Por Víctor Salmerón
La sociedad venezolana ha
devenido en una masa de hombres y mujeres atormentados por la escasez y el
incesante incremento en el precio de los alimentos. Por primera vez en mucho
tiempo la clase media recorta el consumo, al punto que ya no puede adquirir
frutas ni carnes rojas todas las semanas y las familias con menos recursos se
refugian en la compra de arroz, harina y pasta.
En este entorno los trabajos
del economista Alejandro Gutiérrez, quien ha convertido al tema alimentario en
el centro de sus investigaciones, cobran mayor relevancia. Su voz es una de las
más autorizadas en la materia: profesor titular de la Universidad de Los Andes,
doctor en estudios del desarrollo, consultor del Banco Mundial, la FAO y, desde
la semana pasada, miembro de la Academia Nacional de Ciencias Económicas.
Su trabajo de incorporación a
la Academia, titulado El sistema alimentario venezolano: evolución
reciente y bases para el diseño de una nueva estrategia, gravita a lo largo de
esta conversación en la que también aborda la coyuntura macroeconómica y la
urgencia de reformas estructurales.
En su trabajo de incorporación
a la Academia Nacional de Ciencias Económicas usted tomó las cifras del
Ministerio de Agricultura y Tierras, que registran el valor bruto de la
producción agrícola vegetal, animal y pesquera aprecios de 1997 y lo dividió
por la población de cada año para expresarlo en términos per cápita. El
resultado es una tasa media de crecimiento anual de -1,5% y el hecho relevante
de que en 2014 la producción era 78% de lo que fue en 1998. Por períodos
destaca que en 1998-2003 hubo una caída de 0,8%, durante 2003-2008 crecimiento
de 1,6% y en 2008-2014 un declive de 4,7%. ¿Por qué fracasó la política
agrícola del gobierno si entregó créditos, combatió el latifundio, creó
empresas agroindustriales, repartió subsidios, exoneró impuestos, distribuyó
maquinaria agrícola y creó sistemas de riego?
El gobierno comenzó a invertir grandes cantidades de recursos a partir de 2003 cuando el expresidente Hugo Chávez le pide al Banco Central de Venezuela el famoso “millardito” a fin de salvar el año agrícola después del impacto que el paro petrolero tuvo en la economía de ese año. Entre 2003-2008 hubo un ajuste apropiado en los precios controlados a nivel de productor, financiamiento, subsidios, crédito abundante y si bien hubo crecimiento hay que recordar que el PIB agrícola creció a tasas inferiores a las del resto de la economía.
En 2008-2014 los precios
controlados permanecen congelados por largo tiempo y cae la rentabilidad y se
siente el impacto de las expropiaciones de tierras en la inversión privada.
Agroisleña, una empresa importante para el sector porque suministraba insumos,
financiaba y daba asistencia técnica es estatizada y pierde eficiencia. Además
no hay repuestos para reparar la maquinaria, aparece la insuficiencia de
semillas, compañías agroindustriales que fueron estatizadas como Lácteos Los
Andes se vuelven poco eficientes, los mercados no funcionan. Por eso está
cayendo la producción agrícola.
En julio de 2015 el exministro
de Tierras Elías Jaua señaló: “Todas las tierras que fueron rescatadas durante
mi gestión eran tierras ociosas, mucha de ellas hoy están
productivas, muchas de ellas no han podido levantar el esfuerzo
productivo pero esa matriz de que nosotros destruimos el aparato
productivo de la agricultura es totalmente falso”. ¿Usted qué opina?
Se rescataron tierras ociosas pero también se invadieron y se expropiaron tierras que estaban en producción. En materia de investigación científica se sabe poco sobre el tema pero están los reportajes periodísticos, por ejemplo, de lo que ocurrió en el sur del Lago de Maracaibo. Provea elabora un informe anual con base en información del Ministerio de Agricultura y Tierras, este informe señala que hay 6,3 millones de hectáreas rescatadas y en agricultura vegetal se cosecha al año alrededor de 2,4 millones de hectáreas. ¿Están productivas las tierras rescatadas?
Otro aspecto importante en
este tema es que Venezuela no tenía un problema grave de latifundio, desde hace
mucho tiempo la población es mayoritariamente urbana. Me pregunto si toda esa
guerra contra el latifundio no fue más que un cliché de la clásica revolución
de izquierda latinoamericana.
