Por Antonio Pérez Esclarín
Al único que le conviene que
no haya elecciones de gobernadores es al Gobierno. La fanfarronada de
Maduro de que ganarán las 23 gobernaciones oculta la convicción y el miedo de
que, en unas elecciones transparentes, las perderán todas o casi todas. El CNE
convocó a elecciones en primer lugar para lavarse la cara ante el
mundo vendiendo la imagen de que aquí no hay dictadura, y, en segundo
lugar, con la ilusión de dividir a la oposición o de que, muchos
opositores decidan abstenerse y no ir a votar. Como piensan que la oposición
está viviendo momentos difíciles, las adelantaron a Octubre, con la
esperanza de que no tengan tiempo para montar una estrategia fuerte y única.
Espero que no caigamos en la trampa ni terminemos haciéndole el juego al
Gobierno. Espero también que los líderes de la oposición no piensen en
sus intereses personales y estén dispuestos a renunciar a sus aspiraciones en
pro de una candidatura única. Sería imperdonable que la oposición fuera
en algunos Estados con varios candidatos para, de ese modo,
entregar la gobernación al candidato del Gobierno. Si bien es cierto que la
democracia es expresión de la pluralidad, se trata en estos momentos de salvar
a Venezuela y demostrarnos y demostrarle al mundo que somos una abrumadora mayoría
que elegimos el camino democrático del voto. Por eso rechazamos cualquier
salida militar, tanto interna como externa. El mejor servicio que Trump puede
hacerle a Maduro es amenazar a Venezuela con una intervención militar, que
rechazamos rotundamente. No queremos militares extranjeros en Venezuela ni
gringos, ni cubanos.
La lucha por recuperar la
democracia hay que darla en todos los frentes: en la calle con movilizaciones
masivas, no violentas y muy creativas; en los medios de
comunicación; en el trabajo; en las conversaciones con la
gente; en el ámbito internacional, y también en
el frente electoral, que es el basamento fundamental de la
democracia. El mundo va a estar con los ojos puestos en esas
elecciones y no le va a ser fácil al Gobierno cometer un nuevo fraude
electoral, por mucho que la Constituyente haya renovado en el cargo a las
cuatro damas del CNE lo que una vez más demuestra su carácter sumiso.
Además, aunque el árbitro siga vendido, no le va a ser posible ganar un partido
cuando el otro equipo tiene los jugadores y la fuerza para meterle
una goleada.
Muchos están convencidos de
que las dictaduras no salen con votos, pero yo más bien pienso que en
Venezuela, con una cúpula militar al lado del poder, debemos
drenar nuestra angustia y descontento saliendo a votar masivamente para
gritarle al mundo que no queremos ni golpes ni intervenciones, ni que
nos impongan un gobierno a la cubana, con un único partido y una
farsa de elecciones sin opositores. La consulta de julio evidenció que la
mayoría queremos resolver nuestras dificultades por medio del voto.
No ignoramos que las elecciones no se dan en términos equitativos
pues el gobierno utiliza todos sus recursos para imponer a sus candidatos, pero
eso debería motivarnos a combatir con más vigor y esperanza. Los espíritus
aguerridos se crecen en las dificultades.
22-08-17
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