos o clases de español salvan la comida de la semana.
En
otros casos el sistema financiero de algunos países les permite extender la
deuda de sus tarjetas de créditos o simplemente van vendiendo sus bienes en
Venezuela para poder subsistir mes a mes. Muchos hijos e hijas de los
diplomáticos debieron dejar sus estudios porque algunos países requieren el
pago anual o, por seguridad, solo permiten a estudiantes internacionales en
sedes privadas o escuelas que estén dentro de un perímetro apropiado y seguro
para la seguridad de diplomáticos extranjeros. Parece que este escenario no
sucedió en los países donde Plasencia fue diplomático.
Las
fuentes también coinciden en que la mayoría de la directiva del MRE no tienen
el roce ni la preparación suficiente para entender que cada país tiene una
economía y regulaciones distintas a la de Venezuela. Un agente diplomático
puede ser blanco de secuestros, robos, atentados o simplemente un asunto de
seguridad social y por ello deben vivir en zonas seguras, idealmente cerca de
la oficina donde esté la embajada o consulado para atender alguna emergencia o
resguardo ante un conflicto. En algunos países no es seguro utilizar transporte
público y deben utilizar vehículo propio o privado.
Interminables
explicaciones a Caracas para que aprueben el cambio o adquisición de nuevos
vehículos porque la regulación ambiental de equis país no permite la
circulación en autos con ciertos años, solicitudes engavetadas para la
actualización de equipos de oficina, contratación para reparaciones y
mantenimiento apropiado o por regulación, en el olvido los cambios de sede o
reparación o renovación por seguridad o deterioro y nada se atiende a menos que
exista un fuerte enchufe con Miraflores.
Simplemente
imaginemos en Caracas a un diplomático extranjero viviendo en un apartamento
del 23 de enero y tenga que movilizarse en mototaxi o Metro a su oficina en el
Este de la ciudad o atender a un connacional en una panadería porque su oficina
fue desalojada. Evidentemente no es un lujo sino una necesidad, pero Caracas no
entiende por qué se le tiene que pagar “tanto dinero” a alguien en el exterior
si en Venezuela “se vive con menos”.
En la
práctica, se supone que el diplomático también tiene la función de un agente de
inteligencia y requiere estar en reuniones, conectarse con personas relevantes
y situaciones que son vías para alcanzar directrices en la línea política que
necesitan ciertos aspectos de acuerdo con la situación de interés nacional, político
o comercial, Aseguran que ni Cuba, Siria, Irán, Bielorrusia no han estado ni
cerca de vivir una situación como los diplomáticos venezolanos.
Al
contrario de Venezuela, este asunto bien lo entiende hasta el gobierno de Kim
Jong-un. Los diplomáticos de la embajada de Corea del Norte en Caracas tienen
su sede en Loma de Las Mercedes y residen en la misma urbanización en calle
privadas con seguridad y solo se mueven en carros oficiales, por citar un claro
ejemplo de un país aliado, altamente sancionado y de recursos muy limitados que
destina más del 50% de su presupuesto anual en armamento.
Para
los actuales tiempos nada de eso se toma en cuenta, El MRE ha instruido a las
embajadas comunicar constantemente a los gobiernos donde estén sobre el
secuestro y el sufrimiento de la familia del diplomático Alex Saab, a quien se
le violó, según Caracas, su inmunidad diplomática y derechos humanos.
Consecuencias
de la crisis y riesgos
El
gobierno nacional no ha entendido la grave vulnerabilidad de esta situación que
recae sobre la seguridad nacional y que debilita la política exterior
venezolana. Cómo Maduro pretende recuperar los activos en el exterior otorgados
por otros gobiernos a un G4 sin recursos, sin agentes diplomáticos entregados
en mente 100% si deben meses de renta, amenazas de suspensión de servicios,
deben alimentarse, vestirse apropiadamente, necesitan internet para trabajar,
requieren recursos para reuniones, contactos, debe y debe, no sabe cuándo va a
recibir el salario?
¿Cómo
un agente consular va a atender a un connacional que requiere una repatriación,
un permiso de viaje, trasladarse a otra ciudad para una asistencia legal,
médica o de emergencia si la oficina no tiene fondos para viáticos, no tiene
transporte, internet y línea de celular suspendida, sin herramientas, ni
material o medios apropiados? Cómo participamos en el escenario comercial,
cultural y político mundial sin herramientas ni planificación.
Ante
esta extrema situación no es difícil imaginar la vulnerabilidad del funcionario
venezolano ante la táctica de un agente extranjero o espía organizado y con
recursos para obtener información confidencial a cambio de una “ayuda” que le
pueda solventar la gravísima crisis a la que el Estado venezolano lo tiene
sujeto. La inestabilidad económica y emocional del servicio exterior es la
columna vertebral de la política exterior del gobierno y esta lleva años
fracturada.
Por un
lado, no existe coherencia con los intereses y lineamientos geopolíticos del
Estado por como llaman: un mundo libre de hegemonía, soberanía de las naciones
y un mundo multipolar, multicéntrico a favor de la diplomacia de paz cuando
Venezuela adeuda millones de dólares a los organismos multilaterales
internacionales imposibilitando la aplicación y ejecución de la política
exterior llevándonos a un veto por incumplimiento de cuotas. De qué manera un
diplomático puede velar, defender y luchar por los principios que rigen la
actuación internacional del Estado en función de la soberanía y defensa de la
nación en el campo internacional cuando nuestro servicio exterior está en coma,
deprimido, abandonado, sin recursos, andrajoso y arruinado dando pena mundial.
Y qué
hace Carlos Faria
Actualmente
y desde que el nuevo canciller asumió el Despacho, la campaña
#FreeAlexSaab ha sido más agresiva y mediática. Se han realizado foros con
decenas de grupos de izquierda en el mundo pidiendo divulgar en sus espacios el
tema Saab. Las instrucciones a las embajadas han sido crear contenido
y comunicar oficialmente el caso y los avances en esa materia. En relación
a las emergencias y crisis financiera la respuesta ha sido: “aguanten,
resuelvan” , A la fecha las misiones sin enchufe alcanzan hasta 22 meses sin
recursos.
La sombra
de Plasencia parece acobijar la actual administración. El ex – embajador y
actual canciller Carlos Faria ha designado a su esposa como Secretaria
Ejecutiva del Ministerio del Poder Popular para Relaciones Exteriores,
situación que trae a la memoria los tiempos del imperio de Erik Malpica o María
Scioli porque el Ministerio está internamente paralizado. El equipo de trabajo
de Faria ha cerrado las puertas al resto de los despachos y no mantiene
comunicación o coordinación ni siquiera con los viceministros regionales y
demás oficinas administrativas, mucho menos con los embajadores en el exterior,
como lo hizo Plasencia. No se avista un plan inmediato ni concreto para atender
la mega crisis económica y moral del servicio exterior mientras la deuda va subiendo
sin signos de detenerse.
Mis
fuentes estiman que el 2022 cerrará sin una solución. Recientemente asignó un
mes de recursos a dedo para los embajadores cercanos del canciller y al
enchufe. Al igual que sus antecesores, esta administración práctica priorizar
el ocultar esta situación al presidente y extender con excusas la situación.
En su
primer tuit como canciller, Faria enfatizó, palabras más palabras menos: -“Bajo
sus instrucciones, trabajaremos sin descanso para consolidar su estrategia de
la Diplomacia de Paz y el legado del comandante Chávez”. A lo que nos
preguntamos: ¿Cómo el canciller Faria piensa consolidar la diplomacia de paz
cuando su cancillería vive en un permanente infierno?
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