Por José Rafael Hernández
Cuando me planteo reflexionar sobre los servicios públicos en Caracas, entiendo que muchas son las cosas por las que comentar. Sin embargo, tengo que dividirlas, son demasiadas cosas que comentar y muy poco el espacio para una página de opinión.
Hoy trato de reflexionar sobre la última parte de nuestra acción como ciudadanos, los desechos sólidos. Otros dirán la basura, a pesar de que en muchos países ya esta parte de nuestras acciones es, también, una fuente de ingresos tanto para las alcaldías como para las empresas que se encargan de ello.
Salgo a caminar por la zona que habito. Una zona de personas clase «media» baja. Donde (antes) teníamos un señor del IMAU que barría todos los días nuestras calles. Pasaba religiosamente el camión del aseo, los martes, jueves y sábado. Cada quién llevaba sus pipotes de basura al sitio, por donde pasaba el camión, que dejaba limpio de desperdicios y cada quién realizaba sus actividades regulares sin tanta complicación: oficios del hogar, personas dedicadas a la producción, mantenimiento, a las tareas de administración pública o privada.
Comienzo a ver cosas que nos diferencian con aquel momento tan «del pasado». Hoy, tenemos que llevar la basura a unos lugares en la vía. Ya no hay contenedores, ni lugares para el depósito de los desperdicios. Por supuesto, los perros (cuando los conseguimos) están allí en esas montañas, tratando de hurgar de las bolsas que depositamos. Pero la mayor parte de las veces, no son los animales quienes se entretienen entre los desperdicios, casi siempre, son seres humanos que tratan de ver qué cosas pueden sacar e incluso comer. Muchas zonas, por donde no pasa el camión se han convertido en vertederos «clandestinos».
Necesitamos que los distintos estratos de la administración pública: local, regional, o nacional traten de ser «buenos conserjes»; la gente los apoya mientras ellos respondan a los intereses de la gente, si no el apoyo desaparece.
No pareciera que existe ninguna preocupación en los niveles del gobierno por resolver el asunto de los desechos sólidos, de manera definitiva. Diría alguien por allí: la basura es un tesoro, menos para la gente que hoy trata de gobernarnos.
Trato de imaginarme un futuro para mi zona: veo cada cien metros no un contenedor sino cinco contenedores, con colores, azul para papel y cartón, verde para los vidrios, amarillo para envases y plásticos, marrón para los orgánicos y naranja para todo lo demás. Grupos de barredores con máquinas de barrido que recogen ellas mismas lo que van desalojando. Cada cierto número de días una lavadora de vías y aceras. Sin vertederos ni públicos ni clandestinos.
En fin, no regresar al pasado, pero tampoco mantenernos en un presente caótico sin salidas. Nada más, tratando de caminar como los demás países, hacia un modelo que nos valore como personas y como ciudadanos que elegimos y solicitamos cuentas a quienes nos gobiernan. Nada más…
https://talcualdigital.com/los-desechos-solidos-en-la-caracas-de-hoy-por-jose-rafael-hernandez/
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