Fabiana Rondón 24 de julio de 2022
@RondonnFabiana
Su
fundadora es Lizabeth Rangel, una venezolana y licenciada en Administración que
se fue a Argentina a reinventarse.
En el
barrio porteño de la Recoleta, en Buenos Aires, hay un pequeño lugar con sabor
a Venezuela. Al menos así lo han percibido varios de sus comensales:
venezolanos que emigraron a Argentina y que encontraron en ese espacio lo mejor
de la panadería criolla que tanto extrañan de su país natal.
El
nombre de este establecimiento es Panadería Venezolana Donna. Su fundadora es
Lizabeth Rangel, una venezolana y licenciada en Administración que poco tenía
que ver con la repostería hace cinco años cuando emigró. Sin embargo, tras
llegar a Argentina decidió reinventarse.
Rangel
cuenta a la Voz de América cómo, junto a su hermana,
lograron emprender lejos de casa, y además convertirse en referencia a la hora del
desayuno, no solo para los venezolanos, sino también para los argentinos.
Un salto arriesgado
En
Argentina, el desayuno a base de algo dulce es bastante común. Lizabeth estaba
consciente de ello, así que inicialmente planteó la idea de abrir una panadería
argentina. En 2018 se concretó él emprendimiento, pero la continua llegada de
migrantes venezolanos preguntando por productos de Venezuela fue lo que le hizo
darse cuenta que había un mercado que no estaba siendo atendido.
Rangel
cuenta que comenzaron a agregar productos venezolanos a su negocio de forma
progresiva. Finalmente decidieron especializarse solo en panadería venezolana y
allí surgió la idea de cambiar el negocio. Se mudaron de local tras encontrar
un fondo de comercio y abrieron la Panadería Venezolana Donna.
“Todos
los venezolanos que están acá, como nosotros, tienen la necesidad de comer
comida venezolana así que dijimos: 'vamos a aventurarnos con esto'. Nuestra
sorpresa fue la aceptación (…) Comenzamos por el cachito, que siempre ha sido
nuestro producto premium, y luego fuimos incorporando otros productos como: el
pan de queso, los pastelitos, las quesadillas, el pan dulce. Poco a poco fuimos
incluyendo productos hasta llenar nuestras vitrinas de productos venezolanos”,
recuerda en entrevista a la VOA.
Lizabeth
destaca que sus inicios como emprendedora no fueron fáciles. A su juicio,
emprender es difícil en cualquier país del mundo y en su caso, el éxito de la
panadería se debe principalmente a que, cuando emigró en 2017, lo hizo enfocada
en lo que quería hacer una vez llegara a Argentina.
También
ha jugado un papel importante la calidad de sus productos, la ayuda que le
brindaron en el proceso venezolanos y argentinos y los cargos administrativos
en los que trabajó cuando apenas llegaba a Argentina, los cuales le permitieron
conocer más a fondo la cultura de los habitantes.
“No es
sencillo emprender. Ni en Venezuela, ni en Argentina, ni en cualquier país del
mundo. Pero claro, es más difícil cuándo estás lejos de tu país. Pero nosotras
venimos enfocadas en emprender acá. Vendimos todos nuestros bienes. No tenemos
ni un par de zapatos de Venezuela", afirma.
Los
frutos del esfuerzo
Si al
inicio solo había un par de productos venezolanos en la vitrina, ahora el
panorama es totalmente otro. La panadería tiene una oferta tan amplia que es
complicado mencionar todo el menú, incluso para su dueña.
Sin
embargo, Rangel destaca varios de sus productos estrella, entre estos, los
cachitos rellenos de queso llanero, jamón y tocineta, el pan campesino, el pan
de queso, los pastelitos de hojaldre, las empanadas, las bombas y los mini
lunch, los cuales destaca, “son los favoritos de los argentinos, siempre los
piden”.
“Es
increíble. Estamos orgullosas. Los argentinos al principio te preguntaban, eran
muy curiosos. Ya a estas alturas vienen y te dicen: 'dame una empanada de
pabellón, un cachito’. Eso me hace sentir orgullosa, no tengo palabras”,
expresa.
La
Panadería Venezolana Donna también vende jugos naturales de guayaba, parchita,
papelón con limón, y, en toda la oferta, solo un producto argentino que piden
con mucha frecuencia venezolanos y locales: el chipá (bollos de queso
horneados).
Rangel
destaca que su panadería trata de brindar toda una experiencia criolla, cuyo
objetivo final es que los comensales (mayormente venezolanos) se sientan más
cerca de casa. Pero, sin planearlo, también acercó más a los argentinos a la
gastronomía venezolana.
“Nos
motiva que vengan venezolanos y nos digan: 'nos encanta, nos hace sentir en
Caracas, en Mérida, son como los pastelitos de la esquina de mi casa'. Ese
agradecimiento de los venezolanos que viven y sienten a Venezuela más cerca
comiéndose un cachito, tomando un jugo de guayaba, eso es muy motivador y no
tiene precio. Es increíble poder ofrecer eso”.
Otro
aspecto que las impulsa, de acuerdo con Lizabeth, es que estén surgiendo
negocios similares en Argentina. “Eso significa que hemos avanzado. Eso hace que
cada día hagamos un mejor trabajo, porque queremos ser los mejores”, resalta.
En esa
búsqueda por ser los mejores, Lizabeth espera poder expandir a toda Argentina
la Panadería Venezolana Donna, para ello sueña primero con crear un centro de
producción.
“Queremos
expandirnos. Abrir un centro de producción y comenzar a abrir locales en Buenos Aires, Córdoba. Estamos en
eso, esperamos que baje un poco el tema económico. Queremos que lleguen
nuestros producto a toda Argentina”, dice.
Por
ahora, en pro de lograrlo, Lizabeth, su hermana, y los 20 empleados venezolanos
que trabajan en la panadería, continúan horneando y ofreciendo a migrantes y
locales un poquito de Venezuela en Argentina.
Tomado
de: https://www.vozdeamerica.com/a/panaderia-buenos-aires-sabor-venezolano-/6668322.html
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