Trino Márquez 20 de agosto de 2022
@trinomarquezc
Frente
a las protestas desatadas por el fraccionamiento del pago del bono vacacional
conquistado hace décadas por los docentes, empleados y obreros del sector
educativo, el Gobierno se vio obligado a retroceder, luego incluso de haber
llegado a un acuerdo con algunos representantes gremiales del oficialismo, que
se comprometieron con los ministros de Educación y de Educación Superior
a aceptar la oferta de Nicolás Maduro.
La primera víctima de ese desaguisado fue el director de la Oficina Nacional de Presupuesto (Onapre), comisionado por Maduro para reducir el gasto público a expensas de quitarles ese beneficio a los trabajadores de la enseñanza. Beneficio nominalmente llamado ‘bono vacacional’, pero que desde la aparición de la hiperinflación es utilizado por los beneficiarios para cubrir los enormes déficits provocados por los miserables salarios mensuales que se devengan.
La
retórica del régimen ha tratado de mostrar el cambio de actitud como una
muestra de la generosidad de Nicolás Maduro, el ‘presidente obrero’. Pero nadie
muerde la caña. La gente sabe que la presión desatada por la combativa y unida
dirigencia sindical y gremial democrática y las bases sociales, fue
demasiado elevada para un régimen que vive viendo amenazas de
insurrecciones populares por todos lados y que le teme a que una revuelta
masiva genere crisis similares a las producidas durante los años recientes en
Cuba, Chile, Colombia, Panamá, Ecuador y Bolivia. En todas estas naciones los
ciudadanos se han movilizado en gran escala exigiendo mejoras salariales,
control de la inflación –especialmente de los precios de los productos de
primera necesidad-, mejoras en los servicios públicos y elevación de la calidad
de vida.
El
caso de Cuba debe tener muy preocupada a la alta jerarquía del madurismo. La
situación de deterioro de la isla ha llegado a niveles alarmantes. Tan graves o
peores que los registrados durante el ‘Período Especial’, cuando –luego del
colapso de la Unión Soviética- Rusia le suspendió abruptamente el millonario
subsidio que durante décadas le había concedido a la dictadura castrista. Esa
bombona financiera la mantenía a flote. Una explosión social de grandes
dimensiones en Cuba, que obligue a la anquilosada nomenclatura comunista a introducir
cambios democráticos importantes, cambiaría el panorama internacional del
esquema madurista y debilitaría la fuerza del padrinazgo ejercido por los
mentores políticos del mandatario venezolano.
Además
de evidenciar el miedo cerval que Maduro le tiene a las movilizaciones
populares, la lucha por lograr el pago inmediato y total del bono vacacional de
los trabajadores de la educación dejó varias enseñanzas.
Cuando
la gente cuenta con razones concretas para movilizarse, lo hace. Se activa.
Pierde el miedo. Esa movilización se potencia y se torna más eficaz cuando se
entrelaza con una dirección unitaria y combativa que la guía. La cohesión
gremial y sindical fue determinante para incrementar la fuerza de las
protestas. En las marchas no participaron solo los sectores que
tradicionalmente se identifican con la oposición al régimen. También actuaron
grupos de las bases chavistas-maduristas afectados por la nefasta decisión de
fragmentar y postergar el pago del bono vacacional. Este hecho
circunstancial debe haber encendido las alarmas de las salas situacionales que
monitorean el curso de la realidad nacional y les reportan a Maduro y demás
jefes de régimen. No se trataba de una denuncia circunscrita al ámbito de los
‘opositores’, sino de una queja planteada por los grupos cercanos al Gobierno.
De quienes giran en su órbita de influencia. Este acontecimiento cambió el
cariz del reclamo.
Los
diferentes gremios y sindicatos salieron fortalecidos. Esta victoria tan
significativa y rápida debe revitalizarlos, al igual que a otros sectores del
país, que pueden ver cómo a través de la organización y movilización pueden
alcanzarse metas importantes.
En el
horizonte más cercano se encuentra la derogación del instructivo Onapre,
adefesio jurídico que no fue discutido con los gremios del sector, crea una
amplia gama de desincentivos laborales y, de nuevo, atenta contra viejas
conquistas laborales. En el caso de los docentes, elimina del salario integral
las primas concedidas por la obtención de títulos de maestría o doctorado, o
por antigüedad, en el caso de los docentes o investigadores que logran ascender
al escalafón de profesor Titular, el máximo que un docente puede obtener en su
carrera académica.
Con
este triunfo parcial, pero tan significativo, los sindicatos y gremios, igual
que sus asociados, se encentran en excelentes condiciones para combatir
los atropellos del Gobierno. Mucho mejor que antes, cuando daba la impresión de
que el régimen podía cometer cualquier abuso sin que nadie se inmutara. Los
maltratados quedaban a la espera de que un nuevo atropello se cometiera.
Hay
que potenciar esta jornada en la que hasta los propios chavistas se alzaron
contra Maduro.
Trino
Márquez
@trinomarquezc
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