Ha habido un aumento muy
importante del crédito al sector agrícola a tasas de interés preferenciales que
supone un subsidio que otorgan los depositantes. Usted dice que en el período
1998-2013, la cartera crediticia de la banca comercial y universal, en términos
reales, creció al ritmo promedio anual de 15,1 %. No obstante señala que hay
una pérdida de eficiencia del crédito agrícola. Así, en el lapso 1998-2003 por
cada Bolívar medido a precios constantes de crédito agrícola se obtenían 14,6
bolívares de producción en términos reales, pero en el lapso 2008-2013
esta relación disminuyó a 2,2. ¿A qué se debe esto?
En la producción de cereales o
caña de azúcar es fácil controlar el destino del crédito, pero en otros rubros
es más difícil, no es la primera vez que se desvía el crédito que supuestamente
debe ir al sector agrícola. ¿A dónde pudo ir? Había incentivos para la compra
de dólares, inmuebles, venta de licores, automóviles. No digo que el gobierno
no haya actuado con buena intención, pero allí están los resultados.
La morosidad en los bancos del
Estado es mucho más alta que en el resto de la banca. ¿Qué les pasó a esas
personas que no pagaron sus créditos? Impunidad total.
Usted señala que los
últimos datos oficiales (1° Semestre de 2014) comparados con 2008 registran
reducciones importantes en el consumo per cápita de los alimentos que son los
principales aportadores de energía y proteínas (harina de maíz, pan de trigo,
pastas alimenticias, azúcar, leguminosas, aceite vegetal, carne de pollo,
carne de res, atún enlatado, sardina enlatada, leche en polvo completa, leche
en polvo completa líquida, queso blanco, margarina y bebidas gaseosas). Llama
la atención que en 2014 el país tenía más divisas para importar y la escasez y
la inflación no se habían disparado como en 2015. ¿Por qué ocurrió este
deterioro?
En 2014 ya había comenzado el descenso de los salarios reales. Por un tiempo esto se compensaba con los programas alimentarios del gobierno que han tenido su auge y su caída. ¿Qué pasa cuando en esos programas hace metástasis la corrupción y el sistema de precios crea incentivos para que se desvíen los alimentos? Una parte importante de los alimentos a precios subsidiados se desvían a través del contrabando de extracción, por ejemplo. Esta situación influye en esos resultados.
Da la impresión de que el país
ha vivido una especie de tiempos primitivos mientras que en el mundo ocurrían
transformaciones muy importantes: la agricultura ya no sólo
producecommodities sino que las cadenas de producción generan bienes
diferenciados, con atributos específicos para segmentos específicos del
mercado. O las nuevas tecnologías que aumentan la productividad y reducen los
costos de producción y la biotecnología que provee semillas genéticamente
modificadas pero resistentes a plagas y enfermedades, bio-pesticidas. ¿Vamos a
pagar un alto precio por el tiempo perdido?
Nos estamos quedando rezagados en el contexto de América Latina, hay países que ya decidieron cuál es su estrategia de inserción internacional, como Colombia, Perú, Costa Rica, Bolivia.
Es doloroso pero hay que
decir que cuando comencemos a reconstruir el país nuestras ventajas
competitivas van a depender mucho del costo de la mano de obra, porque vamos a
tener un proceso de devaluación. El salario en términos de dólares va a ser uno
de los más bajos de América Latina, habrá que buscar políticas compensatorias
para minimizar el impacto pero ya la viga está en el ojo.
En un tiempo relativamente
corto Venezuela podría atraer inversión nacional y extranjera. Lo primero que
vamos a tener que hacer es sustituir importaciones, a muchos economistas
seguidores furibundos del mercado no les gusta este término, pero ese
pensamiento también ha evolucionado. No se trata de sustituir importaciones que
no están adaptadas a nuestro ecosistema como manzanas o trigo, pero si
las de arroz, azúcar, maíz blanco, parte de las que hacemos de maíz amarillo.
Tenemos productores con experiencias, agro técnicos, pero hay que crear el
entorno apropiado para la inversión.
¿Cuáles son las reformas más
urgentes para mejorar el clima de inversión en el sector agrícola?
Si fuera ministro de Agricultura lo primero que haría es prohibir las invasiones de tierras y reformar la Ley para otorgar títulos de propiedad y acabar con el problema de la titularización. Establecer un impuesto que cobren los municipios a quien tenga grandes extensiones de tierra no productivas.
Lo segundo es poner a
funcionar los mercados, aunque en una primera etapa no hay que liberar todos
los precios. Los economistas que están asesorando a Raúl Castro en Cuba hablan
de una complementación entre Estado y mercado, tienen un pensamiento de
avanzada en relación a las personas que están tomando las decisiones en el
país.
