Gonzalo González 17 de octubre de 2018
Se
habla, se escribe, se especula y también se calcula en algunos círculos y
grupos sobre una transición; más bien sobre La Transición, por supuesto se
trata del proceso (¿en marcha?) de la salida acordada – ¿por quiénes?, no se
sabe – del régimen chavista.
Sólo,
si poderes fácticos de mucha envergadura, léase presión irresistible de la FAN
y/o de los poderes internacionales es posible que esté en marcha y de manera
bastante discreta una negociación para facilitar “La Transición”.
De no
estar sucediendo lo arriba anotado estamos en presencia de una especie de
leyenda urbana o de un ejercicio teórico de escenarios o de una sustitución de
la realidad por unos deseos y deseos no empreñan, como se sabe.
Al
respecto es pertinente plantearse si el régimen tiene incentivos para negociar
su salida del poder, si percibe que la situación se lo puede llevar por
delante, si su vocación de poder y su voluntad de resistir (una de sus
principales fortalezas) comienzan a resquebrajarse sin remedio ni remisión.
No pareciera ser éste el posicionamiento de la
nomenclatura chaviana. Saben que su situación es harto complicada y difícil,
que están sentados sobre un volcán, cabalgando un tigre, pero dispuestos a
quedarse
La
Dictadura confía en superar sus limitaciones y debilidades, de hecho lo ha
venido consiguiendo, por la concurrencia de varias circunstancias: el mundo
opositor- aunque mayoritario- es débil, está disperso, sumido en una crisis de
representatividad y liderazgo, con algunos partidos perseguidos y parcialmente
desmantelados, porque la creciente contestación social no es todavía lo
suficientemente fuerte, extendida y articulada para amenazar la gobernabilidad.
Porque el rechazo y las acciones de la comunidad internacional democrática no
son suficiente para poner en riesgo su permanencia en el poder y porque saben
que en el corto plazo es improbable una intervención militar internacional.
En
definitiva, como dicen algunos, el régimen disfruta de una “estabilidad
precaria” (pero estabilidad en todo caso), que para revertirse requiere la
modificación de algunas situaciones y las mismas necesitan tiempo para madurar.
Vista
las cosas así, es forzoso concluir que la verdadera transición en progreso es
hacia la conversión de Venezuela en una versión endógena de la Cuba castro-
comunista. Proceso que ha avanzado mucho y que el oficialismo, en una nueva
jugada política, pretende consolidar mediante la constitucionalización de la
dictadura
Lo
ocurrido con Fernando Albán y Loren Saleh es monstruoso. Albán a todas luces
asesinado por disentir y Saleh (injustamente privado de libertad) desterrado
para tratar de mitigar el rechazo internacional al asesinato de Albán. Una
prueba más de dos cosas: el chavismo está dispuesto a hacer cualquier cosa para
conservar el poder y de la cubanización del país.
Gonzalo
González
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