Julio César Arreaza B. 28 de octubre de 2018
Léase
bien, 21 países califican al régimen venezolano de criminal, y de haber
destruido todos los órganos de los poderes públicos. Los faltos de virilidad
atentaron contra María Corina, la principal artífice de la ruta de la libertad
que significó el 16-7-17. Ese día se erigió la Nación en fuente legitimadora
del Poder Público al radicar en ella la soberanía popular. Rechazamos y
desconocimos una constituyente fraudulenta propuesta por Nicolás Maduro, sin la
aprobación previa del pueblo de Venezuela y violando la Constitución. Ordenamos
a la FA y a todo funcionario público defender la Constitución y respaldar las
decisiones de la legítima Asamblea Nacional. Y mandamos que se procediera a la
renovación de los poderes públicos con arreglo a la Constitución y la
realización de elecciones libres y transparentes así como la conformación de un
gobierno de Unión Nacional para restituir el orden infringido. La ruta es
cumplir el mandato y echar del poder a la narcodicatadura. La voluntad de
cambio es irreversible, la clave es lograr la articulación de fuerzas.
Maduro
es el presidente de un desastre. No hay una economía peor en el mundo. El
clientelismo corrupto ha reducido a ciudadanos en supervivientes menos que
habitantes. Contra tal ignominia nos rebelamos con un volcán de soberanía
popular, trabamos lucha entre la vida y la muerte, el crimen y la justica, la
luz y las tinieblas.
Esta
estafa de mentiras hundió las banderas de la izquierda y de paso, por su
visibilidad lograda a punta de propaganda pagada por la corrupción desacreditó
a la izquierda mundial. El 16-7-17, día de la Virgen del Carmen, la Nación
depositaria de la soberanía popular decidió, mandó, ponerle punto final a la
tiranía bellaca. Ese glorioso día el pueblo se contó, eso no se borra y quedó
fiel registro; el pueblo que manda por encima de los poderes públicos pone fin
a la tiranía y se pronunció por la restitución del hilo constitucional, y dejó
en claro que el fraude constituyente a la soberanía popular no va, porque su
único objetivo es enterrar la democracia y disolver la república. Se conversa
solo para el desalojo del poder.
Sepamos
que el camino de los principios y valores, sin claudicación, nos conducirá a
vencer la ignominia, la mentira y el reino del mal impuestos por el régimen, y
mediante la fuerza y la constancia del camino emprendido, espantaremos los
miedos y erradicaremos la desesperanza sembrada por los cubanos comunistas.
Este camino de fidelidad a la verdad, los principios y la dignidad de la
soberanía popular, cuando todo aparece apagarse, brota con una límpida fuerza
que nos impulsa hacia la meta aspirada; y es que el camino duro con sus idas y
venidas, aunque parezca paradójico, provoca el paso seguro de la incertidumbre
a la esperanza cierta de que el bien le ganará finalmente al mal.
¡No
más prisioneros políticos, torturados ni exiliados!
Julio
César Arreaza B.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Para comentar usted debe colocar una dirección de correo electrónico