Por
Ruben Contreras, 25/07/2017
La
historia y épica venezolana es una de las más ricas del continente americano.
Su gesta libertaria es una de las más apasionadas y sus protagonistas unos
héroes, muy bien reseñados por Eduardo Blanco en su Libro Venezuela Heroica,
con el cual se inició la literatura Romance en nuestro país. Pero también
tenemos dentro de dicha historia algunos hechos ubicados en los finales y
comienzos de siglos, que nos muestran las caras soeces de algunos déspotas que
pretendieron mancillar la dignidad y decoro de los venezolanos.
Uno
de los pasajes más traumáticos acontecidos en nuestro país fue el protagonizado
por Manuel Gual y Jose María España, líderes de la conspiración debelada el 13
de julio de 1797, finalizando el siglo XVIII. En ese tiempo la provincia de Venezuela era
dirigida por el Capitán General Pedro Carbonell, quien ordeno a Francisco
Espejo que se convirtiera en Juez inquisidor, para juzgar a los conjurados.
Este jurisconsulto utilizo todas sus argucias ofreciendo favores para conocer a todos los conjurados y
ya sabemos cómo murieron España y Gual. Carbonell se fue a España y le siguió
en el cargo Manuel Guevara Vasconcelos, quien fue el que según las crónicas, logro
el envenenamiento de Manuel Gual en Trinidad, y mantuvo una actitud retaliativa
con todos los venezolanos que disentían de la administración de la corona
española.
Casi
todo el siglo XIX estuvo regido por la conducción de la peste militar, solo 6 años
de gobiernos civiles, 2 de Jose María Vargas, 2 de Juan Pablo Rojas Paul y 2 de
Raimundo Andueza Palacios. Aquí considero necesario aclarar, que los gobiernos
de Páez y Soublette, ambos militares fueron totalmente diferentes a los de sus
colegas, quienes desde Jose Tadeo Monagas hasta Ignacio Andrade, pudiéramos
decir que fueron unos verdaderos esquiladores
del erario público y patanes, como Antonio Guzman Blanco quien como plenipotenciario
de sus sucesores hacia contratos, los firmaba y se daba los vueltos, y como el
del rudo Joaquin Crespo, quien carente de sentido de ética y de organización,
designo a un curandero llamado Telmo Romero como Secretario de Salud.
Después
de Andrade, vino el Cabito, Cipriano Castro, con la Revolución Liberal
Restauradora en 1899, quien utilizo el poder para sus fines personales.
Significo la llegada de los montañeses, los andinos al poder, una nueva casta
engreída se posesiono del país; fueron los antecesores de Pérez Jiménez y
de Chávez, ya que utilizaron el poder
para repartirse a Venezuela otorgando sus tierras en concesiones a sus amigos,
creando una nueva burguesía, ya que estos las traspasaron a las empresas
petroleras que venían ávidas a Venezuela en la búsqueda del oro negro. Esa fue
la primera boli burguesía o bolichicos incrustada en el poder que defenestraron
la patria de Bolivar.
Al
Cabito le siguió Juan Vicente Gómez, y hay extensa literatura que nos habla de
los desmanes del benemérito acontecidos durante su larga gestión de 27 años, la
cual culmino en 1935. Fecha señalada por
el eximio venezolano, Mariano Picón Salas, como
comienzo del siglo XX venezolano. Hay mucha historia de la cárcel La
Rotunda, con los presos arrastrando sus grillos y los estudiantes de la
generación del 28 dando clases a los presos de la misma.
Luego
finalizando el siglo XX, en el año
1992, después de un proceso democrático
de 40 años, en las cuales Venezuela tuvo los más altos índices de desarrollo y
crecimiento económico, con la democratización de la educación, pero que a su
vez no tuvo la misma sintonía con la educación para la democratización; un
oscuro e ignorante militar del cuerpo de paracaidistas del ejercito
venezolanos, pretendió dar un golpe de estado para tomar el poder por la
fuerza, pero era tal su incompetencia que el único de los comandantes
involucrados que fallo en su objetivo fue el.
El
desgaste ocasionado durante ese periodo
democrático, al incurrir la dirigencia de los partidos políticos en la falla de
pretender sustituir la meritocracia por el amiguismo de los dirigentes, hizo
que muchos venezolanos se desencantaran de los mismos y en las elecciones de
1998, el teniente coronel, el cara
pintada paracaidista logro con un discurso embaucador atraer a los desencantados
e incautos que creyeron en los embustes
de dicho militar, de llevarlos al reino de los cielos, tal como se denomina el
largometraje que filmaron para descarnar las tropelías que cometió dicho soldado durante sus 13 años de desastre
gubernativo.
El
caso es que el teniente coronel, el soldado cara pintada, llego al poder por la
vía democrática, por los votos, lo que no consiguió con las botas y con las
balas, lo consiguió con sus cantos de sirena, pero como resentido social y minusválido de ideas democráticas que era,
opto por el ejercicio cuartelarío en el cual fue formado y se inspiró en el
peor estilo dictatorial impuesto por
Monagas o Cipriano Castro en nuestro país, o como Rosas en Argentina o el Dr.
Gaspar Francia en Paraguay, Somoza en Nicaragua, Baptista y Fidel en Cuba y
Rafael :Leónidas Trujillo en Santo Domingo, o Hitler en Alemania y Stalin en
Rusia, Sadam en Irak, Gadafi en Libia, Mugabe en el Zimbabue, entre otros.
El
caso es que ese oscuro e ignaro y ágrafo militar, lector de solapas de libros, construyo con el dinero de Venezuela una red
de oportunistas que se pegaron de la
ubre de la espada de Bolivar, que recorrió los caminos de América y del mundo,
creando un maridaje con la guerrilla de Colombia la mayor red del narcotráfico
del mundo contemporáneo, para satisfacer
y enriquecer a los militares y sus familias, que le acompañaron en su
asonada militar, entregándole posiciones de administración y gerencia sin saber
un comino de lo que tenían que hacer. De
esa forma y manera destruyo las instituciones de Venezuela, trunco su
desarrollo económico social y educativo, utilizando como excusa la reivindicación
del legado bolivariano, y logro constituir una oclocracia dejando como heredero
de su legado a otro personaje, sacado del albañal mas putrefacto de la
política, que ha descarnado la realidad del socialismo del siglo XXI, al
convertir al país porcentualmente más rico de América Latina en el hazmerreír
del mundo, al extremo que según los indicadores de los estudios
socioeconómicos, el sector de la población que más ha crecido es la pobreza
extrema.
En
fin ha sido traumática la historia venezolana durante los finales y principios
de los siglo XVIII, XIX, XX y XXI, al
ser regida por déspotas y cuando pensábamos que nos encaminábamos al desarrollo
armónico del país, tuvimos el infortunio de que la bota militar con piel de
cordero llego al poder para destruir a Venezuela.
Pero
este debemos superarlo, debemos seguir insistiendo, a pesar del fraude
constituyente, tenemos que asistir y participar en las elecciones regionales,
tenemos oportunidad de ganar la mayoría de las gobernaciones y para ello
nuestros testigos en las mesas electorales serán los paladines de la
construcción de la nueva era republicana. Aquí en Vargas nuestro camino hacia
ese nuevo amanecer lo lidera un joven
formado en la universidad irreverente que pario la generación de 1928 y
del 2007, de esa ubre nacio Jose Manuel Olivares.
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