La tendencia es que el precio
de los alimentos en la economía global sea bastante volátil por el aumento de
la demanda, el uso de materias primas agrícolas para elaborar etanol y
biocombustibles, por la erosión de los suelos y los cambios climáticos. ¿Si no
aumenta la producción nacional el país va a un esquema en el que la importación
de alimentos va a consumir una mayor tajada del menguado ingreso de divisas?
A un altísimo costo porque cuando hagamos los ajustes que requiere la economía vamos a tener que devaluar. Pero hay que decir que hay una amenaza, pero también una oportunidad. Se trata de concentrarnos donde podemos ser eficientes, por ejemplo, no sigamos con el cuento de la soya cuando nuestros socios comerciales en Mercosur son los productores más eficientes del mundo en este rubro. Dejemos que ellos nos vendan la soya y dediquémonos a producir cacao, café, frutas tropicales, mejorar la pesca, los cereales en los que tenemos ventajas comparativas.
Y tal vez tengamos que adoptar
medidas de protección para asegurarnos el maíz blanco que es estratégico.
Tenemos mercados naturales como Colombia, Estados Unidos. Con un tipo de cambio
que refleje la competitividad del país, basada en bienes no petroleros, podemos
comenzar a exportar productos donde somos competitivos.
En su discurso de
incorporación a la Academia de Ciencias Económicas dijo: “Nuestra tragedia,
nuestra dramática realidad es que estamos en emergencia alimentaria. Que Dios
nos ampare y nos favorezca. ¿Cree que el gobierno no tiene mecanismos de
respuesta apropiados para enfrentar la crisis? ¿Por qué lo cataloga de
emergencia?Es una tragedia porque se cayó la producción y si bien el gobierno
ha anunciado los catorce motores, que viene hacer el plan de recuperación, hay
que decir que esos motores se van a fundir muy rápido, no van a arrancar en las
actuales condiciones porque el país no tiene dólares para soportar la compra de
insumos, maquinaria, tecnología.
La producción no va a
responder y tampoco podemos importar por falta de divisas. ¿Entonces qué vamos
a comer? ¿Habrá menos disponibilidad de alimentos? ¿Qué ocurrirá con los
salarios? Los pobres la están pasando muy mal y la clase media está reduciendo
el consumo. Ese es el drama.
¿Por qué dice que Dios nos
ampare y nos favorezca, el gobierno no está en capacidad de enfrentar esta
crisis?
Con estas políticas y sin dólares, no. la primera urgencia que tiene el país es obtener dólares y nadie nos va a financiar con el mismo menú de políticas económicas, sea el Fondo Monetario Internacional, China o la banca internacional. Hay que presentar un programa, los ajustes serán mayores en las medidas en que más nos tardemos en tomar decisiones. Supóngase que Venezuela es una economía infestada y necesita un antibiótico de mil miligramos pero se le están suministrando 25 miligramos, la enfermedad sigue avanzando. Los seres humanos se mueren pero los países no, por eso es que los economistas decimos que siempre se puede estar peor.
El gobierno no ha anunciado
nada que permita obtener financiamiento internacional en las cantidades que se
requieren. Las estimaciones son que con un barril de petróleo a 25 dólares
necesitamos más de 30 mil millones de dólares para cumplir los compromisos de
este año, sin tomar en cuenta la deuda comercial. Con algunas medidas como
operaciones con el de oro el gobierno puede obtener liquidez, pero quedará una
brecha importante. ¿Va a continuar el recorte de importaciones? Eso
significaría que los consumidores van a comer menos y el aparato productivo no
va a funcionar.
¿Estaría de acuerdo con que el
país acuda al Fondo Monetario Internacional?
Creo que lo primero es alcanzar un acuerdo de cuánto es el monto del financiamiento que necesita el país y si la cifra es muy grande, tenemos que ir al FMI. Por ejemplo, ¿cuánto se necesita para ir a una unificación del tipo de cambio y mantener un mercado donde el tipo de cambio flote así sea en un sistema de bandas? Ya hay un default comercial.
Creo que lo primero es alcanzar un acuerdo de cuánto es el monto del financiamiento que necesita el país y si la cifra es muy grande, tenemos que ir al FMI. Por ejemplo, ¿cuánto se necesita para ir a una unificación del tipo de cambio y mantener un mercado donde el tipo de cambio flote así sea en un sistema de bandas? Ya hay un default comercial.
