R.Daneel Olivaw 07 de junio de 2022
@RAFMEL57
En
Venezuela estamos comentando en estos días las elecciones en Colombia. La
primera reflexión que hacemos es que nadie aprende en cabeza ajena, lo que
parece ser cierto, pero lo que no alcanzamos a ver es que tampoco se aprende
en cabeza propia.
La
reciente encuesta de Datincorp es un reflejo.
Nuestra desgracia inició cuando la mayoría se alineó con la anti política, posición de la cual derivó la búsqueda de un salvador. Ese salvador primero fue Caldera, un señor que solo tenía soluciones viejas para problemas derivados de la crisis de un modelo económico-social que estaba haciendo aguas desde años atrás, que dicho sea de paso pudo ser modernizado en el gobierno de CAP II y que fue saboteado por las elites que medraban del sistema existente.
Lo que
muestra la encuesta es que de nuevo estamos en la onda anti política y de nuevo
creemos que un desconocido aparecerá y nos resolverá el problema. No
aprendimos nada.
Esa
búsqueda nos llevó a Chávez; la historia de dolor y destrucción está en
nuestras mentes, lo seguimos viviendo, pero no vemos qué causas generaron estos
resultados.
Repetimos
como loros que los políticos nos han utilizado,
cuando la realidad es que el sistema que se eligió mayoritariamente está
diseñado para que sea muy difícil revertirlo, que como pocas veces los
políticos están sacrificando su vida personal y familiar en la búsqueda de una
vía de solución pero que, dicho en palabras populares, los rusos también juegan
y además juegan con todos los recursos del poder.
Un político
en democracia puede incumplir, si ha prometido determinadas cosas físicas e
incluso mejoras en la calidad de vida, adaptadas a su visión de cómo deben ser
las soluciones y al final de su mandato no las ha cumplido.
En una
dictadura, la única promesa real que puede y debe exigírsele cumplimiento a un político
demócrata es la de mantenerse y persistir en la lucha por guiar al país a una
democracia. En esa lucha se pueden proponer diferentes
tácticas, que siguen a una estrategia que es casi que universal; construir
la mayor unidad posible para fracturar los soportes de poder y/o debilitar al
poder, para llegar a una negociación o circunstancia que conduzca a que la
población pueda elegir libremente su destino. Para lograr esta meta se
cuenta con la fuerza de la población y con las presiones que se puedan
construir con los países democráticos.
Hay
quienes, sin comprender lo que significa luchar contra un régimen no
democrático, hablan de “incumplimiento de promesas” porque una táctica no logra
el fruto máximo aspirado, cuando de lo que se trata es de evaluar en cuánto se
avanzó en la táctica y, a partir de lo avanzado, generar una nueva,
persistiendo en este método hasta lograr triunfar.
Para
encontrar un proceso que nos lleve a solucionar nuestro problema se requiere la
mayor unidad posible. No se propone y no es conveniente un solo partido, lo que
se requiere es que se concierten rutas, es decir tácticas, entre las diferentes
organizaciones partidista y las no partidistas de la sociedad.
Como
ya dijimos, la estrategia está casi prefigurada en estas circunstancias, se
deben utilizar las herramientas de planificación estratégica, acotando este
escribidor que sí se usan estas herramientas, el problema que percibe es que
los diferentes sectores no parecen conocer ni haber participado en la
elaboración del plan estratégico, por lo que no están consustanciados con él.
En
resumen, necesitamos una mejor comunicación del liderazgo, entre ellos y con la
sociedad y de ciudadanos participativos, organizados, que comprendan claramente
la realidad.
R.Daneel
Olivaw
@RAFMEL57
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