Humores Prohibidos, un álbum de Por la Conciencia en Flickr.
” Donde no hay humor no hay humanidad. Donde no hay humor sólo hay campos de concentración.”
Eugene Ionesco
En lugar de buscar a los culpables de los crímenes que a diario se cometen y quedan impunes en todos los ámbitos de la “vida” social, el régimen persigue a los humoristas que los denuncian: se trata de suprimir policialmente la percepción de la realidad sin tocar la realidad en lo mas mínimo, fórmula ya clásica del autoritarismo-espectáculo neofascista.
La clave del asunto está en que el humor, faceta hermética del amor, toca la tecla que al poder más le duele, la del ridículo de su incapacidad para mentir bien, porque sin verdad no hay capacidad de nada que valga la pena o permanezca, como no sea reprimir, oprimir, comprimir e intentar suprimir – cada vez con menos éxito – el enorme y creciente hastío que la telenovela barata de la “revolución” causa en la gente.
De lo que se trata, al final, es de impedir que la gente piense y sienta, que es -justamente- lo que el humor hace con eficiencia. El poder le tiene envidia al humorista porque la retórica oficial nunca genera la simpatía que el buen chiste produce. En ese sentido, las hojillas con que se defiende y ataca son siempre hojillas-pa-su-garganta.
Tomado de:
http://porlaconciencia.com/?p=3852
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