Gustavo Ocando Alex 19 de agosto de 2022
@gusocandoalex
Atravesar
la selva del Darién supone caminar poco más de 100 kilómetros entre el noreste
de Colombia y el suroeste de Panamá. Es el camino de miles de migrantes.
El
Darién es una región selvática y pantanosa ubicada en la frontera entre
Colombia y Panamá. Se le conoce como “Tapón” porque interrumpe la que es
considerada como la carretera más larga del mundo: la Ruta Panamericana.
Atravesarla supone caminar poco más de 100 kilómetros entre el noreste de Colombia y el suroeste de Panamá. Es el camino de miles de migrantes.
Es
Patrimonio de la Humanidad desde 1981, pero hoy es, más que nunca, una ruta de
migrantes ilegales del Caribe, Suramérica, Europa, África y Asia que aspiran a
llegar hasta países del Norte, como Estados Unidos y Canadá.
Más de
133.000 personas lo cruzaron el año pasado con fines migratorios. Se calcula
que cerca de 50.000 nacionales de Haití, Cuba y Venezuela, entre otros, se
adentraron en la selva entre enero y junio de este año para llegar a Panamá.
La
jungla, una muralla natural de 575.000 hectáreas de vegetación densa, es capaz
de convertir el sueño de un migrante en un verdadero “infierno verde”.
El
decálogo de los riesgos en el Darién
1. Las
mafias
Autoridades,
migrantes y pobladores locales certifican la presencia en el Darién de grupos
criminales de diferente naturaleza. Hay bandas dedicadas al narcotráfico, otras
al contrabando y existen guerrilleros y paramilitares.
Estos
grupos suelen robar las pertenencias y la comida de los migrantes. Suelen
atacar a quienes cruzan el Darién por territorios de su dominio.
2.
Enfermedades y lesiones
Contraer
enfermedades en el Darién puede ser una sentencia de muerte, a kilómetros de
distancia de centros asistenciales y poblados.
Las
picaduras de mosquitos o insectos capaces de transmitir enfermedades como la
malaria o el dengue son un riesgo latente.
Las
personas se exponen a lesiones cutáneas por picaduras y a esguinces o fracturas
por las extensas caminatas en suelos húmedos y resbaladizos.
El
calor, las largas caminatas, la deshidratación y la privación de alimentos
pueden derivar en fatiga extrema, hiperventilación, debilidad y fallas
cardiorrespiratorias. También, se reportan casos de hipotermia.
El
consumo de agua contaminada es causa frecuente de molestias estomacales.
El
clima húmedo abre la puerta a resfriados, así como a cortes o raspaduras en
extremidades inferiores, a pesar del uso de botas o de ropa adecuada.
Médicos
Sin Fronteras también ha advertido de las traumáticas consecuencias
psicológicas entre migrantes atendidos tras cruzar el Darién.
3. Los
animales
Centenares
de especies de animales e insectos habitan la selva del Darién.
Ambientalistas
y testigos reportan la existencia de serpientes, alacranes, jaguares, pumas,
tigrillos, “manos” o cerdos salvajes, zorros y perros de monte.
Hay
arañas de hasta 20 centímetros de tamaño.
El
Darién es hogar de la conga, una hormiga gigante cuyo veneno inflama las
extremidades, causa fiebre y diarrea, pues contiene una neurotoxina que ataca
el sistema nervioso.
Hasta
25% de las plantas y animales del Darién son especies únicas, según expertos.
4. La
violencia sexual
Entre
10 y 15 por ciento de los migrantes que atraviesan el Tapón del Darién sufre
violencia sexual en ese recorrido, según la Cruz Roja de Panamá.
La
organización Médicos Sin Fronteras han documentado hasta 400 casos de abusos
sexuales contra migrantes en el Darién desde abril de 2021.
Niños,
adolescentes, mujeres y hombres se cuentan entre quienes han sufrido violencia
sexual en su recorrido por la selva.
5. Los
ríos
Son al
menos cuatro ríos que complican el tránsito de personas en esas decenas de
kilómetros entre Colombia y Panamá en el Darién.
