Padre Roberto Mena, ST 04 de marzo de 2016
Hay
una serie de pecados que solamente el Vaticano tiene autoridad para perdonar en
nombre de Dios. Por ejemplo: la profanación de la Santa Eucaristía, ordenación
de un obispo sin aprobación del Santo Padre, violación del secreto de
confesión, complicidad en casos de adulterio, pecados de laicos contra
sacerdotes y viceversa, ataques (violencia física, secuestro o insultos) contra
el Papa, sacerdotes, obispos, religiosos/as, laicos consagrados o personal de
la Iglesia.
Precisamente,
1071 misioneros de la misericordia ahora tienen la autoridad de la Santa Sede
para absolver -en la cuaresma 2016 y durante todo este año jubilar- a quienes
han cometido este tipo de pecados.
Soy
eso, un misionero de la Misericordia
Vamos
a representar al Santo Padre como misioneros de la misericordia a través de la
predicación y del sacramento de la reconciliación en nuestra área y en el país
donde nos encontramos, según seamos requeridos.
Es un
reto porque implica estar disponible más frecuentemente para la atención de las
personas en el sacramento de la reconciliación y en la dirección espiritual o
consejos. Además, los misioneros tienen que estar mejor preparados y
actualizados en todo lo referente al Jubileo de la Misericordia y lo que el
Papa Francisco busca en su papado.
Como
periodista, incorporaré estos temas en los programas de radio, artículos y
conferencias que he de impartir.
Es una
bendición porque me ayudará a ser un sacerdote más misericordioso de lo que
soy, a ser compasivo con cada persona que acuda a mi y a poder orar por cada
caso en particular. Para mí, será una oportunidad para predicar en muchas
parroquias a nivel local y nacional durante este Jubileo de la Misericordia e
impartir el sacramento de la reconciliación.
A
esparcir misericordia
El
Papa me recibió junto a otros 700 sacerdotes escogidos para tal fin, el martes
9 de febrero, durante un encuentro donde nos indicó cuál ha de ser
nuestra misión. Ser misionero de la Misericordia es una responsabilidad
que se os ha confiado porque requiere de vosotros que seáis en primera persona
testigos de la cercanía de Dios y de su forma de amar. No a nuestra manera,
siempre limitada y a veces contradictoria, sino a su manera de amar y a su
manera de perdonar que es, precisamente, la misericordia.
El
Papa recalcó lo importante que es el papel del confesor. “Ante nosotros hay una
persona ‘desnuda’, y también una persona que no sabe hablar y no sabe qué
decir… con la vergüenza de ser un pecador, y tantas veces no consigue decirlo.
No lo olvidemos: ante nosotros no está el pecado, sino el pecador
arrepentido…Una persona que siente el deseo de ser aceptada y perdonada… Por lo
tanto, no estamos llamados a juzgar, con actitud de superioridad, como si
estuvieramos inmunes del pecado.”
Nos advirtió
que se puede hacer mucho daño a un alma si no se escucha con corazón de padre,
con el corazón de la Madre Iglesia. “Ser confesor -según el corazón de Cristo-
equivale a cubrir al pecador con el manto de la misericordia para que no se
avergüence más, para que recupere su dignidad y sepa donde se encuentra”.
Propiamente
el Miércoles de ceniza, inicio de la cuaresma, se nos concedió la
facultad de absolver los pecados reservados solamente a la sede apostólica.
Durante una ceremonia en la basílica de San Pedro en el Vaticano, Francisco
formalmente nos envió por el mundo a desempeñar esta obra cargada de
misericordia.
En esa
ocasión estuvo presente el cuerpo incorrupto de san Pío de Pietralchina, quien
es mi santo protector desde mi infancia.
Es un
monje que en vida podía curar a los enfermos, tenía visiones, sufría de
sangramiento en sus manos como las heridas de Cristo, predecía el futuro y
tenía la capacidad de estar en dos sitios a la vez. Murió en 1968, fue
beatificado en 1999 y canonizado en 2002. Su cuerpo fue exhibido en el Vaticano
en un ataúd de cristal aclimatado.
El
Papa Francisco lo ha puesto como modelo junto con san Leopoldo Mandic -otro
santo capuchino confesor croata que murió en 1942-.
“Os
acompaño en esta aventura misionera -nos dijo el Papa- dejandoos el ejemplo de
dos santos ministros del perdón de Dios, San Leopoldo y San Pío…. Os ayudarán.
Cuando sintáis el peso de los pecados que os confiesan y las limitaciones de
vuestra persona y vuestras palabras, confiad en la misericordia que sale al
encuentro de todos con amor y no conoce fronteras.”
Ellos
serán nuestros principales intercesores durante este Jubileo de la
Misericordia.
Los
misioneros somos de los cinco continentes, de regiones remotas y
países como China, Indonesia, Egipto, Corea del Sur, Líbano.
Tenemos autoridad
del Vaticano para absolver también a sacerdotes que le hayan propuesto
relaciones sexuales a alguien y luego le hayan confesado de ese
pecado. Como todos los sacerdotes del mundo, los misioneros también tienen
autoridad este año para perdonar el pecado del aborto.
Por
eso al regresar a mi Parroquia de Maryland me he dedicado los dias miercoles y
domingos a confesar a los fieles que acuden durante la Cuaresma pero con este
énfasis de Misionero de la Misericordia que ahora estoy promoviendo, sobre todo
con los católicos que llevan mucho tiempo de no confesarse.
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