Por Luisa Pernalete
“Toda persona tiene derecho a la información oportuna, veraz e imparcial, sin censura, de acuerdo con los principios de esta Constitución”, reza el artículo 58 de la Constitución, y los comunicadores sociales son los profesionales que hacen posible que los ciudadanos podamos tener acceso a esa información. Una democracia sana necesita de comunicadores sociales que se ocupen de ofrecer información a los ciudadanos.
Aprovechando que el 27 de junio se celebra en Venezuela el Día del Periodista, escribimos estas líneas, reconociendo su trabajo, por estos tiempos, arriesgado en este país, y subrayando su importancia, y el deseo de que perseveren en su trabajo de informar, servir de puente, advertir, visibilizar dramas y también soluciones a los problemas, aunque sean parciales.
¡No se cansen, amigos periodistas! ¡Los necesitamos! Sabemos que no está fácil informar ni investigar en Venezuela, pero de verdad, los necesitamos.
Valoramos todas esas iniciativas que están llevando a cabo periodistas, utilizando nuevas maneras para informar, sobre todo, ante el cierre de la mayoría de los medios de la prensa escrita que tanta falta siguen haciendo. Tenemos el tránsito de los periódicos impresos a medios digitales, y también tenemos esos resúmenes que nos mandan por WhatsApp, que permiten que en poco tiempo uno pueda informarse, como por ejemplo los Guaro Titulares, que generosa y puntualmente nos hace llegar Andrés Cañizales, en Lara, o esos resúmenes semanales que nuestros hermanos de la red de emisoras de Fe y Alegría ofrecen cada fin de semana. Valoramos ese esfuerzo porque supone una gran tarea de revisión de portales y medios de distinta categoría todos los días. Nos ahorran a los ciudadanos mucho tiempo y son muy útiles. Supone también que deben estar siempre actualizados, no se puede postergar esa tarea. ¡Gracias!
Sabemos que los periodistas se arriesgan buscando información y divulgándola. Algunos de ustedes hasta han sido detenidos arbitrariamente, por estar cumpliendo con su deber de informar. ¡Se arriesgan por nosotros, los ciudadanos!
Imaginamos que los sentidos de ustedes no descansan, siempre deben tener los oídos bien limpios y los ojos bien abiertos, para poder percibir elementos que a otros nos pasan desapercibidos.
Quisiera recordarles la importancia de mirar con los dos ojos, y escuchar con los dos oídos. Mirar con el ojo que ver los problemas, los dramas humanos, cada vez mayores en esta Venezuela sumergida en una emergencia humanitaria compleja, ya tan prolongada, que se corre el peligro de que naturalicen los problemas, que se nos vuelva normal, por ejemplo, que haya gente hurgando en la basura algo para comer. ¡Eso no es normal! Atrás de esa imagen está el crecimiento de la pobreza extrema, está el tema de la inseguridad alimentaria, que sigue en aumento, solo una minoría en el país no tiene problema para suplir las necesidades diarias de alimento. Pero además de ese ojo que ve los dramas y permite denunciar los sufrimientos y las injusticas, es importante activar el otro ojo que pueda detectar alternativas, iniciativas, grandes o pequeñas, que animan, que pueden contagiar a otros a sumarse a acciones solidarias, tan necesarias, que si bien son insuficientes, mitigan el sufrimiento de algunos, a veces indican rutas para el trabajo a mediano y largo plazo. ¡Hay tanta gente buena, haciendo cosas buenas! Eso también es importante que se sepa para sembrar esperanza. Lo pequeño puede ser el primer paso de algo más grande. Esas acciones de educación de la paz de aquella escuela que enseña a sus alumnos a relajarse después del receso y ayuda a la concentración y calmarse, previene la violencia escolar, por ejemplo, que se visibilicen estas herramientas para el aula, puede ayudar a muchos maestros a alumnos. Eso que nosotros llamamos “Velitas en medio del apagón”, pueden ser muy valiosas si se difunden, y ustedes pueden hacerlo.
Ustedes también pueden, saben cómo hacerlo, poner sobre la palestra temas de interés nacional, a veces dejados de lado ante tanta urgencia. Por ejemplo, el tema educativo, la importancia de llegar a acuerdos para salvar esta educación venezolana en emergencia desde hace varios años. O la necesidad urgente de incrementar los valores ciudadanos que permitan que la calle no siga siendo una jungla sino un lugar del encuentro en donde choferes, peatones, ciclistas, motorizados, respeten las leyes de tránsito… Que entendamos que el bien común es mi bien y su bien.
En fin, estas líneas quieren ser un reconocimiento a los profesionales de la comunicación y una invitación para que perseveren, que no se cansen, porque repetimos, los necesitamos. ¡Muchas gracias por su trabajo!
Y no puedo terminar esta columna sin felicitar a Correo del Caroní, que está de aniversario, y que me invitó hace años a escribir periódicamente y poder llegar a muchos promoviendo el “hacer las paces”.
https://correodelcaroni.com/opinion/hagamos-las-paces/periodistas-no-se-cansen/
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