Sus
corrientes pueden tornarse fortísimas en algunos tramos.
Los
migrantes suelen cruzarlos a pie o aferrados a una soga.
El más
mínimo paso en falso o resbalón puede terminar con la persona arrastrada por la
corriente, río abajo.
La
temporada de lluvias agrava la fiereza de los caudales.
Hay un
cruce que es tan peligroso y donde han fallecido tantas personas que los
migrantes y guías lo bautizaron “El Río Muerte”. Es el río Turquesa, donde
suelen aparecer los cadáveres de quienes se han ahogado en el Darién.
6. Los
“Guías”
Sobran
los testimonios de migrantes que contratan a guías, que conocen las vías para
transitar y llegar hasta la frontera panameña.
Algunos
de ellos dejan varados a los migrantes en algún punto o les dan indicaciones
que terminan siendo falsas, como que aguarden en determinado punto por una
lancha u otro guía que nunca llegan.
A las
personas dedicadas al tráfico de personas en el Darién, se les conoce
coloquialmente como “chilingueros”. La mayoría de ellos pertenece a consejos
comunitarios y alega que prestan un servicio que no es ilegal.
Autoridades
panameñas han denunciado que clanes cobran entre 40 y 50 dólares por migrante
que ayudan a cruzar el Darién.
7. La
lluvia
Los
riesgos del Tapón del Darién empeoran con los chaparrones frecuentes.
Se
calcula que en esa selva caen entre 5.000 y 10.000 milímetros de agua al año.
Las
lluvias dificultan las largas caminatas, embravecen los ríos, humedecen los
suelos y dificultan la visibilidad, así como interrumpen los descansos.
8. Los
extravíos
Los
extravíos de quienes transitan el Darién sin un guía o con uno sin experiencia
pueden trascender de la angustia a la fatalidad.
La
tupidez de la selva impide ver dónde nace o se esconde el sol.
Andar
allí sin brújula o GPS es imposible, según reportan los migrantes.
Una
vegetación tan densa como similar hace que los puntos de referencia sean pocos.
Los locales aconsejan no tocar las ropas o pertenencias abandonadas por los
migrantes para que sirvan de guía a fin de evitar extravíos o andar en círculo.
9. La
deportación y la espera
Cruzar
el Darién no es garantía de ingreso a Panamá, si bien organizaciones de
derechos humanos llaman a las autoridades a proteger a migrantes en tránsito.
La
deportación es una posibilidad para quienes migran de manera irregular por el
Tapón del Darién, si bien el gobierno de Panamá dice garantizar la atención y
movilización de centenares de migrantes para que “continúen su camino”.
Además,
la espera en cuatro estaciones de recepción migratoria (tres en Panamá y una en
Costa Rica) para quienes reportan la desaparición o muerte de un familiar en el
Darién puede tomar semanas, sino meses, según testimonios.
En
junio, se reportó que 6.500 migrantes habían visto afectado su tránsito y se
encontraban varados por efecto de un paro nacional en Panamá.
10.
Más fronteras
El
camino del migrante que cruza el Darién no termina en Panamá. La mayoría de los
casos es de gente que quiere llegar a Estados Unidos y, para hacerlo, siguen su
vía por Costa Rica, Nicaragua, Honduras, Guatemala y México.
Esas
naciones demandan visas a venezolanos, por ejemplo. Esa exigencia los lleva a
buscar vías ilegales a manos de “coyotes” o traficantes de personas.
El
Darién termina siendo el más notorio de otros puntos no menos peligrosos de la
migración ilegal en las Américas. La llegada a Estados Unidos sin visas se
realiza con tratos ilegales con personas dedicas a la trata de personas
(coyotes).
Esa
nueva frontera significa atravesar el desierto en Sonora, México, o el río
Bravo, en Tamaulipas. Allí, hay riesgo de abusos sexuales, robos, violencia,
trata de personas e, incluso, la negación de asilo por el gobierno de Estados
Unidos.
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