Por Froilán Barrios
@froilanbarriosf
Cuando leemos la reciente Ley Orgánica de las Zonas Económicas Especiales publicada en Gaceta Oficial Extraordinaria N° 6.710 del 20/07/2022, conviene reflexionar sobre el modelo económico que promueve el régimen chavista. ¿Será que se quedaron sin referencia ideológica? ¿Qué pasó con los viejos manuales que indicaban que el socialismo era el primer paso de transición al Estado comunista? ¿O será que Maduro y su tropa abrazaron el tan odiado capitalismo?
En efecto, en días pasados escribíamos sobre la plusvalía chavista, ahora debemos ir a las fuentes que han inspirado tanto verbo redentor en cuanto al modelo económico y de Estado, desde el XVIII Brumario de Luis Bonaparte hasta el Estado y la Revolución de Lenin. En dichos textos se resumían 2 etapas, la primera, socialista donde la dictadura del proletariado fulminaría la propiedad privada y exterminaría a la burguesía, para luego abordar una segunda fase, el paraíso del estadio comunista donde desaparecerían las clases, la explotación del hombre por el hombre y todo género de yerbas aromáticas.
La realidad pintó distinto el curso de la historia durante el siglo XX, la URSS surgida luego de la Revolución de Octubre en 1917, posteriormente se convirtió en la patria del socialismo real estalinista y en un rotundo fracaso, al punto de que Mijaíl Gorbachov, su último mandatario 70 años después (1988), opinó: “Imagínese un país que vuela al espacio, lanza Sputniks, crea un sistema de defensa así y no puede resolver el problema de las pantimedias de las mujeres. No hay pasta de dientes, ni jabón en polvo, ni las necesidades básicas de la vida. Fue increíble y humillante trabajar en un gobierno así”. Según los datos económicos la baja productividad de la economía soviética representaba un tercio de la productividad de la economía norteamericana y una de las causas de su derrumbe.
Si nos ubicamos en el presente siglo, aun cuando el chavismo ha sido el propagandista del socialismo del siglo XXI, se quedó sin referente ideológico global de ese corte, ya que la Rusia de Putin derivó en un capitalismo mafioso, encabezado por un orate que se cree heredero de Pedro el Grande y de Stalin, convertido de paso en restaurador de la decapitada URSS e invasor de Ucrania. Entre tanto la China de Xi Jinping se muestra como la potencia capitalista de mayor crecimiento económico sostenido desde 1990, ubicada de segunda a la zaga de Estados Unidos.
Lo demás es llanto y melodía. Las dictaduras que hablan hoy en nombre del socialismo real como lo son Cuba y Corea del Norte son cuentos de la cripta, en realidad son sociedades depauperadas, sometidas por mandatarios crueles, desprovistos de toda condición humana, cuyas políticas son la muerte y la miseria generalizada, como método para mantenerse en el poder.
En ese escenario patético se desenvuelven Maduro y su jauría. Para ellos los empresarios de Fedecámaras son un mal necesario sin remedio, quienes deben permanecer como fuente de divisas segura ante la caída brutal de la industria petrolera, y sobre todo por su incapacidad gerencial puesta en evidencia durante dos décadas de expropiaciones, sin lograr promover una economía estable. Por otra parte, a los empresarios les toca torear a la bestia ignorante, de instinto depredador de todo lo que genere divisas en medio de una maltrecha economía.
Esa contradicción igualmente la demuestra en el campo de los trabajadores, a quienes dice amar, y por el contrario los ha condenado a un estado de postración como jamás se conoció en la historia de las relaciones de trabajo en nuestro país. En verdad no ha dejado hueso sano en ningún sector laboral, trabajadores formales públicos, jubilados y pensionados, desempleados, campesinos, consiguiendo un respirito los del sector privado que mantienen contratos colectivos, ya que en su conjunto subsisten en la precariedad absoluta por la caída pronunciada de los servicios públicos y la implacable inflación.
En medio de este escenario impone una Ley de Zonas Económicas Especiales que agrava aún más la economía nacional, clama por la inversión del capital transnacional con múltiples ventajas de exoneración de impuestos, mientras hostiga al capital nacional cuyos voceros advierten que «el país no se va a arreglar con la Ley de las Zonas Económicas Especiales, pero hay que reconocer que cada paso en la dirección correcta es positivo», aun cuando el tema es la voracidad fiscal, no solo municipal sino también con el Impuesto a las Grandes Transacciones Financieras.
Así también destacan que «la economía en general está reducida en 75% del producto interno bruto y es necesario ahora crecer 400%. Lo más importante es tomar los correctivos necesarios para que el crecimiento sea parejo, porque no hay equidad, hay sectores que siguen sufriendo la crisis económica», posición que contradice la manipulación del autócrata mandatario de imponer el discurso propagandístico de una recuperación económica microscópica.
Entre tanto, para los trabajadores el contenido de la ley in comento no puede ser peor, a lo largo de sus 36 artículos y disposiciones finales no se identifica ni una sola letra referente a sus derechos laborales, ni el reconocimiento de sindicatos, lo que traduce para los inversionistas un paraíso donde los nuevos patronos podrán contar con mano de obra esclava, sin sindicatos, ni contratos colectivos y con salarios de hambre.
En resumidas cuentas, entre los propósitos de este “novedoso modo de producción” señalados en el artículo 6 de la ley de marras se identifican dos: 1. Desarrollar un nuevo modelo productivo nacional. 2. Promover la actividad económica productiva nacional y extranjera en el territorio nacional. Nada que envidiarles a las zonas de capitalismo salvaje que se identifican en las maquilas mexicanas, Asia del Sureste.
Finalmente, esta campaña de la Venezuela Potencia es una estafa más, como lo han sido los fallidos motores de relanzamiento de la economía de 2015, como lo fue la Ley de Zonas Especiales de 2014, que en absoluto han impactado en forma positiva la condición de vida de la población. La constatación de esta farsa es la conflictividad sociolaboral desatada en nuestro país, más de 2.500 protestas, de las cuales 42% corresponde a los trabajadores y la hemorragia de 2.000 conciudadanos saliendo diariamente despavoridos por nuestras fronteras.
Como podemos ver, cualquier parecido con el capitalismo de Putin no es pura casualidad, como dijera el escritor mexicano Enrique Krauze cuando le preguntaron si Hugo Chávez era un dictador:»Si camina como pato y come como pato, es porque es pato».
https://www.elnacional.com/opinion/venezuela-potencia-con-que-se-come-ese-modelo-economico/
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