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viernes, 4 de marzo de 2016

Equipamiento inoperante y “El Niño”: El trasfondo del sonado “colapso” eléctrico



Barómetro Político 03 de marzo de 2016

Se juntaron el hambre con las ganas de comer. El  Niño coincidió con  la insuficiente generación de energía térmica, dada  la inoperatividad del equipamiento colocado y reportado por las autoridades del sector eléctrico. El resultado: la predecible agudización de una crisis.


Lo que la gente pueda llegar a sufrir depende de los paliativos que se pongan en marcha frente a un problema que yace entre la demanda eléctrica máxima de la población, la capacidad instalada y la capacidad disponible del sistema para cumplir con el requerimiento social.

Desde 1998 y por un lapso de aproximadamente 8 años hubo una reserva operativa de electricidad, es decir, la capacidad disponible cubría la demanda máxima, hasta que la situación se revirtió en 2006, de acuerdo a un estudio realizado por el Grupo Ricardo Zuloaga y presentado ante la Asamblea Nacional con la finalidad de aportar soluciones (ver presentación anexa).

Una fuente especializada en la materia sostiene que el Gobierno ha invertido una importante cantidad de dinero en proyectos en Guri  y en otros proyectos termoeléctricos, que no tuvieron el rendimiento esperado. Explica que la crisis se deriva de un equipamiento térmico de vieja data que actualmente no funciona en su totalidad y un equipamiento nuevo, adquirido y declarado por el propio gobierno, que tampoco se desempeña como debería. “El balance es que hay un gran déficit”.

La capacidad de máquinas hidráulicas, que conformaban el mayor soporte del sistema eléctrico, aportaba el 65 y 70% de energía anual, si un año no era tan “mojado”, en términos de lluvia,  la energía termoeléctrica suplía las deficiencias. A la fecha debería existir una generación que en teoría duplica  la demanda nacional y no es esa la situación, frente a ello cabe preguntarse ¿qué pasó?

“El Niño es muy conocido, medido y anunciado”

El experto consultado alega que El  Niño no  se presenta como un rayo, sus manifestaciones comienzan en junio y hay organizaciones internacionales que miden el calentamiento en el Pacífico e informan su presencia e intensidad. “Cuando se anuncia este tipo de fenómeno normalmente quienes dirigen el sector eléctrico hacen un menor uso del parque hidroeléctrico y optan en mayor medida por el parque termoeléctrico. Así se enfrentaron  muchos Niños en Venezuela”.

El comportamiento del río Caroní durante 65 años ha reportado periodos bondadosos y otros más perezosos,  han aparecido hasta tres Niños seguidos, incluso súper Niños. Guri se diseñó para un caudal promedio que permite embalsar agua para atender la demanda nacional con un uso racional. La administración del vital líquido depende mayormente de la operatividad del parque termoeléctrico, pues si hay una sobre carga de la demanda se pone en riesgo la operatividad plena del sistema, lo que podría ocasionar la paralización de una parte de sus turbinas generadoras (ver presentación anexa del Grupo Ricardo Zuloaga).

El Niño de 2010 fue el que impulsó  a las autoridades a adquirir nuevo equipamiento térmico, pero ya en ese año la reserva operativa había disminuido hasta desaparecer y en los años siguientes el panorama continuó igual, sin el excedente necesario para atender una crisis.  Hay una capacidad instalada anunciada que no corresponde con la capacidad operativa que, además,  está por debajo de la demanda máxima.

Los cálculos revelados en la estudio del Grupo Ricardo Zuloaga ubican para el año 2015 la capacidad instalada nominal en 34.400 megavatios, la capacidad operativa real en 17.220 megavatios y la demanda máxima en 18.300 megavatios, es decir hubo un déficit de 1.100 megavatios que se manifestó en apagones, cortes e inestabilidad general del sistema.

Dentro de este equipamiento térmico, que normalmente opera con gas -Venezuela tiene limitaciones con este recurso y la refinería de Paraguaná está paralizada- se compraron unidades usadas y barcazas: centrales eléctricas flotantes. Según lo manifestado por las autoridades estaríamos  sobrequipados con unidades que hoy están fuera  de servicio y a esto se le suma que la infraestructura hidráulica no se encuentra  en su máximo funcionamiento por la falta de agua.

El mal llamado colapso

El río Caroní tiene fuertes variaciones, en verano presenta 200 metros cúbicos por segundo y en invierno alcanza 18 mil metros cúbicos por segundo, por eso el  lago está ideado para almacenar el agua y así administrarla el resto del año, durante  los periodos más secos.

La fuente especializada expone que Guri debe ser analizado con todo su complejo, porque gota de agua que sale de allí genera energía en Tocoma –proyecto pendiente  y prometido en varias ocasiones por el gobierno nacional – , Caruachi y Macagua. A medida que desciende la cantidad de agua que drena desde la represa hay menor generación de energía en el resto de las centrales hidroeléctricas.

“La última etapa de máquinas instaladas en Guri tiene 10 unidades, cada una de 700 megavatios, conectadas en la parte superior del embalse y se ubican cerca de la cota 244. Todo el mundo habla de la cota, cuando se toca la cota 244 del nivel del agua del embase y sigue bajando, se forman remolinos, si se llega a la 236 existe el riesgo de que el aire de estos embudos entre en la turbina del equipo, cambie la presión violentamente y pueda  producir explosiones que conlleven  a la paralización del dispositivo para evitar daños mayores.   Si se paraliza una máquina hay que suspender el funcionamiento de al menos  8  turbinas, lo que se traduce en la no generación de 5 mil megavatios y probablemente  2 mil  más, aguas abajo. Vale recordar que  el agua que drena de la represa de Guri es utilizada para generar en las represas ubicadas más abajo, Caruachi y Macagua. Eso es lo que llaman el colapso”.

”Sin embargo, esta eventualidad no significa la paralización total de Guri porque el resto de las máquinas continuarían activas. La palabra colapso está mal usada, lo que hay es una reducción importante del suministro eléctrico del país”, que evidentemente tendría un fuerte impacto en la calidad de vida y desarrollo productivo de la población. La  parada de estas turbinas restaría el 29% de la oferta eléctrica disponible,  un problema de atención inmediata.

¿Cómo proceder?

Rogar a Dios para que llueva, nunca estará demás.  Los expertos dicen que las precipitaciones  tempranas son escasas y  que no resolverán el problema, pues  lo hacen cuando entra el invierno fuerte, época en que el caudal del Caroní crece. El invierno empieza técnicamente a mediados de abril, pero este es un año Niño.

Poner a funcionar las máquinas del parque térmico, es una de las medidas viables, así como buscar nuevo equipamiento. Lo ideal es poner a funcionar  la cantidad de equipos adquiridos inoperativos y emprender  un agresivo plan de mantenimiento, que no ha sido aplicado en muchas unidades desde hace más  de 10 años.

El racionamiento de la  energía en función de los  megavatios faltantes, es una acción indispensable.   Es importante alertar sobre la grave crisis, si se tuvieran que parar  8 turbinas de Guri estaríamos ante un déficit de 5 mil megavatios-equivalentes al consumo eléctrico de dos ciudades como Caracas- que hay   que compensar de alguna manera.

Fuente: Presentación Grupo Ricardo Zuluaga.

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