Luis Manuel Esculpí 01 de marzo de 2016
@lmesculpi
Al
cumplirse veinte y siete años de aquel veinte y siete de febrero-aunque suene
cacofónico- pensaba escribir una especie de crónica donde relataría las
experiencias intensamente vividas por esos días, en mi condición de secretario
general de un partido en Caracas y diputado electo por la región. La extensión
de lo que podía ser narrado, superaba en mucho el espacio destinado para esta
columna semanal. En todo caso el conocimiento de esos hechos no me fueron
contados, ni los viví en una "zona de confort" -para usar el
latiguillo de moda- presencié y estuve en contacto con las zonas y los
dirigentes populares que conocieron de cerca los acontecimientos de fines de
febrero y primeros días de marzo del año 89.
Recorrimos
acompañado de Teodoro Petkoff y por iniciativa de él, junto algunos dirigentes
regionales Nueva Tacagua, y Las Malvinas, donde escuchamos testimonios
sumamente dolorosos relatados por los familiares una niña y un bebé,que
murieron atravesados por balas de FAL, también en La Vega, el 23 de enero, los
barrios La Montañita y los Erasos entre otros. Esos recorridos fueron en su
mayoría recogidos en excelentes reportajes por la periodista Elizabeth Araujo,
para el diario El Nacional y también publicados en un libro titulado: El día
que bajaron los cerros; del que ella es coautora.
La
protesta iniciada en Guarenas con motivo del alza del pasaje interurbano, se le
ha pretendido mistificar como precursor para justificar el golpe del 4F y las
posteriores actuaciones de quienes auspician el llamado socialismo del siglo
XXI. No fue para nada "la chispa que encendió la pradera" tal como la
definió el expresidente Chávez parafraseando a Mao Tse Tung.
Esos
sucesos fueron espontáneos en sus inicios y no reprimidos porque la Policía
Metropolitana se encontraba en huelga, uno de sus dirigentes -no el principal-
era Freddy Bernal. La transmisión en vivo y directo de los saqueos,
especialmente el del Centro Comercial Anauco en San Bernardino, contribuyó a la
expansión de la protesta con sus peculiares características.
Cierto
es que algunas organizaciones políticas intentaron cabalgar sobre la ola ya
iniciado el movimiento, pero es totalmente falso que él fuera promovido y
organizado por algún movimiento político. Si bien el caracazo comenzó como una
legítima protesta por las medidas que se pretendían implantar, en su desarrollo
se anarquizo y sucedieron desmanes de distinta índole, imposibles de
dignificarla con la finalidad de justificar políticamente acciones posteriores.
Incluso en muchas barriadas populares el hampa aprovechando los acontecimientos
hizo de las suyas.
Como
es obvio, los excesos cometidos a raíz de "el sacudon" no justifica
en lo más mínimo, la brutal represión desatada a partir del martes 28 cuando se
suspenden las garantías y se establece el toque de queda tomando el control de
la ciudad la Fuerza Armada, con contingentes venidos del interior que
desconocían muchos de ellos Caracas. Dispararon a mansalva contra los bloques
de El Valle, 23 de enero y Caricuao ; provocando centenares de muertos y más de
un millar de heridos.
Hay la
versión muy difundida sobre la no participación de Chávez en los sucesos por
encontrarse enfermo con viruela en el hospital militar, sin embargo el mismo
relató que llegando al fuerte Tiuna con un compadre que era Coronel, observó
los preparativos y presintió que podía ocurrir una masacre. Ahora bien existe
también el mito de que los "oficiales bolivarianos" no compartieron
la actuación de las FAN durante el caracazo, uno de los oficiales juramentados
en El Samán de Güere, falleció durante su actuación en el barrio La Montañita
de la parroquia EL Valle.
La
situación que hoy vive el país es, sin duda, mucho más grave a la de los
inicios del año 89 que provocaron el llamado sacudón. En el análisis de
escenarios posibles no se puede descartar una crisis de gobernabilidad que
provoque un estallido social, un diario recientemente publicó el estudio
atribuido al Comando Estratégico Operacional de las FAN, donde tal hipótesis
era considerada. Es es un escenario indeseable y catastrófico que hay que
intentar evitar a toda costa. Lamentablemente el gobierno no hace lo necesario
para encontrar alternativas a al crisis, al contrario su comportamiento incide
en agravarla. Las fuerzas democráticas tienen el trascendental compromiso de
buscar alternativas a la crisis, en eso no podemos fallarle al país. La unidad
puede y debe estar a la altura de esta coyuntura histórica. Nunca más un 27 de
febrero.
Luis
Manuel Esculpí
@lmesculpi
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