miércoles, 28 de octubre de 2009
El triunfo amargo del Frente Amplio
Por Carlos Malamud.
El Frente Amplio ganó pero no convenció. De lejos la candidatura más votada fue la de José Mujica, pero el resultado ha sido insuficiente para evitar la segunda vuelta. Si a esto le agregamos que el Frente perdió la mayoría parlamentaria que tenía en ambas cámaras y que los dos plebiscitos que se presentaban a votación popular, a los que apoyaba, fueron derrotados, la sensación agridulce que en la noche del domingo se respiraba entre la dirigencia y la militancia frentista era totalmente comprensible.
Como apuntaba en mi anterior artículo sobre Uruguay (¿Será José "Pepe" Mujica el próximo presidente uruguayo?), el voto colorado fue la variable de ajuste que condicionó el resultado electoral, al ser los directamente beneficiados tanto del voto que renegó del Frente Amplio, como del que no estaba convencido de votar por Luís Alberto Lacalle. Dada la edad de los dos principales candidatos, algo normal en un país tan envejecido como Uruguay, la renovación generacional venía de la mano de Pedro Bordaberry.
Si comparamos los resultados finales (Mujica, 47,49%; Lacalle, 28,53% y Bordaberry, 16,66%) con los encuestas previas podamos sacar algunas conclusiones. El Frente, o Mujica, fue incapaz de ganar el voto de los indecisos, y prácticamente mantuvo el caudal que le atribuían los sondeos, al tiempo que Lacalle perdía entre uno o dos puntos, mientras Bordaberry casi duplica el número de votos pronosticados. Algo similar ocurrió respecto de los resultados de 2004, cuando el Frente Amplio ganó con el 50,4% de los votos, y el Partido Nacional obtuvo el 36,93%.
De este modo, el Partido Colorado fue el responsable directo de que el Frente no alcanzara la meta de ganar en la primera vuelta y tuviera que repetir, como en otras ocasiones pasadas, el riesgo de enfrentarse a la tenaza ejercida por blancos y colorados. Hasta ahora, la única ocasión en que el Frente pudo alzarse con el triunfo fue cuando Tabaré Vázquez arrasó en la primera vuelta, en gran medida, por su capacidad de atraer el voto del centro, especialmente a un caudal importante de votantes colorados de extracción urbana.
Ahí residía precisamente la diferencia entre Mujica y Danilo Astori, el ex ministro de Economía de Vázquez que acudía ahora como candidato a vice y en la capacidad de uno y de otro de conquistar a los sectores más templados del electorado. Fueron las bases del Frente las que le cerraron a Astori el camino a la presidencia en las primarias, y veremos en noviembre si en ese mismo momento no terminaron haciendo lo mismo con Mujica. Al respecto es muy ilustrativo el resultado del segundo de los dos referéndums. El primero pretendía autorizar el voto por correo, y apenas cosechó un 36,93% de votos positivos, mientras el segundo, de mayor contenido político, que pretendía anular la Ley de Caducidad, que impide el procesamiento de militares implicados en casos de violación de derechos humanos durante la dictadura militar, se quedó a puertas de prosperar con un 47,36% de SÍ. De todos modos, dado lo estrecho del resultado, el destino de la Ley de Caducidad y también de la mayoría parlamentaria va a depender del escrutinio definitivo y del destino que adquieran los votos observados, en torno al 1,5% del total.
Dado el peso del electorado mayor de 60 años no es de extrañar la amplia derrota del primer plebiscito. Lo que más llama la atención es el segundo, sobre todo si se lo compara con la mayoría progresista que vota por el Frente Amplio. Para Mujica se trató de una “decisión misteriosa del electorado” Por eso, de cara a la segunda vuelta el mensaje que transmite este resultado es de incertidumbre y de cuidado.
No le será tan fácil al Frente, pero tampoco imposible, alcanzar la mítica cifra del 50% de los votos válidos. La distancia a cubrir es escasa, pero es en ella dónde se encontrará la mayor resistencia para lograr dos mandatos sucesivos de presidentes del Frente. Esta posiblemente sea la lectura hecha por Mujica, que de cara a la segunda ha llamado a la lucha. También, después de haberse negado sistemáticamente a un debate público con Lacalle dijo estar dispuesto a un “debate de fórmulas”, es decir, secundado por Astori, su anterior rival interno.
Mientras tanto Lacalle, que ya ha logrado el apoyo del Partido Colorado para la segunda vuelta comenzó por cubrirse con la bandera uruguaya en lugar de la enseña partidaria. Él sabe bien que la segunda vuelta es una nueva elección y que cualquier error puede ser decisivo. Queda casi un mes para el 29 de noviembre y hasta entonces habrá que trabajar mucho. La presidencia y el color de la mayoría parlamentaria dependerán de ese momento.
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e-lecciones.net
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