El FMI es el que puede darle
el aval al país, se convierte en un fiador. Se puede negociar, desde los años
80 que comenzaron los programas de estabilización ha corrido mucha agua bajo el
puente y el FMI se ha preocupado sobre los impactos sociales de sus programas.
Pero ajuste es ajuste, después de la fiesta viene el ratón.
En su trabajo de incorporación
a la Academia dice que una nueva estrategia agroalimentaria requiere que
se cree confianza promoviendo el diálogo entre gobierno y sector privado,
así como reformas legales que fomenten el respeto de los derechos de propiedad
privada y el funcionamiento de los mercados. El gobierno ha creado unas mesas
de diálogo, ¿cree que va en esta dirección?
Existen sectores del gobierno interesados en ir en esa dirección y grupos radicales que creen que ese paso supone entregar el legado de Hugo Chávez e ir contra el pensamiento revolucionario. Pero suponiendo que el gobierno quiera ir en esa dirección, nuevamente habría que preguntar: ¿dónde están los dólares, los recursos para decirle al sector privado aquí están las divisas para agroquímicos, para repuestos de la maquinaría agrícola?
Además afirma: “Salir de la
crisis requiere en el corto y mediano plazo la aplicación de un programa de
estabilización y de ajuste estructural integral, que mediante una sana
coordinación y complementación entre el Estado y el mercado, permita
restablecer los equilibrios macroeconómicos, permita un mejor
funcionamiento del sistema de precios, provea un marco institucional que
garantice los derechos de propiedad y amplíe los espacios de inversión para el
sector privado. Esto implica una política macroeconómica que minimice la tasa
de inflación, la reducción o eliminación gradual de los controles de precios,
del comercio exterior, y una nueva política cambiaria que unifique el tipo de
cambio y evite su apreciación real”. ¿El gobierno de Maduro puede hacer este
giro que implica desmontar el chavismo?
No veo señales, creo que el presidente Nicolás Maduro no tiene la suficiente autonomía y no sé si tenga la suficiente comprensión del problema económico. ¿Cuánto vamos a durar en este juego trancado? No lo sé, pero lo que le puedo asegurar es que no hacer nada significa que la economía va a seguir empeorando, la situación económica y social va a empeorar.
¿No es irreal pedirle a
Nicolás Maduro que desmonte la política económica del chavismo?
En 2013 cuando Nicolás Maduro llegó a la presidencia tuvo la gran oportunidad de dar un viraje, pero prefirió ser fiel al legado de Hugo Chávez y Jorge Giordani. Tal vez continúa pensando que es mejor tener un fracaso económico que traicionar este legado.
Algo curioso es que quienes
nos gobiernan siguen entrampados ideológicamente, mientras que Cuba avanza en
sus reformas económicas. Tampoco han caído en esta trampa los presidentes de
Bolivia, Ecuador, Nicaragua.
Otro tema que ha abordado es
el del colapso del capitalismo rentístico. Su trabajo resalta que entre
1920-1977 Venezuela vivió un ciclo de expansión, prosperidad y modernización.
Esa especie de milagro se debió a que en ese lapso la renta petrolera permitió
una evolución armónica de la oferta y la demanda. No obstante el equilibrio se
rompe en los 80 cuando aparece lo que se ha llamado el colapso del capitalismo
rentístico, muy estudiado por Asdrúbal Baptista y Bernard Mommer: un sistema
caracterizado por la sobrevaluación de la moneda, exceso de empleo en el sector
público, rol protagónico y dominante de la inversión pública y baja correlación
entre el crecimiento de la productividad y los salarios reales. ¿Por qué el
chavismo acentuó las características del modelo que colapsó en los 80?
En la plana mayor de quienes gobernaban había personas que comprendían esto perfectamente, Alí Rodríguez, Bernard Mommer. ¿Qué significa salir del rentismo? Significa salir de la característica más estructural, que es que el Estado capta directamente esa renta y la distribuye, asegurándose el control de los ciudadanos. Salir del rentismo supone despojar al Estado de ese inmenso poder para dárselo a los ciudadanos a fin de que el contrato social refleje el equilibrio que ocurre en cualquier economía no rentista: los ciudadanos sostienen al Estado y no el Estado a los ciudadanos.
Esto supone cambios
políticos y económicos profundos.
¿La sociedad venezolana desea
este cambio fundamental?
No sé si lo entiende. El liderazgo político, no solo el del gobierno, todavía no lo ha entendido. Ese es el gran desafío. No solo se trata de restablecer los equilibrios macroeconómicos y tener un presidente que amenace menos, el problema es más de fondo, es cómo superar el capitalismo rentístico.
29-02-16
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