Por Yamilet Herrera Dudamel
16 años después de que el
presidente Hugo Chávez relanzara los centrales El Tocuyo, con el nombre de Pío
Tamayo, y Motatán, las cifras no son nada alentadoras
A principios del año 2000, el
entonces presidente Hugo Chávez se propuso “quebrarle el espinazo a los
monopolios importadores”, instaló la Corporación Venezolana Agrícola (CVA), y
anunció el programa “Todos a la Siembra”. Criticó que los centrales azucareros
se habían convertido en refinadores más que moledores, y el azúcar crudo
importado desplazara a la caña por moler. Así dijo reivindicar a los campesinos
“cansados de masticar para que otros traguen”.
Junto a Casa y a las filiales
de Petróleos de Venezuela, Pequiven y Palmaven, asumirían el control.
Relanzaron los centrales El Tocuyo, con el nombre de Pío Tamayo, y Motatán;
hicieron a los trabajadores dueños de 51% de las acciones y el 49% restante
quedó en manos del Gobierno. Recibieron financiamiento del Banco Industrial de
Venezuela y asesoría de técnicos cubanos.
16 años después, la realidad
habla por sí sola. Que se dificulte endulzar el cafecito diario o el tetero de
los niños, aunque parezca un asunto doméstico, es expresión de una situación
mayúscula: el drástico descenso en los niveles de producción de azúcar.
Edgar Contreras, ingeniero
agrónomo y directivo de la Sociedad de cañicultores del occidente de Lara
(Socadol), prevé que si el Gobierno no toma medidas urgentes, hanrá una escasez
catastrófica, tal vez la crisis azucarera más aguda de la historia nacional.
“La situación es sumamente
grave. De los 10 centrales del país que están en manos del Estado, ninguno a
está moliendo. El Pío Tamayo, en el municipio Morán del estado Lara, hace 10
meses paralizó totalmente la molienda, se dedicó a refinar azúcar cruda
importada. El central Carora cerró por falta de materia prima”.
Indica que este año
difícilmente alcanzarán a moler cuatro millones 300 mil toneladas de caña, que
se convierten en unas 350 mil de azúcar, y significan el consumo nacional de
tres meses. “Se corre el riesgo de dejar caña en el campo, una vergüenza. En el
valle de El Tocuyo se ha perdido parte de la siembra porque se ha pasado de
edad, no ha podido recogerse por falta de repuestos para descosechadoras y transporte”.
Contreras asegura que “hasta
hace poco, el Gobierno fijaba el valor del producto final en 12 bolívares,
ahora en 64 bolívares, pero sigue siendo un precio muy bajo. Debería estar por
encima de 96 bolívares; además tarda de seis a siete meses en saldar las
deudas”.
De acuerdo con Luisidio
Herrera, presidente de la Asociación de Cañicultores del estado Cojedes, sólo
quedan 70 días de zafra y CVA Azúcar no cumplió con lo estipulado en el
cronograma de la cosecha. Estarían quedando unas 18 mil toneladas varadas en el
campo. Recuerda que el pasado año se perdieron más de 50 mil toneladas de caña.
A punto de paralizarse
En una reunión nacional de
zafra efectuada en la segunda quincena de febrero en Araure, Portuguesa, donde
participaron productores y miembros de la CVA, Pdvsa Agrícola, entre otros
factores, se discutió cuánta caña se va a cosechar, cuánta azúcar se va a
producir y cuánto cultivo se quedará en la tierra por dificultades para
llevarlo a las factorías.
Entre los participantes estuvo
Eligio Silva, gerente agrícola del central La Pastora, quien aclara que los
centrales privados tienen poca materia prima que procesar porque actualmente es
el Gobierno el que tiene licencia y divisas para importar azúcar crudo. El
resto es la producción nacional, golpeada por la falta de insumos y el bajo
precio impuesto por el sector oficial. “Hay muchos centrales a punto de
paralizarse. Ojalá se tomen medidas urgentes, de lo contrario, mucha gente
quedaría desempleada y la escasez se agudizaría”.
La fórmula que regía en la
cadena agroproductora establecía que la materia prima se pagara a un precio
proporcional al del azúcar colocada en el mercado. Éste se ha forzado a la baja
con la regulación, la agroindustria paga menos por la caña y pierde el
trabajador del campo, lo cual desfavorece la recuperación de áreas sembradas.
Lamenta que las factorías
estén trabajando muy por debajo de su capacidad, mientras la gente en la calle
demanda el rubro y se pierde la caña en el campo. “Necesitamos recuperar los
niveles de producción. En la zafra 2005-2006 llegamos a nueve millones 200 mil
toneladas. Ahora apenas estimamos cuatro millones”.
Plan azucarero nacional
Por decreto el 10 de octubre
de 2013, el Gobierno decidió la reintervención del consorcio azucarero público,
que abarca 10 centrales, con el general Wilfredo Ramón Silva al frente, quien
anunció que en 2014, el presidente Nicolás Maduro invertiría 4.980 millones de
dólares en el plan azucarero nacional. Dijo que se construirían cinco nuevos
centrales, modernizarían los existentes y ampliarían la siembra de caña a 600
mil hectáreas. Afirmó que con el aporte del fondo chino serían adecuados
tecnológicamente y trabajarían en un plan agresivo de cultivos donde la banca
privada y pública debían aportar mediante su cartera de créditos agropecuarios
al fortalecimiento del sistema azucarero nacional. Más adelante justificó el
rezago del sector en la denominada “guerra económica”.
Silva fue destituido por su
presunta inoperancia, que llevó a la quiebra los centrales públicos. Desde
principios de febrero lo sustituye Faiez Kassen Castillo, exviceministro de
Agricultura y Tierras. Mientras, siguen los problemas y se amarga el país por
escasez de azúcar.
320 mil toneladas de azúcar es lo que pueden moler los centrales privados en las actuales
condiciones, y el consumo nacional es de 1.250 mil toneladas. El déficit está
en el orden de 900 mil toneladas, según los productores organizados. Solo en el
municipio Morán se quedaron sin recoger 50 mil toneladas del fruto. En el
central El Tocuyo hace 10 años molían 315 mil toneladas de caña y en la última
zafra apenas 34 mil. Consideran que el precio real del azúcar puesta en los
anaqueles debe estar en el orden de 150 bolívares.
El negocio del papelón
Para el presidente de Fesoca, es mejor negocio vender papelón que azúcar. Quienes elaboran las panelas compran la materia prima a precio regulado y procesan ese producto de venta no controlada. El directivo de Socadol añade que es insignificante la cantidad de ese artículo que se coloca en el mercado. La demanda de endulzante no está satisfecha.
28-02-16
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