Miguel Yilales 15 de marzo de 2016
Así
como nuestro idioma tiene sus dificultades así mismo ocurre con la política
venezolana. Aquí la polisemia (varios significados para una misma palabra)
aplica por igual para el español y para el desempeño público.
Aquí
existe un órgano que tiene la responsabilidad de la investigación penal y que
bajo su égida actúan los acusadores pero que discrecionalmente inventa cargos a
los inocentes para mantenerlos tras las rejas y prudencialmente se hace la
vista gorda ante lo que se conoce como notitia criminis porque nadie denuncia y
si hay denuncias las desestima por infundadas, en especial, si es contra los
capos del partido al que pertenece la jefa de ese despacho.
Fíjense
que en la masacre ocurrida en Tumeremo, primero negada por el gobernador
Francisco Rangel Gómez y luego tildada de show politiquero por los diputados
oficialistas, no se inició la investigación hasta que se puso color de hormiga.
El
heredero arruinado e indocumentado que dirige los destinos del país, en uno de
sus actos de populachería barata dijo que investigarían lo ocurrido en Tumeremo
por lo que militarizarían la zona, con lo cual ya se sabía que no investigarían
nada y que los militares por analfabetismo funcional contaminarían la escena
del crimen.
A
botar lo inservible
De lo
primero, ya el defensor que actúa como fiscal dijo hacia donde van las primeras
pesquisas: hay unos colombianos involucrados. De ahí seguirá la estructura
argumental: colombiano significa que son paramilitares; por esas
interpretaciones chavista paramilitar es clara alusión a Álvaro Uribe;
involucrar a Uribe es decir Barack Obama y la derecha internacional; Obama
renovó el decreto contra los funcionarios corruptos aunque para el régimen es
contra Venezuela (será por la cantidad de chavistas involucrados) para ocultar
la masacre que hicieron los marines junto a la oposición apátrida que apoya el
decreto. En conclusión la culpa de la masacre es de la oposición.
De lo
segundo valdría preguntarse ¿qué sabe el burro de pasta de dientes si lo que
come es pasto? Una cúpula militar (parece que este término les contraría aunque
lo aplican para la iglesia, los partidos políticos y los sindicatos) que
desconoce las mínimas normas de investigación policial más allá de lo que hayan
visto en las series de televisión, no investigará sino que empastelará todo en
la zona. Sus primeras actuaciones así lo demuestran: atacan a los familiares de
los desaparecidos y no a los que perpetraron los hechos.
¿Quién
en su sano juicio le diría a los nazis que investigaran el genocidio? ¿Alguien
puede creer que este cuerpo militar investigará los intereses del gobernador
(que es general), que saludan militarmente y le rinden cuentas? Un régimen
totalitario que resucitó el delito de difamación e injuria para perseguir
políticamente a los periodistas (su última víctima es David León Natera y El
Correo del Caroní) ocultará, negará y encubrirá cualquier información que lo
pueda salpicar.
Estamos
ante unos desalmados que prefieren ver morir a todos los venezolanos antes que
llevar a juicio a los responsables de los desmanes que se han cometido en
nombre de este bodrio de revolución, que dicen gobernar para todos aunque eso
signifique solo para ellos y que les parece sano jugar con la esperanza de la
gente. Cuando las cosas entran en proceso de descomposición, huelen mal, no
sirven y la solución es botarlas y en Venezuela ya la situación pasó de Maduro
a podrido.
Llueve…
pero escampa
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Para comentar usted debe colocar una dirección de correo electrónico