Eddie A. Ramírez 24 de octubre de 2018
Corruptos
o perversos son quienes causan daño o engañan con mala intención. Maduro es
corrupto, no solo por su responsabilidad por los asesinatos, torturas, exilios
y otras violaciones a la Constitución, sino también cuando declara que “estamos
listos para llenar a China de productos made in Venezuela” y que “llueve,
truene o relampaguee exportaremos un millón de barriles por día a China”. El
general Padrino y el almirante Ceballos son corruptos al sostener una
narcodictadura y al pretender hacernos creer que nuestra Fuerza Armada puede
impedir una invasión de los estadounidenses.
Rafael
Ramírez es corrupto por su gestión al frente de Pdvsa y cuando declara que
“Chávez prestaba mucha atención a las críticas y nunca hubo persecución
política” y cuando anuncia impúdicamente que “si hubiera guardado los
expedientes los tendría en salsa a todos”. Tarek Williams Saab es corrupto al
tratar de hacernos creer que Fernando Albán no fue torturado, como consecuencia
de lo cual fue defenestrado o desesperado se lanzó por la ventana, así como
cuando declara que es un delito hablar de asesinato, cuando el delincuente es
él por no enjuiciar a quienes detuvieron ilegalmente al luchador social y,
desde luego, a sus asesinos.
También
son corruptos los jueces, fiscales y ministros que avalan las violaciones a la
Constitución y otras irregularidades. Igualmente los embajadores que
representan un régimen tiránico violador de los derechos humanos, que es
rechazado por los gobiernos democráticos del mundo.
En la
oposición hay muchos frustrados por las dificultades para salir del régimen
narcototalitario. Quizá por esa frustración, que afecta tanto el bienestar
mental, como el económico, leemos frecuentemente artículos y twitters de
opositores que descalifican a quienes están en la misma trinchera, pero que
difieren en cuanto a estrategias para sacar a Maduro y a su caterva de
corruptos. Seguramente en la oposición hay algunos corruptos, pero son la
excepción. Lo que sí abundan son los intolerantes.
Algunos
piensan que no es conveniente votar con este CNE y con el control que ejerce el
Ejecutivo sobre parte de la población. Otros consideran que, dado el
arrodillamiento y corrupción del Alto Mando Militar y del TSJ ilegítimo, y la
presencia de cubanos fidelistas, la única solución es la intervención militar
extranjera. No falta quienes cifran sus esperanzas en el TSJ legítimo y en un
gobierno en el exilio. ¿Acaso por ello son imbéciles, como los tilda un
articulista? Por otra parte, otro grupo opositor predica que es necesario votar
y rechaza cualquier intervención extranjera ¿Acaso por ello son colaboracionistas
del régimen, como predica otro articulista ?
Mencionamos
los casos de los dos articulistas porque son ciudadanos con buena formación
política y sin duda opositores.Tienen derecho a opinar, pero el lenguaje
utilizado ocasiona daño a la unidad que requerimos como condición necesaria,
aunque no suficiente para salir del régimen. Desde luego, también los twitteros
recién llegados a la política deben opinar y criticar, pero ojalá sin insultar.
No es constructivo, por decir lo menos, que se maltrate a ciudadanos de
trayectoria democrática y firme opositores como Eduardo Fernández y Moisés Naím
solo porque sus opiniones no sean del agrado de determinados articulistas y
twitteros.
Somos
partidarios de no votar si no se logra una presencia masiva de observadores
internacionales dispuestos a denunciar las tracalerías y si no se habilitan a
todos los partidos; pero si la decisión es no votar hay que presentar un plan
de gobierno, seleccionar un vocero principal, seguir protestando y desnudando
al régimen. Negociar no es un delito, mientras no se cedan principios y
valores, se cuente con buenos negociadores y facilitadores y suficiente presión
interna y externa para que el régimen ceda en lo fundamental. Una intervención
militar extranjera se justificaría por las violaciones a los derechos humanos,
la necesidad de ayuda humanitaria, la injerencia cubana y por los problemas que
el narcotráfico y la emigración causan a otros países. Sin embargo, esa acción
pareciera no contar con aval internacional y produciría consecuencias políticas
ulteriores indeseables.
Como (había) en botica: La
versión de los sauditas sobre la muerte del periodista Khashoggi es tan falsa
como la de Tarek sobre la muerte de Albán. Tarek sacrificó la verdad para
proteger a los esbirros del Sebín. Evidentemente ambos fueron asesinados. Solo
mucho después que las autoridades españolas actuaron contra el ex viceministro
de Energía de Chávez, Nervis Villalobos, es que nuestra fiscalía solicita su
captura a Interpol. Seguramente es para que no cante. Excelente la ponencia de
Allan Brewer-Carías en Seminario en la Universidad Carlos III de Madrid sobre
“La demolición del Estado democrático en Venezuela”. En el mismo menciona la
tesis doctoral “secreta” presentada en la Universidad de Zaragoza por Gladys
Gutiérrez, ex presidenta del TSJ¡ No más prisioneros políticos, ni exiliados!
Eddie
Ramirez
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