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domingo, 6 de marzo de 2016

Mi tarea como Misionero de la Misericordia, por @jrmz



Padre Roberto Mena, ST 04 de marzo de 2016

Hay una serie de pecados que solamente el Vaticano tiene autoridad para perdonar en nombre de Dios. Por ejemplo: la profanación de la Santa Eucaristía, ordenación de un obispo sin aprobación del Santo Padre, violación del secreto de confesión, complicidad en casos de adulterio, pecados de laicos contra sacerdotes y viceversa, ataques (violencia física, secuestro o insultos) contra el Papa, sacerdotes, obispos, religiosos/as, laicos consagrados o personal de la Iglesia.


Precisamente, 1071 misioneros de la misericordia ahora tienen la autoridad de la Santa Sede para absolver -en la cuaresma 2016 y durante todo este año jubilar- a quienes han cometido este tipo de pecados.

Soy eso, un misionero de la Misericordia

Vamos a representar al Santo Padre como misioneros de la misericordia a través de la predicación y del sacramento de la reconciliación en nuestra área y en el país donde nos encontramos, según seamos requeridos.

Es un reto porque implica estar disponible más frecuentemente para la atención de las personas en el sacramento de la reconciliación y en la dirección espiritual o consejos. Además, los misioneros tienen que estar mejor preparados y actualizados en todo lo referente al Jubileo de la Misericordia y lo que el Papa Francisco busca en su papado.

Como periodista, incorporaré estos temas en los programas de radio, artículos y conferencias que he de impartir.

Es una bendición porque me ayudará a ser un sacerdote más misericordioso de lo que soy, a ser compasivo con cada persona que acuda a mi y a poder orar por cada caso en particular. Para mí, será una oportunidad para predicar en muchas parroquias a nivel local y nacional durante este Jubileo de la Misericordia e impartir el sacramento de la reconciliación.

A esparcir misericordia

El Papa me recibió junto a otros 700 sacerdotes escogidos para tal fin, el martes 9 de febrero, durante un encuentro donde nos indicó cuál ha de ser nuestra misión. Ser misionero de la Misericordia es una responsabilidad que se os ha confiado porque requiere de vosotros que seáis en primera persona testigos de la cercanía de Dios y de su forma de amar. No a nuestra manera, siempre limitada y a veces contradictoria, sino a su manera de amar y a su manera de perdonar que es, precisamente, la misericordia.

El Papa recalcó lo importante que es el papel del confesor. “Ante nosotros hay una persona ‘desnuda’, y también una persona que no sabe hablar y no sabe qué decir… con la vergüenza de ser un pecador, y tantas veces no consigue decirlo. No lo olvidemos: ante nosotros no está el pecado, sino el pecador arrepentido…Una persona que siente el deseo de ser aceptada y perdonada… Por lo tanto, no estamos llamados a juzgar, con actitud de superioridad, como si estuvieramos inmunes del pecado.”

Nos advirtió que se puede hacer mucho daño a un alma si no se escucha con corazón de padre, con el corazón de la Madre Iglesia. “Ser confesor -según el corazón de Cristo- equivale a cubrir al pecador con el manto de la misericordia para que no se avergüence más, para que recupere su dignidad y sepa donde se encuentra”.

Propiamente el Miércoles de ceniza, inicio de la cuaresma, se nos concedió la facultad de absolver los pecados reservados solamente a la sede apostólica. Durante una ceremonia en la basílica de San Pedro en el Vaticano, Francisco formalmente nos envió por el mundo a desempeñar esta obra cargada de misericordia.

En esa ocasión estuvo presente el cuerpo incorrupto de san Pío de Pietralchina, quien es mi santo protector desde mi infancia.

Es un monje que en vida podía curar a los enfermos, tenía visiones, sufría de sangramiento en sus manos como las heridas de Cristo, predecía el futuro y tenía la capacidad de estar en dos sitios a la vez. Murió en 1968, fue beatificado en 1999 y canonizado en 2002. Su cuerpo fue exhibido en el Vaticano en un ataúd de cristal aclimatado.

El Papa Francisco lo ha puesto como modelo junto con san Leopoldo Mandic -otro santo capuchino confesor croata que murió en 1942-.

“Os acompaño en esta aventura misionera -nos dijo el Papa- dejandoos el ejemplo de dos santos ministros del perdón de Dios, San Leopoldo y San Pío…. Os ayudarán. Cuando sintáis el peso de los pecados que os confiesan y las limitaciones de vuestra persona y vuestras palabras, confiad en la misericordia que sale al encuentro de todos con amor y no conoce fronteras.”

Ellos serán nuestros principales intercesores durante este Jubileo de la Misericordia.

Los misioneros somos  de los cinco continentes, de regiones remotas y países como China, Indonesia, Egipto, Corea del Sur, Líbano.

Tenemos autoridad del Vaticano para absolver también a sacerdotes que le hayan propuesto relaciones sexuales a alguien y luego le hayan confesado de ese pecado. Como todos los sacerdotes del mundo, los misioneros también tienen autoridad este año para perdonar el pecado del aborto.

Por eso al regresar a mi Parroquia de Maryland me he dedicado los dias miercoles y domingos a confesar a los fieles que acuden durante la Cuaresma pero con este énfasis de Misionero de la Misericordia que ahora estoy promoviendo, sobre todo con los católicos que llevan mucho tiempo de no confesarse.

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