Por Claudio Nazoa
En Venezuela está de moda odiar. Los
odiadores de las redes, entre más incultos e ignorantes son, más insultan y
vilipendian. No escriben para proponer soluciones. Lo hacen por egocentrismo,
para sembrar cizaña y por ganas de figurar.
Los odiadores tienen una enfermedad
mental. Necesitan que alguien les haga caso a sus insultos para ver si por
carambola, ganan seguidores. Los más expuestos al escarnio de estos necios del
teclado, que generalmente se escudan con pseudónimos, somos quienes escribimos
en los medios.
Lo mejor, esto lo sé por experiencia,
es no responder. En cierta ocasión contesté a uno de ellos y de sesenta
seguidores, el tarugo pasó a ocho mil, gracias a que le hice el favor.
En ambas partes existen odiadores en
vivo. Ellos no aceptan que uno piense medianamente diferente. Si lo haces, te
despellejan. Esta categoría de odiadores dan la cara y generalmente son
familiares, conocidos o amigos.
La maldición del odio se ha apoderado
de muchas personas quienes, sobrados y llenos de sabiduría, comentan cosas como:“Chico,
el problema de la oposición es…”. Hablan como si no fueran de la oposición.
Descalifican, caen en lugares comunes, dicen sandeces, improperios, medias
verdades y calumnias sin ton ni son. En medio de su sapiencia y
grandilocuencia, te miran con desprecio y te lanzan un: “¡Por Dios, no seas tan
ingenuo…”. “Ellos son todos una cuerda de traidores…”. “A mí me consta que
fulano de tal se reunió con…”.
Estos odiadores tienen tres cosas en
común: son cómodos, necios y destilan su odio tomando café y tecleando el
celular o la computadora. Además, nunca, ¡pero nunca!, ofrecen una solución.
Haber participado en marchas, trancazos
o vigilias, no da licencia para convertirse en odiador del teclado. Vamos a
disimular que nos queremos mientras, entre todos, salimos de esto. El enemigo
está allá, no acá.
Y no es que no tengamos derecho de
criticar a los dirigentes de la MUD. Hay que ser críticos. Sí. Pero antes,
preguntémonos: ¿Qué habría hecho yo? ¿He dado mi cara, he entregado mi familia,
bienes, sueldo, libertad y comodidad como lo hacen aquellos a quienes hoy
destruyo? Y por último: ¿Estoy dispuesto a echar plomo o a votar?
Cuando estén claros, se les aceptará la
odiadera. Mientras, hagan el favor de callarse la boca. Controlen el dedo en
WhatsApp. Dejen en paz a quienes están echándole bola y vamos a votar, porque
echar plomo, además de que no sé, me da miedo.
Qué odio me ha producido escribir este
artículo.
28-08-17
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