Luis Manuel Esculpi 30 de octubre de 2018
Cada
vez que transitó por la autopista y pasó de la plaza Venezuela observo que la
fachada de la estructura donde funciona el mercado bicentenario, está cubierta
con propaganda del banco que lleva el mismo nombre de la plaza, viene a mi
memoria que anteriormente esos espacios estaban decorados con obras del maestro
Regulo Pérez, premio nacional de pintura.
La
sustitución de las obras por la propaganda del banco, se produjo inmediatamente
después que el amigo Regulo, rompió nexos con él oficialismo y firmó la
solicitud del referéndum revocatorio contra Maduro. Una demostración más del
sectarismo y del utilitarismo de quienes gobiernan el país.
Igual
comportamiento en general se expresa con el otorgamiento de los premios
nacionales, en los de periodismo es más que evidente la conducta parcial y
sectaria, cuando son galardonados principalmente los profesionales que trabajan
en los medios oficiales.
Su
intolerancia llega al extremo de pretender ignorar los logros de numerosos
compatriotas, cuya meritoria labor en el campo de las ciencias y las artes han
sido reconocida internacionalmente; solo por no ubicarse en esa zona, cada vez
más reducida, de quienes respaldan el régimen actual.
El más
reciente ejemplo de lo que señalamos, lo constituye la actitud del gobierno
ante el premio Reina Sofía, el más representativo de habla hispana en su
género, del cual se hizo merecedor el insigne poeta venezolano Rafael Cadenas;
quien en su discurso en una de las universidades más antigua del mundo, la de
Salamanca, al referirse a nuestro país pronunció en un breve y muy elocuente
aparte conceptos que ilustran la situación que confrontamos los venezolanos: ”
En otro ámbito, el de la política, permítaseme una referencia diferente el motivo
que nos reúne. Hay palabras tan principales como aquella, por ejemplo,
libertad, justicia, democracia, civismo, honestidad; las cuales cuando se
ausentan de un país tornan muy difícil para sus ciudadanos el hecho de vivir
realmente. Esas palabras, además, deben corresponder a lo que designan, si no
habría que recurrir a lo que Confucio llamaba la rectificación de los
nombres…”. Si mal no recuerdo leí una vez , en algún lugar, una reseña al autor
de “Los cuadernos del destierro” y de Derrota”, famoso poema con el cual hoy no
está muy de acuerdo,una frase donde afirmó: ” y eso es un poeta; alguien que
rectifica”.
Hace
ya un poco más de un trienio escribí un artículo con este mismo título a
propósito del premio Ortega y Gasset, por el diario español El País a Tal Cual,
fue la manera de testimoniar mi reconocimiento y pláceme a un amigo y compañero
de siempre Teodoro Petkoff; en esta oportunidad lo hago para expresar mi
respeto y admiración por el poeta galardonado.
Los
dos personajes tienen una trayectoria militante en común y son grandes amigos.
Además en paralelo han vivido procesos de rectificación semejantes, lo que
constituye una virtud, sobretodo cuando no es habitual en nuestro país, el
reconocimiento de los errores y la manifiesta voluntad de rectificarlos. Con
Teodoro vivi muy cercanamente ese proceso, con Cadenas a través de la lectura
de su obra y de alguna entrevista, siempre con excelente contenido , que de vez
en cuando concede a los medios de comunicación, también por algunas referencias
de su hermano ” Chemaría” con quien compartimos desde hace muchos años lazos de
compañerismo y amistad.
Expresamos
nuestro regocijo y complacencia porque a pesar de todas las complejas
dificultades que confrontamos, siempre hay razones que incentivan la lucha por
el cambio, anunciando la posibilidad de conquistar un mejor país, contando con
recursos humanos capaces de vencer las dificultades y conducirnos por senderos
de ” libertad , justicia, democracia, civismo y honestidad”. Siendo esos los
propósitos bien vale la pena persistir en esta lucha.
Luis
Manuel Esculpi
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Para comentar usted debe colocar una dirección de correo electrónico