Por Jesús
Alexis González, 21/08/2017
Sálvese
quien pueda, hace referencia a una
famosa comedia cargada de enredos y malos entendidos que se desarrolla en una
Clínica, y culmina con un final
inesperado inducido por circunstancias imprevistas originadas por confusiones
emanadas de la intención de los involucrados de evitar que los “secretos” de la
Clínica quedasen al descubierto. Dicha expresión ha trascendido en el tiempo para
dar a entender que no se puede evitar un
peligro inminente.
El tránsito hacia la
destrucción de Venezuela (de viable recuperación con otra conducción),
fue facilitado por la actuación
incrédula de muchos y por la anuencia
acomodaticia de otros tantos en relación al avance comunista al
punto que el 12/Jun/2012 la pre-dictadura
revolucionaria presentó un Programa de Gobierno en aras de “darle rostro y sentido a la Patria
Socialista” pulverizando previamente, señalaron, la forma de Estado burgués
y su formación socioeconómica de carácter capitalista en conjunto con el modelo
rentista petrolero para dar paso a un modelo
productivo socialista (¿?); siendo que cinco años después nos encontramos sin lo uno y sin
lo otro. Tal abstracta orientación de gobierno, se dio a conocer como la Propuesta del Comandante Hugo Chávez para
la Gestión Bolivariana 2013-2019, que en lo especifico de la materia
económica enfatiza en el “manejo soberano del ingreso nacional para emplearlo
en los objetivos socialistas” en función de construir, sostienen, un nuevo tejido
productivo basado en innovadoras relaciones sociales de producción para
impulsar y consolidar una economía productiva, redistributiva, post-rentista y
post-capitalista (¿?) sustentada en la propiedad pública, social y colectiva de
los medios de producción. De igual modo, afirman, estructuraran un sistema de
integración de las redes productivas para potenciar el aparato productivo
nacional en pro de fortalecer un “sistema
de distribución directa de los insumos y productos de consumo final” (¿Clap?)
a través de cadenas de distribución Estatales, Comunales y Mixtas, en el marco
de un Sistema Económico Comunal en
armonía con un tejido productivo diversificado y sustentable para garantizar en
desarrollo nacional (¿?). Hoy, con nostalgia
retrospectiva, a muchos les embarga una rabiosa insatisfacción por haber sostenido que todos esos planteamientos socialistas de corte
dictatorial no pasaban de ser una amenaza para intentar mantener atemorizado y acorralado cualquier
pensamiento en contra de la revolución, incluida la paralización conductual generada
por el terror propiciado por la maquinaria comunista con injerencia cubana;
pero que en todo caso nuestro país, sostenían
con “grito silencioso”, no vería nunca tal atrocidad contra la libertad habida
cuenta del “talante democrático del
venezolano” ahora amparados, decían, por la Constitución Nacional de 1999,
la “mejor del mundo” según alardeaban los “revolucionarios”, por contar con el “derecho de autor” de Hugo Chávez Frías y
por tanto como él mismo sostenía: dentro
de la Constitución todo fuera de ella nada; y como en efecto es ni el
socialismo y mucho menos el comunismo aparecen mencionados en el texto
Constitucional.
La ausencia de un modelo
económico durante el desastroso período chavista-madurista-militarista-cubanizado,
se ha traducido en una desatención a la verdad incontrovertible en cuanto a que
el crecimiento económico es el resultado
de un aumento continuo de la actividad del aparato productivo en
concordancia con una mejora en el nivel de empleo con evidente efecto en la
disminución de la pobreza y del hambre, ante la presencia de un equilibrio en
las variables micro y macroeconómicas puestas al servicio de los seres humanos
y sus necesidades a la luz de la creación persistente de trabajo decente y digno con obvia repercusión
en la elevación del nivel y calidad de vida. El “por ahora” en Venezuela, es un claro reflejo de como un grupo que
fracasó en su intento de alcanzar el poder mediante un golpe de Estado pudo luego asumirlo gracias a un proceso electoral transparente y
constitucional sin haber abandonado mentalmente la inquietud golpista ni tampoco incorporado al sendero democrático;
pero haciendo uso de un populismo de aparente “rescate” social que centró su
estrategia en impulsar la percepción en los menos favorecidos de su
incorporación a la sociedad civil , bajo el discurso de estar elevando la atención y dignidad de los
pobres al ¡tiempo de mantenerlos en la pobreza! Cínica falsedad que
dieciocho años después sigue siendo el
“único programa de gobierno” del socialismo petrolero, ahora en
manifiesta decadencia ante la caída tanto del volumen de producción como del
precio promedio internacional de los hidrocarburos, a la par de un sector no
petrolero de la economía prácticamente paralizado; o lo que es lo mismo: un programa de gobierno sin petróleo y sin
producción interna, apenas subsistiendo mediante la emisión de dinero
inorgánico en “complicidad” con una atormentante estanflación (estancamiento e inflación).
Ha de llamarnos profundamente la atención, el
dictatorial deseo de los ex golpistas por
perpetuarse en el poder a sangre y represión siendo que no han perfilado alguna imagen-objetivo
de crecimiento y desarrollo económico que “aspiren alcanzar” en favor de la
población, lo cual facilita suponer la
existencia de intenciones soterradas alejadas del bienestar ciudadano, como bien lo “cuantifica” el Índice de Calidad Institucional (ICI) difundido en Mayo 2017 por el
Centro de Investigación del Conocimiento Económico para la Libertad (Cedice
Libertad), que ubica a Venezuela entre los 25
países con la peor institucionalidad del mundo habida cuenta que sus
instituciones (obviamente) tanto políticas como de mercado son las más débiles y viciadas de toda América Latina;
al punto de situarnos a nivel mundial en el puesto 184 entre 191 países por debajo entre otros de Siria,
Zimbabue y Cuba (¡sin comentarios!) con el agravante que en los últimos veinte
años (toda la etapa de la “revolución”) hemos caído 75 puestos en calidad institucional. Vale citar, que ICI pondera ocho indicadores: 1.- Estado de Derecho, 2.- “Haciendo Negocios”, 3.- Voz, 4.- Rendición de cuentas, 5.-
Libertad de prensa, 6.- Percepción
de corrupción, 7.- Competitividad
global, y 8.- Índices de libertad económica.
Reflexión final: El pueblo venezolano contrario a la intención dictatorial comunista (más del 80%),
igualmente se siente desorientado en
cuanto a cómo impedir esa aspiración
totalitaria (sobre el qué no existe
duda alguna) al punto de encontrarse en un “sálvese
quien pueda” vinculado con la percepción de estar en un escenario de peligro inminente (no necesariamente
inevitable) en nada relacionado con un “deseo” de huir aterrorizados o
decepcionados. A tenor de esto
último, hemos de asumir la existencia de un peligro inminente de doble entrada: 1.- Avance de la dictadura; 2.- Repliegue de los demócratas. Siendo
así, debemos deslastrarnos de la cómoda
externalidad: la culpa es de otros, y tomar el camino que nos ofrece el
Art. 5 Constitucional: La soberanía
reside intransferiblemente en el pueblo, quien la ejerce directamente en la
forma prevista en esta Constitución (…).
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